¿Qué considera la OTAN como gasto militar? España busca ampliar los criterios para computar nuevas inversiones en defensa

Desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca no hacen más que bailar los porcentajes sobre el gasto en defensa de la OTAN en proporción al PIB. Del 2% pactado, que se queda corto, hasta el posible 3% que podría cerrarse en la próxima cumbre de La Haya en junio, hasta el ansiado 5% con el que sueña el presidente de Estados Unidos. Entre tanto ruido, conviene recordar qué entiende la OTAN por gasto en defensa, es decir, qué criterios se tienen en cuenta para medir cuánto invierte cada país de la Alianza Atlántica.

Esos indicadores están recogidos en el ‘Defense Investment Pledge’, es decir, la hoja de ruta que cada país de la OTAN debe remitir cada seis meses para detallar cuál es su gasto en defensa. La OTAN define el gasto en defensa como "los pagos realizados por un gobierno nacional específicamente para satisfacer las necesidades de sus fuerzas armadas, las de los Aliados o de la Alianza". Evidentemente, todo lo que sale del fondo del Ministerio de Defensa computa, es decir, el gasto en fuerzas terrestres, marítimas y aéreas, las Fuerzas de Operaciones Especiales, el Servicio Médico, el Comando Logístico, el Comando Espacial o el Comando Cibernético.

Pero hay más. Los países de la OTAN también pueden incluir en el gasto en defensa el concepto de "Otras Fuerzas". En ese capítulo pueden computar los fondos destinados por el Ministerio del Interior a las fuerzas policiales nacionales, la gendarmería, los carabinieri, los guardacostas, es decir, en el caso de España, Policía Nacional y Guardia Civil, pero solo en los casos de las unidades "entrenadas en tácticas militares, que están equipadas como una fuerza militar, que pueden actuar bajo autoridad militar directa en operaciones desplegadas y que, siendo realistas, pueden desplegarse fuera del territorio nacional en apoyo de una fuerza militar", según detalla la OTAN.

España quiere incluir más criterios

Los costes de investigación y desarrollo militar están incluidos en el gasto de defensa, incluso se incluyen los gastos correspondientes al componente militar de las actividades mixtas civiles y militares, "pero sólo cuando el componente militar puede contabilizarse o estimarse específicamente". Este es uno de los capítulos que el Gobierno de España quiere aprovechar para poder ampliar el gasto que podría reportar en defensa y que deberá ser debatido en la próxima cumbre de la OTAN en La Haya.

En concreto, el Ministerio de Defensa quiere que se pueda computar como gasto en defensa la inversión realizada en el sector aeroespacial. Un ejemplo es el INTA, Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, considerado por Defensa como un referente del desarrollo tecnológico satelital y de drones capaz de “investigar, desarrollar y poner en marcha proyectos que posibilitan un escenario de seguridad a España”.

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En 2031 está previsto que el INTA se encargue de reemplaza el satélite espía Paz por su hermano mayor, el PAZ-2 que contará con dos satélites de tecnología radar avanzada y lanzamiento independiente para aumentar su resiliencia, así como medidas de protección electrónica contra interferencias. Los últimos datos de la ejecución presupuestaria de 2024 reflejan que el INTA gastó 208 millones de euros.

Las pensiones de los militares retirados también computan

El catálogo de criterios que recoge la OTAN también incluye los pagos de pensiones a los militares retirados y a los empleados civiles de los departamentos militares, "independientemente de que estos pagos se realicen con cargo al presupuesto del Ministerio de Defensa o de otros ministerios".

Los gastos de mantenimiento de la paz y operaciones humanitarias, la destrucción de armas, equipo y municiones y el control de la destrucción de equipos militares también se incluyen en los gastos de defensa. El gasto en defensa civil está excluidos de la definición de gasto de defensa de la OTAN.