Juan José Millás señala la escena cinematográfica que mejor ejemplifica el humor: “Es un gag humorístico producido por la realidad”
El escritor está fascinado con el humor que surge de lo cotidiano
Juan José Millás señala la escena cinematográfica que mejor ejemplifica el humor: “Es un gag humorístico producido por la realidad”
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Juan José Millás sigue una semana más fascinado con ChatGPT. El escritor llevas semanas obsesionado con el uso de la herramienta de inteligencia artificial, que ya utiliza casi a diario. Javier del Pino bromeaba con Millás sobre qué ocurriría si le pidiese que estuviese una semana sin la IA y este no esconde la estrecha relación que mantiene con la herramienta. "Tendrías que prohibir a ChatGPT estar sin mí", decía entre risas el colaborador, afirmando que el cariño es mutuo.
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El escritor está particularmente sorprendido con la capacidad de ChatGPT para jugar con el humor, y eso que aún aprecia las limitaciones de la inteligencia artificial, ya que no considera que ahora mismo esté preparada para escribir una novela en su nombre. Millás cuenta a Javier del Pino que el programa no solo es capaz de identificar los chistes, sino que los hace.
Humor involuntario
El colaborador de 'A vivir que son dos días' lo comprobó él mismo cuando le pidió que escribiese una historia sobre su miedo a los ruidos del coche. ChatGPT comenzó el relato con una frase que dejó boquiabierto a Millás, siendo que probablemente la IA no era consciente de que estaba haciendo una broma. "Es un rasgo de humor, además de los mejores, porque es involuntario. Y los mejores golpes de humor son los que son el resultado de un efecto colateral y no se buscan", añadía. Como el humor de los niños.
Esto le ha recordado a Millás a una escena de la película 'En busca del fuego' (1981), ambientada en la época prehistórica. La cinta muestra la vida de una tribu que descubre el fuego porque sabe mantenerlo, es decir, cuando se produce de forma natural por rayos o el calor del Sol, pero no son capaces de crearlo. En un ataque de una tribu vecina, se les cae en fuego a un charco y lo pierden, por lo que deciden mandar a dos emisarios en su búsqueda.
En el camino en busca del fuego, los enviados hacen amistad con una mujer de otra tribu. Una mañana, tras dormir todos en las ramas de una especie de cocotero, a uno de ellos se le cae un coco en la cabeza. Millás explica que la chica, ante el golpe del otro compañero, se empieza a reír mientras los otros la miran con desconcierto, ya que "la chica ha descubierto la risa". A los pocos segundos, tanto la víctima del coco como el otro se empiezan a reír también por primera vez. "Ahí ha sucedido un gag humorístico producido por la realidad, pero que nadie se ha inventado", decía.
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