Más de siete años después
El independentismo seguirá, pero podemos subirnos de vuelta en los autobuses porque el procés ha terminado

Ignacio Peyró: "Más de siete años después"
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Cada once de septiembre tomaban Barcelona falanges de autobuses llegadas desde Tremp u Olesa de Montserrat, pero -como todo populismo- el procés también tuvo sus vanguardias y sus elites.
Uno piensa que cómo se podía tener a Artur Mas de caudillo para llevarte a la tierra prometida cuando el carisma no le daba para mucho más que indicarte dónde está la planta de caballeros. Pero Artur Mas no estaba solo, sino rodeado de pijitos que jugaban a gurús, niñatos en busca de su revolución, empresarios de la empresa de papá y consultores con el cerebro de un garbanzo, pero másters de esos que tienen muchas siglas.
Esta elite económica y política que tanto amaba Cataluña terminó por causar -por fijarnos en un solo daño- la desbandada de miles de empresas.
Han pasado cerca de ocho años y el grupo La Caixa -quizá la más simbólica de esas empresas- anuncia su retorno gradual a Cataluña. Es, desde luego, una noticia que alivia al Gobierno en una semana áspera con Junts.
Pero su importancia trasciende la coyuntura: quiere subrayar un mensaje de normalidad, “aquí se vuelve a hacer negocio”. Desterrar aventuras para que el Madrid de Ayuso no demarre solo. Y remachar que el independentismo seguirá, pero podemos subirnos de vuelta en los autobuses porque el procés ha terminado.