Los cirujanos plásticos advierten sobre lo que pasa con las imágenes de antes y después de operaciones: "Es absolutamente necesario regularlo"
Especialistas en cirugía estética avisan de que "muchísimos pacientes se basan en fotografías publicadas en redes para escoger médico u optar por una técnica u otra". Reclaman normas específicas sobre cómo deben ser estas comparativas porque, según un estudio, el 95% no son rigurosas.

Los cirujanos plásticos: "Es absolutamente necesario regular las imágenes de antes y después de operaciones"
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Madrid
Ligeros cambios en la expresión facial, en la posición del cuello o en el ángulo de iluminación con el que se hace una fotografía tienen el potencial de producir un efecto lifting, rejuvenecedor, que puede llevar a engaño sobre el resultado de una operación estética. Las redes sociales están plagadas de fotografías del antes y el después de cirugías plásticas y prácticamente todas están diseñadas para adornar los resultados. "Sólo un 5% de los antes y después que circulan por redes reflejan de forma fidedigna el resultado del tratamiento", explica Francisco Gómez Bravo, cirujano y editor del Aesthetic Surgery Journal, que publica este estudio de las imágenes que circulan en Instagram. La Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética reclama una regulación para esta publicidad para proteger a los pacientes.
"El 95% de las imágenes no tienen rigor suficiente"
El uso de imágenes de antes y después es el método que tienen los profesionales de esta especialidad para demostrar el éxito de sus tratamientos e intervenciones. "Para nosotros es muy importante que todos los parámetros, antes y después, sean iguales en la fotografía: iluminación, posición, expresión, maquillaje, etc. Si no, muchos de estos factores afectan enormemente a la percepción que tiene un individuo del resultado positivo o no", explica Gómez Bravo, que propone avanzar en una regulación similar a la que Australia ha puesto en marcha, "que no significa que no se puedan publicar fotos de antes y después, sino que están reguladas y vigiladas por una sección del ministerio de Sanidad, y su mal uso puede conllevar sanciones de hasta 120.000 dólares e incluso la expulsión de la profesión".
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Para la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética no se trata de prohibir estas comparativas, que son una herramienta para el avance de la especialidad, sino de exigir que se hagan respetando una serie de normas. "Hay que regular muy bien qué tipo de imágenes ponemos y cómo deben ser esas imágenes", apunta Maritina Martínez, vocal ética de SECPRE. Esta sociedad científica sí exige a sus miembros un uso responsable y no sexualizado de estas publicaciones en su código ético. "La publicidad tiene que ser muy objetiva. Vamos un poco por detrás en el tema de la regulación en redes sociales, pero es absolutamente necesaria", explica la doctora Martínez, que defiende que esa regulación "debería venir de Sanidad" pero asume que "es difícil determinar de quién es la competencia, así que me temo que somos las sociedades científicas las que al final nos preocupamos de este tema".

El uso de filtros reproduce el efecto de una blefaroplastia de párpado inferior, lifting y corrección de surco nasogeniano / Gómez Bravo Cirugía Plástic

El uso de filtros reproduce el efecto de una blefaroplastia de párpado inferior, lifting y corrección de surco nasogeniano / Gómez Bravo Cirugía Plástic
Las redes sociales: un catálogo (engañoso) de tratamientos estéticos
"Muchísimos pacientes se basan en estas imágenes que ven en redes sociales para escoger un cirujano u optar por una técnica u otra", apunta Maritina Martínez, de SECPRE. Un estudio llevado a cabo en Portugal y publicado en la revista Medicina Estética calcula que el 62% de los usuarios de medicina estética recurren a las redes para informarse y, de ellos, el 90% lo hacen en Instagram, donde la mayoría de las imágenes de antes y después publicadas no respetan los mismos parámetros de iluminación, maquillaje, expresión y posición en las dos fotografías. "Estamos creando la falsa expectativa no sólo de que es fácil, que no lo es, sino de que siempre sale bien, que tampoco. Entre el pre y el post de una liposucción, por ejemplo, hay una pérdida de peso, un programa de ejercicio físico, hay más técnicas aparte de la cirugía, y el paciente igual no lo tiene en cuenta, piensa que con la operación va a conseguir el resultado que refleja la imagen de antes y después", explica.
La proliferación en redes de imágenes y publicaciones relacionadas con la cirugía estética aumenta el riesgo de banalización de estas prácticas cuando no dejan de ser operaciones quirúrgicas con riesgos asociados. "Hay un peligro con las personas más jóvenes, se piensan que una cirugía estética es una tontería. Ese sesgo con pacientes jóvenes lo vemos y es muy delicado", explica el cirujano Gómez Bravo.
Buscando al cirujano Google
Otra consecuencia peligrosa de la multiplicación de contenidos sobre cirugía plástica en las redes sociales es la traslación a esta especialidad del fenómeno conocido como 'Doctor Google', por el que algunos pacientes consultan en internet posibles diagnósticos y soluciones a lo que consideran un problema y asumen la información que encuentran como definitiva y correcta. "No deja de sorprenderme el grado de estudio y conocimiento que puede llegar a tener una persona joven", cuenta Francisco Gómez Bravo. "Llegan sabiendo el nombre de la técnica y lo que quieren. Es delicado y peligroso porque quizás no es una técnica adecuada para su anotomía o no es un paciente candidato a ese procedimiento. Y a veces esos pacientes van buscando a una persona que haga lo que han visto en las redes y piensan que es lo mejor para ellos y no se dejan asesorar por el criterio de un profesional".