Colonización hoy

La patética escena del otro día en la Casa Blanca, con Trump y sus compinches comportándose con Zelenski como 'bullies' de instituto estereotípicos solo tuvo una cosa positiva: que todo el mundo, en vivo y en directo, en todas las cadenas y traducido a todos los idiomas, pudimos ver exactamente cómo funciona el imperialismo colonizador.

La dominación de terceros países para provecho de la metrópolis quedó fijada en la conciencia occidental como algo del pasado después de la independencia que lograron muchas naciones del llamado tercer mundo pero la colonización no terminó nunca. Como la hidra de siete cabezas, se adaptó a las circunstancias mediante el control de la deuda y la participación del capital extranjero en las empresas que explotan recursos en esos países.

Si se preguntan por qué vienen inmigrantes a Occidente, rastreen el origen de las materias que hacen funcionar nuestro mundo o la causa de los precios asequibles de productos que en otros tiempos costaban una fortuna. Los ciudadanos de los países desarrollados flotamos sobre un magma de abusos perpetrados contra los pueblos que llegaron más tarde al capitalismo y de ellos nos aprovechamos y muchos se enriquecen.

Esa dominación no está exenta de violencia del mismo modo que no lo estuvo el proceso mismo de colonización. Solo que casi nunca la vemos porque los chantajes, las presiones, los acuerdos abusivos y los pactos que perjudican a las naciones pobres se dan en los despachos y se camuflan con la diplomacia y los discursos cargados de hipocresía.