Selecciona tu emisora

Ir a la emisora
PerfilDesconecta
Buscar noticias o podcast

Málaga 2025 | Celia Rico revive a Chirbes con 'La buena letra', una historia contra los silencios de la posguerra

La directora sevillana adapta la novela del escritor valenciano en un drama sutil y político sobre la vida íntima de la Guerra Civil y la posguerra, sobre los sacrificios de nuestras abuelas, con Loreto Mauleón de protagonista

Fotograma de 'La buena letra' con Loreto Mauleón / CARAMEL FILMS / LAIALLUCH

Fotograma de 'La buena letra' con Loreto Mauleón / CARAMEL FILMS

Málaga

La novela es la historia privada de las naciones. Con la idea tomada de Balzac, el escritor valenciano Rafael Chirbes se propuso contar la vida íntima de España reciente través de sus novelas. Habló de los problemas actuales, la corrupción y la devastación económica en sus títulos más celebrados, En la orilla y Crematorio, esta última adaptada a serie de televisión. En otras pequeñas novelas, pequeñas en extensión pero grandes en su significado, quiso contar la herida sangrante de un país desde la guerra, pasando por el franquismo, hasta la democracia. La buena letra (Anagrama) es una de ellas, que atrajo la atención de la cineasta Celia Rico, que había estudiado filología y que tenía a Chirbes como uno de los autores predilectos. La novela le permitía contar un país desde la intimidad de una casa en la posguerra y hacerlo desde una mujer, algo que no suele ser lo habitual. Pero además, La buena letra tenía mucho que ver con su cine, centrado en lo íntimo y en los detalles y en las relaciones familiares y en el entramado político de todo ello.

"Mis anteriores películas estaban conectadas con algo más cercano, más personal y es la primera vez que hago un trabajo a partir de un texto ajeno. Lo que me atrajo muchísimo de la novela es esa tristeza tan profunda y tan honda de la mujer, me dejó tocada y pensé, qué bonito sería que hemos visto tantas películas de la posguerra española, pero están contadas desde el acontecimiento histórico, desde los bandos, desde lo político, pero qué poco sabemos de los sentimientos de las personas, de la tristeza que tenían. Pensar en una madre que no tiene alimentos para darle a su familia porque hay racionamiento y hay control, el miedo que no sabes a quién pueden matar y cómo el silencio va calando dentro. Yo creo que todavía nos estamos curando de esa herida. Era bonito indagar en eso y mostrar también a hombres rotos que no se pueden levantar de la cama", cuenta la cineasta sevillana.

Con la contención que acompaña al cine de la directora que nos ha dado películas sobre las relaciones entre madres e hijas en Viaje al cuarto de una madre y Los pequeños amores, estrenada hace justo un año en este Festival de Málaga que acoge en esta edición la adaptación de La buena letra. En ella, nos adentra en una familia, como tantas, con el hambre como amenaza, con la mitad de sus miembros represaliados y con la obligación de salir adelante. Ana es una mujer abnegada, que ha sacrificado todo por su familia, y que tiene mucho dolor y rabia dentro. Sutil y delicada interpretación de Loreto Mauletón, al fin en un papel protagonista, en una película en la que todo tiene más fondo del que, a simple vista, parece. Una obra plagada de gestos íntimos que son profundamente políticos, como en toda el cine de la autora.

"Reconozco un deseo muy fuerte que tuve y que me orientó muchísimo para seguir adaptando la película. Fue el momento en el que descubrí que en Valencia, durante la posguerra, las mujeres que cocinaban y que no tenían recursos empezaron a hacer una receta de tortilla de patatas sin huevo ni patatas. Y empecé a indagar en todo esto y descubrí que cortaban la cáscara de naranja, la ponían a remojo y le quitaban la parte amarga. Es uno de los grandes gestos de la historia de nuestro país. Y así como los grandes acontecimientos se cuentan desde la épica, para mí esa épica está en un cuchillo y una naranja. Eso es un gesto político que atraviesa toda la historia", confiesa.

Celia Rico acierta en la forma de adaptar el libro, contado por la protagonista desde el presente, en forma de cartas en el original. La directora evita los complejos flashbacks y estructura la película en tres partes, cada una centrada en un trozo de la hisotira, de manera lineal, y mirando su relación con cada uno de los personajes. Ana está casada con Tomás, el actor Roger Casamajor, es el hermano mayor y los dos viven con su hija y la madre de este, la actriz valenciana Teresa Lozano, una mujer viuda y preocupada porque su otro hijo desapareció en la guerra y no saben nada de él. Finalmente, aparece de repente Antonio, el personaje de Enric Auquer. Ha salido de la cárcel con un trauma enorme y sin muchas ganas de ponerse a trabajar como su hermano. Un día aparece con una novia nueva, Ana Rujas, moderna y empoderada, lo que trastoca la mirada de Ana.

"Pienso que quizás esa niña de la película sea mi abuela, nosotras heredamos un poco eso. Nos hemos amoldado a una serie de de formas de hacer para agradar, para no generar conflictos, para que todo esté bien. Y eso lo hemos heredado de un modelo de mujer que se impuso durante la dictadura, que fue muy larga y que tenía que ver con sacrificarse por el otro y con callarse. Hay una pregunta muy clara en la película, si el sacrificio merece la pena, si vale para algo. Pero luego hay otra pregunta que yo creo que va muy ligada a esa, que es si el silencio ha servido para algo. No, realmente el silencio no nos salva. Cuántas veces nos hemos callado para que las cosas salgan bien”, se pregunta la autora, que además, ha moldeado la historia bajo su prisma feminista para no enfrentar ni juzgar a esas dos mujeres, para no poner el foco de tensión en su relación.

En pequeños gestos, pequeños detalles cotidianos, la directora establece la metáfora de España. Un país traicionado, una y otra vez. Ana es una mujer que ha sacrificado su vida, para que otros tengan deseos, crezcan, mejoren. Han obedecido, han sido buenos. Ella y su marido han trabajado de manera incansable para darle un futuro mejor a su hija, esa a la que en el libro le cuenta el pasado familiar. Han escondido el dolor, la humillación y la injusticia. Pero la rabia no se va tan fácilmente. Por eso, emerge cuando ve a sus cuñados salir adelante sin trabajar tanto, sin hacer tantos sacrificios, y haciendo tratos con el enemigo, los franquistas. Es una traición, o al menos un desencanto, al que Max Aub se refería en La gallina ciega, el libro que escribió sobre sus impresiones tras volver del exilio a Valencia, precisamente, lugar donde ocurre la novela. Una traición y una decepción que todavía prevalece y que todavía tiene efectos en la sociedad española de hoy. Pues La buena letra es una película también sobre el engaño, para muchos, que fue la Transición. Pero sobre todo, para las mujeres, algo en lo que sabe incidir muy bien Celia Rico.

"Es interesante poner las cosas en contexto y entender que las decisiones de las mujeres no son decisiones de las mujeres, son decisiones del contexto. Tenemos que comprender que en realidad la guerra la perdieron las mujeres. La perdió un bando de este país, pero sobre todo la perdieron las mujeres de cualquiera de los bandos porque se vieron limitadas en todos los sentidos y se impuso un modelo de mujer. Podría haber sido muy distinta si no hubiera habido una dictadura tan larga. Y la mujer tuvo que someterse a un rol que era el ángel del hogar y que era cocinar, coser y callar. Se habla poco de que las grandes perdedoras de la guerra fueron las mujeres. Y esto es interesante que lo pensemos porque en realidad nosotras venimos de ahí, han pasado muy poquitos años, a veces se nos olvida que estamos luchando contra un rol de mujer que estuvo impuesto por una dictadura", reflexiona.

La directora hace suya la luz del Mediterráneo, como sacada de los cuadros más expresionistas de Sorolla. Esa luz baña los planos de La buena letra, una película que acompaña a sus protagonistas, que muestras sus decepciones, sus cuerpos molidos y sus tristezas, las de nuestros abuelos, pero sobre todo, las de nuestras abuelas, una generación de mujeres que no pudo ser otra cosa.

'Jone, a veces', una juventud entre fiesta y cuidados

Conectada con Celia Rico está otra de las películas presentadas en la sección oficial del Festival. La directora sevillana fue mentora de Sara Fantova, joven realizadora vasca que debuta en el largometraje gracias al programa Ópera prima de la ESCAC. Lo hace con un drama ambientado en la semana grande de Bilbao y protagonizado por otra debutante, Olaia Aguayo, una de las revelaciones de este certamen. Cuenta la directora que la historia de 'Jone, a veces' (en su título original, Jone Batzuetan) surgió cuando un día estaba leyendo los diarios de Susan Sontag y su padre le preguntó por qué estaba interesada en ellos. Después de eso le dio sus anotaciones y escritos de joven y esa hija redescubrió a su padre. A partir de ahí Fantova se puso a trabajar en el guion junto a Nuria Martín y Núria Dunjó (guionista que ya firmó aquí en Málaga el guion de 'Ama', la película de Júlia de Paz).

El resultado es un drama sobre el transito a la madurez, sobre una joven atrapada entre el impulso irrefrenable de salir, divertirse y enamorarse en las fiestas de su ciudad y la obligación de los cuidados en casa con un padre enfermo al que interpreta Josean Bengoetxea. Por el camino la película reflexiona sobre un duelo no procesado, la incomunicación entres padres e hijas, la necesidad de unos cuidados emocionales que sostengan y acompañen, y la pasión de una vida por delante que no acaba de arrancar por el peso y la responsabilidad en la familia. La joven realizadora, que ha rodado la película de forma colectiva con ayuda de amigos, intérpretes naturales y asociaciones de la ciudad, logra captar de forma orgánica la pulsión de esa chica joven, tanto en sus fiestas con su cuadrilla de amigas como en un hogar donde asume la mayoría de las tareas y también está pendiente de su hermana pequeña. Hay una mirada empática y tierna a todos esos personajes que se quieren y no pretenden ser una carga para el otro, que se ayudan y comprenden, pero cuya vida está en suspenso de alguna forma por las circunstancias. Si la principal función de los festivales es descubrir nuevos talentos y dar la oportunidad a nuevas voces, Málaga confirma que Sara Fantova es una de las autoras a seguir.

 

Directo

  • Cadena SER

  •  
Últimos programas

Estas escuchando

Hora 14
Crónica 24/7

1x24: Ser o no Ser

23/08/2024 - 01:38:13

Ir al podcast

Noticias en 3′

  •  
Noticias en 3′
Últimos programas

Otros episodios

Cualquier tiempo pasado fue anterior

Tu audio se ha acabado.
Te redirigiremos al directo.

5 "

Compartir