¿Quién se beneficia del rearme europeo?
El aumento de la seguridad europea que está forzando Estados Unidos es un negocio redondo para su sector de la defensa. Analizamos con expertos la respuesta de la UE
La Unión Europea planea movilizar hasta 800 mil millones de euros para reforzar el rearme europeo ante el escenario global que ha provocado el giro diplomático de Estados Unidos respecto a la guerra en Ucrania. La invasión rusa, de la que se acaban de cumplir tres años, ha convertido a Ucrania en el mayor importador de armamento del mundo, un negocio en el que hay un claro beneficiado: Estados Unidos.
El Instituto de Estudios para la Paz de Estocolmo, que es el mayor organismo independiente del mundo que monitoriza la venta de armamento, alerta de la dependencia cada vez mayor que tiene Europa del armamento estadounidense debido a la guerra en Ucrania y a la amenaza posterior de Rusia sobre el este y el norte de Europa. Los países europeos que forman parte de la OTAN han duplicado la compra de armas en los últimos cinco años con respecto a los cinco previos.
Estados Unidos es el gran distribuidor de armamento para todo el mundo, también para Europa. Su rol hegemónico se explica por la dependencia de estos países, pero también por “el declive de Rusia debido a las sanciones internacionales”, como explica el director de FundiPau, Albert Caramés. El 64% del equipamiento militar del continente procede de Washington, por eso Caramés cree que “la guerra en Ucrania es solo un pretexto” del presidente Donald Trump para “buscar esta securización de los países europeos, de la OTAN, y seguir afrontando la guerra comercial con China”.
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Según el experto, la industria militar europea está “muy lejos” de suplir los suministros de Estados Unidos. “Será cuestión de años. Es una industria mucho más trabajada en grandes equipamientos, portaaviones, aviones de combate…” advierte. Aunque Francia se ha convertido en el segundo mayor vendedor de armas del mundo, lo que explica que el presidente Emmanuel Macron se haya erigido como líder militar europeo. Con él, el futuro canciller alemán Friederich Merz, ha lanzado mensajes en favor del rearme europeo. Pero Caramés subraya que los países europeos deben justificar esta política de armamento, por lo que también “habría que estudiar que no únicamente sea una cuestión de industria de defensa, sino también de despliegue militar”.
España es el país de la OTAN que menos gasta en defensa, en cambio, figura entre los que más incremento porcentual de venta de armas registra en lo que llevamos de década, un incremento de un 29%, más que las dos grandes potencias exportadoras de armamento, EE.UU. y Francia. España es el noveno exportador a nivel mundial y el principal suministrador de ejércitos de la OTAN, como los de Canadá, Turquía o Bélgica, el segundo de Arabia Saudí o el tercero en el caso del Ejército británico. Aunque España no figura entre los 40 mayores importadores de armamento, el Ministerio de Defensa ha confirmado que este año va a destinar 200 millones de euros a la compra de drones, 122 millones a la de aviones o 130 millones de euros a proyectiles.
Más defensa para una mayor seguridad europea
El rearme europeo solo servirá para “empobrecer a la población europea, porque en definitiva son los que van a pagar ese rearme”, opina Pere Ortega, investigador del Centre Delàs de Estudios por la Paz. Además, añade, “el gasto militar en armamento es un gasto deficiente que perjudica a la economía real, a la productiva, porque las armas no son bienes de consumo”, sino que solo las compran los Estados.
“Su única respuesta es obedecer a lo que Trump decida”, critica Caramés sobre la dicotomía con la que la UE ha presentado su plan de rearme: “o nos armamos o viene el lobo feroz”. Le preocupa que “la extrema derecha quiere apoderarse de los términos de paz desde una perspectiva liberal para conseguir mayores beneficios económicos”, como ocurre con la posesión de las tierras raras en Ucrania. Además, se pregunta cómo plantean los 27 financiar esa inversión en defensa y construir la seguridad en el continente.
El ahora diputado por el grupo parlamentario Sumar Agustín Santos, con una trayectoria íntimamente ligada a la diplomacia, considera a Europa como una “víctima muy importante”, pero no la única, dice pensando en los países que se verán afectados por la deuda y el fin de la ayuda al desarrollo. Aun así, Europa está en una situación muy delicada al haber dejado de estar vigentes “las garantías de seguridad heredadas de la división en bloques de la Guerra Fría y de la cláusula de seguridad nuclear de la OTAN”, explica.
Santos defiende que el rearme no es la única alternativa para la UE. “Europa necesita tener un sistema de seguridad y de defensa que le permita además tener una posición para reconstruir el sistema multilateral del derecho internacional y Naciones Unidas”, reconoce, pero “la respuesta de pretender situar a Europa como una potencia más dentro de ese equilibrio de poderes no es una salida”, insiste.
El rearme se ha planteado en términos de seguridad europea, pero para Santos “esto es una excusa”, porque “no hay una orientación estratégica en este momento compartida por la Unión Europea”. Entendiendo la seguridad y la defensa como “un bien común europeo”, el político y diplomático exige que responda “a los intereses de la mayoría” y que sea “transparente”, cosa que no ocurre. Además, Santos cree que existe un peligro de que los Estados miembros de la Unión Europea se dividan en dos bloques: los que ven que la amenaza rusa es inmediata y optarán por mantenerse en el marco de la OTAN y los que piden más autonomía.
