Rescatado un pescador tras sobrevivir 95 días perdido en el mar a la deriva
Tuvo que alimentarse con aves, insectos e incluso una tortuga y beber agua de lluvia porque había partido con provisiones para pocos días

Un pescador, rescatado en Perú tras sobrevivir 95 días perdido en el mar a la deriva
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Madrid
Un pescador ha sido rescatado tras sobrevivir 95 días perdido en el mar a la deriva. Ha ocurrido en Perú, se llama Máximo Napa y tiene 61 años. Zarpó el 7 de diciembre de 2024 y se perdió por las malas condiciones del tiempo y las corrientes.
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Se aferró a la vida por su madre y su familia y ha sobrevivido alimentándose con aves, insectos e incluso una tortuga y bebiendo agua de lluvia, porque había partido con provisiones para pocos días.
Fue encontrado por otros pescadores a más de 1.000 kilómetros de la costa de Ecuador, deshidratado y en estado grave. El 15 de marzo fue dado de alta y pudo volar de vuelta a Perú.
Perdido en el Pacífico
Tras pasar 95 días perdido en el océano Pacífico, Máximo Napa asegura haber sobrevivido comiendo cucarachas, pájaros y tortugas marinas. Había salido de pesca desde Marcona, ciudad de la costa sur peruana, y llevaba víveres para un viaje de dos semanas, pero a los diez días, un temporal desvió el rumbo de su embarcación y acabó a la deriva en el Océano Pacífico.
Su familia inició una búsqueda, pero las patrullas marítimas peruanas no lograron localizarlo hasta el miércoles, cuando un barco pesquero ecuatoriano lo descubrió a unos 1.094 kilómetros de la costa del país, muy deshidratado y en estado crítico.
"No quería morir", dijo Napa, tras reunirse con su hermano en Paita, cerca de la frontera con Ecuador. "He llegado a comer cucarachas, pájaros, lo último que comí fueron tortugas".
Relató que se mantuvo fuerte pensando en su familia, incluida su nieta de dos meses, incluso mientras sobrevivía con el agua de lluvia que recogía en el barco y se quedaba sin comida, pasando finalmente los últimos 15 días sin comer.
"Pensaba en mi madre"
"Todos los días pensaba en mi madre. No tenía agua, con la lluvia, nada más llegué a vivir", explicó emocionado. "Dios es grande, Dios es hermoso".
Su madre, Elena Castro, declaró a los medios de comunicación locales que, aunque sus familiares se habían mantenido optimistas, ella había empezado a perder la esperanza.
"Yo le decía al señor: que sea vivo o muerto, pero tráemelo, aunque sea para verlo", dijo a TV Perú. "Pero mis hijas nunca perdieron la fe. Me repetían: mamá, él va a volver, él va a volver".
Napa tenía previsto someterse a más revisiones médicas en Paita antes de dirigirse al sur, a Lima.