Nerea Pérez de las Heras: "Todos los barcos tocaron las sirenas cuando supieron que me había salvado"

Madrid

La estructura social, familiar y, sobre todo, la red de amistades que Nerea Pérez de las Heras ha ido tejiendo a lo largo de toda su vida le ha permitido tener un buen colchón para amortiguar posibles golpes y caídas. Ese 28 de julio de 2023 estaban todos, o por lo menos una representación de todos sus núcleos, y apareció también Anto Marcé: "El día del accidente había varios barcos que se acercaban y mucha gente quiso ayudar".

"Uno de ellos fue Anto Marcé, que llevaba una zodiac, y por alguna razón yo dije: 'Tú me llevas'. Nos miramos y él dijo: '¿Aguantas?'. Porque claro, si te mueres en la embarcación de una persona es un tema burocrático muy jodido. Y me dijo: '¿Aguantas?'. Y le dije: 'Aguanto'. Y fue él quien me llevó a la playa para que llegara a la ambulancia. Nos volvimos a encontrar hace poco y me contó que después de ese trance que pasamos juntos, volvió a la playa - porque había un montón de gente preocupada - y les hizo una seña como de que ya estaba en la ambulancia, que había llegado bien y de que iba a salir adelante, y se pusieron todos a tocar las sirenas en la playa. Esto me emocionó un montón".

Nerea no ha sido la primera en tener un accidente de este calibre, pero el impacto de su historia fue mucho mayor del que ella misma esperaba. La prensa se llenó de titulares, desde el Marca hasta el ¡Hola!. Esta revista, según explica la comunicadora, entra en su casa en momentos de "resaca, tristeza y crisis". Es un reducto, aclara, de una España "perdida y feudalista" que sirve como desengrasante. "Estuve ingresada un mes en Mallorca y, cuando conté en mi Instagram lo que pasó, salí hasta en el ¡Hola!. No me acuerdo del titular, pero verme ahí en una foto con mi novia es de las cosas más inverosímiles que me han pasado. Unas lesbianas, a la que a una le han cortado una pierna... ¿Cómo íbamos a entrar con esa historia en el ¡Hola!? Pues entramos".

Este sentido del humor y este carácter indomesticable le viene de su madre, de la que "ha heredado todas sus virtudes". El padre le enseñó a amar la pintura, que tampoco le vendría mal cuando empezó la carrera de Historia del Arte. Aunque, todo hay que decirlo: pintar, no pinta. En lo que sí pinta y ha pintado mucho es en su afán por poner encima de la mesa temas candentes para hacer con ellos lo que merece cada uno: entenderlo, criticarlo, darle visibilidad, denunciarlo, reivindicarlo... Y ahora, además de hacerlo profesionalmente en los podcast Saldremos mejores y Lo normal, lo hace a título personal. "Las personas discapacitadas tenemos que estar incluidas en el mundo, igual que los ancianos o los niños. El mundo es para todos y a mí la ley del más fuerte no me sirve. Somos personas realizadas, felices, enamoradas, con sus aficiones y su sexualidad, pero también somos personas a las que nos fastidia la mañana un escalón".

Y no ha querido perder la oportunidad de recordarnos que ella se tuvo que poner a trabajar porque "es autónoma y su mente se lo permitió", aunque reconoce que partía de una posición de privilegio: "El fisioterapeuta me lo tengo que pagar yo, la psicóloga también, los millones de taxis... Y yo tengo unas condiciones de privilegio importantes, por el trabajo que tengo, por las facilidades que me ha dado mi jefa, por ser una figura pública, por mis condiciones económicas... Pero lo ideal es que todo el mundo tuviera la posibilidad de un enorme margen de recuperación en todas las situaciones, sea una reponedora o una enfermera. Que el sistema sostenga que puedas parar".

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