Manuel Jabois, sobre la prohibición del Orgullo en Hungría: "Como Orbán no puede impedir que existan, que no se enseñen mucho"

Madrid

"Cuando se utiliza a los niños entre grandes aspavientos para hacer algo, es para ser malas personas. A veces justificadamente, ojo, pero es una acción censurable que escudas en tu hijo. Cuando alguien dice “lo hago por mi hijo” me echo a temblar: muy grave tiene que ser para hacerlo por tu hijo. Si lo dice un gobierno, hay que irse del país.  

Orbán no ha prohibido sólo el Orgullo. Lo que dicen en general estos partidos, también la filial de Orbán en España, es que ya que los homosexuales existen, porque es inevitable que existan, también los virus existen, tengámoslos en cuarentena. Que no se enseñen mucho. Aquí Vox no prohibió el Orgullo pero propuso mandarlo a la Casa de Campo de Madrid porque en el centro estorbaban. Lo que les estorba es su visibilidad. Hay que proteger a los niños del amor.

Cuando Orbán dice que se prohíben contenidos que “promuevan o muestren desviaciones de la identidad propia correspondiente al sexo asignado al nacer, la reasignación de género y la homosexualidad”, lo que hace es intentar que las chicas y los chicos menores de 18 años se sientan, básicamente, monstruos por no desear lo que desea la mayoría. Y hay muchas cosas estúpidas contra las que pelea esta extrema derecha, pero quizá la más estúpida de todas es pelear contra el deseo. Meterlo en el armario. Pretender ilegalizarlo. Es como querer ilegalizar el hambre. La gente come, va a comer siempre. La gente desea, va a desear siempre. El ensayo Pornocracia de Jorge Dioni. Que dice algo muy adecuado para los heterosexuales gobernantes castradores: probar nos recuerda que no somos una identidad, sino una posibilidad."