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Toros y cine

Con el estreno de Tardes de soledad, la película dirigida por Albert Serra, hemos repasado la relación que ha tenido el mundo del cine con el de la tauromaquia.

José Bódalo y Sebastián Palomo Linares en una escena de Nuevo en esta plaza

José Bódalo y Sebastián Palomo Linares en una escena de Nuevo en esta plaza

El mundo del toreo aparece en innumerables películas, ya sea como argumento central o de forma tangencial, es decir, como telón de fondo en determinadas escenas. Son historias que hablan de las glorias y tragedias que se viven en las corridas de toros; de la lucha por el triunfo de jóvenes de clase humilde o de las aventuras de maletillas que tratan de abrirse camino. Historias y películas que abarcan todos los géneros, desde el melodrama al musical pasando por la comedia. Algunas de ellas han sido protagonizadas por los propios toreros, por ejemplo, Manuel Benítez, el Cordobés en Aprendiendo a morir de Pedro Lazaga, director que también dirigió a Sebastián Palomo Linaresen Nuevo en esta plaza. También hicieron sus pinitos como actores diestros como El Pireo, Pepín Martín Vázquez o El Platanito o rejoneadores como Rafael Peralta, que salía en una de Marisol: Cabriola.

Hay más de 400 películas documentadas sobre el mundo del toreo. Películas que no son solo españolas sino también estadounidenses, francesas, italianas o mexicanas. Obviamente es el cine español el que más veces se ha puesto delante del toro. La mayoría son películas folclóricas y populares, esas que algunos llaman españoladas, pero también hay en la lista unas cuantas cintas de calidad que tienen su lugar destacado en la historia de nuestro cine. Por ejemplo, resulta interesante que la primera película rodada en Cinemascope en España fuera una película de toros: La gata, dirigida en 1955 por una mujer, Margarita Aleixandre y protagonizada por Aurora Bautista.

Grandes directores de nuestro cine han abordado también el mundo del toreo. Juan Antonio Bardem lo hizo en A las cinco de la tarde, con Paco Rabal de protagonista. Santiago Ramos toreaba en La vaquilla de Luis García Berlangay José Luis Ozores lo hacía en la plaza improvisada de la playa de Calabuch, con otra vaquilla adiestrada. Ladislao Vajda es el director de la que los expertos consideran la película más auténtica del mundo del toreo: Tarde de Toros, en la que intervenían los toreros Domingo Ortega y Antonio Bienvenida. Y el gran Edgard Neville también trató el tema en cintas como El último caballo o La ironía del destino, protagonizada por Antonio Casal. Pedro Almodóvar se ha acercado también al tema con Matador y en Hable con ella Rosario Flores se vestía también de luces. La Blancanieves de Pablo Berger era cuidada por los enanitos toreros y Javier Bardem toreaba desnudo y de noche en pleno campo en Jamón Jamón de Bigas Luna.

Hay algunas adaptaciones de novelas con aroma taurino que se han llevado al cine, por ejemplo, Currito de la cruz de Alejandro Pérez Lujín. Aunque en este sentido la campeona absoluta es sin duda Carmen de Prosper Merimée de la que hay más de veinte versiones cinematográficas. Sara Montiel le daba vida en Carmen la de Ronda; Imperio Argentina en Carmen la de Triana y Paz Vega en Carmen de Vicente Aranda y en Hollywood fue Rita Hayworth la que la interpretó en Los amores de Carmen de Charles Vidor. Rita Hayworth era también la protagonista de otra famosa novela con toreros en su argumento: Sangre y arena. Rouben Mamoulian dirigió a Rita Hayworth y a Tyrone Power en esta versión de la novela de Vicente Blasco Ibañez estrenada en 1941. Rodolfo Valentino ya había protagonizado otra anteriormente en la etapa del cine mudo y en 1989 Javier Elorrieta dirigió a una todavía poco conocida Sharon Stone en otra más.

En la década de los 50 la fiesta brava era un espectáculo bastante popular en Hollywood. Era fácil ver a estrellas como Clark Gable, Lana Turner, John Wayne o Lauren Bacallsentados en la barrera de la plaza de Tijuana en México. En las plazas españolas en cambio la más habitual era Ava Gardner que además tuvo romances con dos toreros: Mario Cabré y Luis Miguel Dominguín. Muy habitual de las plazas de toros españolas, y en especial de la de Pamplona en Sanfermines, era también el director Orson Welles. El recién oscarizado Adrian Brody se metió en 2008 en la piel de Manuel Rodríguez Sánchez, Manolete, en una coproducción hispano-británica y americana titulada así, Manolete, en la que también salía Penélope Cruz y que resultó un gran fracaso de taquilla.

Otro director que, como Orson Welles, tenía una gran afición taurina era Budd Boetticher. De hecho, Boetticher, conocido sobre todo como director de westerns, fue torero profesional en México antes de dedicarse al cine. Boetticher dirigió, además, tres películas sobre el mundo de los toros: El torero y la dama, el documental Arruza sobre el torero mejicano Carlos Arruza y Santos el magnífico, protagonizada por Anthony Quinn. Anthony Quinn era también el protagonista de Toros bravos dirigida por Robert Rossen, el director de El buscavidas,y entre las películas de Hollywood de tema taurino también podemos citar Fiesta brava, con Esther Williamsy Ricardo Montalban; Sombrero, también con Montalbán acompañado esta vez de Pier Angeli o Fiesta, ambientada en los Sanfermines y protagonizada por Tyrone Power y Ava Gardner. También hay películas francesas, británicas o italianas que tratan el mundo de los toros. Francesco Rosi por ejemplo dirigió una muy notable: El momento de la verdad y el británico Terence Young mostraba imágenes de rejoneo en La princesa de Eboli, con Olivia de Havilland dando vida a la dama del parche en el ojo. Y, por supuesto, hay también numerosas películas mejicanas de tema taurino. El genial Cantinflas saltó al ruedo en varias de ellas, como El torero o Ni sangre ni arena y también en las producciones hollywoodienses La vuelta al mundo en 80 días y Pepe.

Como veis son muchas las películas españolas y no españolas que han tratado el mundo del toreo a lo largo de la historia del cine. Sin embargo, el cambio de percepción de la sociedad que ha habido en las últimas décadas sobre las corridas de toros y el auge de la corriente animalista tanto en nuestro país como fuera de nuestras fronteras, pronostican un futuro poco halagüeño para los toros en el cine y convierten Tardes de soledad en casi una excepción. Ya lo dice el director Agustín Díaz Yanes, hijo de torero: “Una película taurina es, hoy por hoy, un lío en el que nadie quiere meterse. Las protestas en contra son seguras. El público potencial, escaso. Las posibilidades de distribución en el extranjero son nulas o casi nulas. Y eso sin hablar de las leyes, cada vez más restrictivas a la hora de utilizar animales, no solo toros, en una filmación”. Lo dicho: un futuro bastante pesimista.

 

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