El clásico infantil que un niño nunca podrá entender: “Yo creo que no se han enterado muy bien del mensaje”
El autor tampoco entendió cómo se incorporó en la literatura para niños

El clásico infantil que un niño nunca podrá entender: “Yo creo que no se han enterado muy bien del mensaje”
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Además de un escritor de renombre, Jonathan Swift también fue un clérigo anglicano que participó activamente en la política irlandesa de la época. Poco después de su llegada a Inglaterra, se convirtió en un defensor acérrimo de la iglesia anglicana frente, por un lado, a las otras ramas del protestantismo y, también, frente al catolicismo.
Políticamente, Swift siempre tuvo fuertes aspiraciones, pero dio bandazos ideológicos. Primero, se posicionó del lado de los Whig (liberales), para, con el tiempo, terminar a apoyando a los Tories (conservadores), las dos grandes formaciones del momento en Reino Unido. Su simpatía por los conservadores la mantendrá prácticamente toda su vida, pero debido a los cambios de influencia política, se gana muchos enemigos y acaba en el exilio en Irlanda, donde se convierte en el deán de la Catedral de San Patricio.
Jesús Callejo ha analizado junto a Nacho Ares la obra más reconocida del escritor irlandés en el último programa de SER Historia. 'Los viajes de Gulliver', donde Swift toca tanto la temática de la ciencia ficción junto a elementos de lo sobrenatural. Lo curioso de esta pieza es que ha quedado enmarcada dentro de la literatura infantil, aunque su carácter satírico no es apto para todos los públicos. Lo mismo ocurre con otros grandes clásicos como 'Platero y yo', 'Alicia en el País de las Maravillas' y 'El principito'.
"Desvirtúa el contenido propio"
La novela, publicada en 1726 y modificada en 1735, es una sátira en prosa que ilustra la crítica a la sociedad europea, a los libros de viajes de la época y la capacidad de perversión de la especia humana. En su obra influyó en gran medida, explica Callejo, la personalidad agria, misántropa y resentida del autor, que le hacía rehuir del trato humano. A esto se suman las enfermedades que padeció, una sordera progresiva, un tumor en el ojo, depresiones, vértigos, e incluso anomalías mentales, que le hicieron un poco huraño.
Son varios los viajes en los que se embarca Lemuel Gulliver, el protagonista, a lugares imaginarios como Liliput (país de los enanos), Brobdingnag (país de los gigantes), Laputa (la isla voladora) o Houyhnhnms (país de los caballos parlantes). En algunas ediciones españolas de la época franquista se cambió el nombre de 'Viaje a Laputa' por el menos malsonante de 'Viaje a Lupata'. El libro tuvo tanto éxito, que John Gay le escribió una carta cuando se publica la obra, contándole que 'Los viajes de Gulliver' es "universalmente leído, tanto en el Gabinete del Consejo hasta en las guarderías".
Esto llama la atención de Swift, que pensó que la sociedad no había comprendido la intención de su mensaje. Nacho Ares no puede estar más de acuerdo con el autor: "No se ve de una forma evidente que un niño no puede entender eso". El presentador afirma que lo mismo ocurre con piezas audiovisuales más modernas como 'Phineas y Ferb', de Disney Channel, y 'Los Simpson'. "Son dibujos hechos para adultos pero que se transforman y tienen ese toque infantil que de una manera desvirtúa también no el contenido propio", sentenciaba.