Un vinito contra los aranceles
Quién nos iba a decir que iban a ponernos tan fácil ser patriotas

Ignacio Peyró: "Un vinito contra los aranceles"
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Madrid
Hay gente que quiere que Trump arrase con el globalismo y destierre el pensamiento 'woke' al rincón más frío -ahora que está de moda- de Groenlandia, pero de momento es incapaz de determinar cosas mucho menos grandilocuentes, como por ejemplo los aranceles que quiere imponer a Canadá y a México. A veces son el 25%, a veces el 50%, y no debemos descartar que las cifras bailen otra vez antes del final de esta columna.
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Ahora ha amenazado al vino europeo -y, por tanto, al español- con una tarifa del 200%, guarismo que parecería emanado de una cogorza si no supiéramos todos que Trump no bebe y encuentra sus peores ideas en el berrinche antes que en los bares.
Es posible que el socio medio de Mar-a-Lago no sepa si su vino cuesta diez, cien o mil: total, le da lo mismo. Pero España es el cuarto exportador a Estados Unidos y este arancel asesino eliminaría muchos riojitas de las sobremesas de Milwaukee e impediría que los pijos de Manhattan descubriesen el Bierzo. Un drama para los americanos y algo peor, una ruina para nuestros viñadores.
Esperemos que, fiel solo a su inconstancia, Trump se coma sus aranceles guisados con cabernet de California. Pero mientras tanto, es tiempo de hacer nuestros deberes, apadrinar al bodeguero que más nos guste y darnos a la versión más soleada del solidaridad: es decir, beber vino. Quién nos iba a decir que iban a ponernos tan fácil ser patriotas.