Quino Colom desvela las 'artes' rusas para renovar su contrato: "Había chupitos de vodka obligatorios para todos los jugadores"
Tras dos décadas en el baloncesto de élite, el base Quino Colom se despide en 'Play Basket' de una carrera llena de anécdotas

Quino Colom desvela las 'artes' rusas para renovar su contrato en el UNICS Kazán: "Había chupitos de vodka obligatorios para todos los jugadores"
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Andorra, Lleida, Zaragoza, Hospitalet, Fuenlabrada, Estudiantes, Bilbao, Rusia, Turquía, Valencia, Serbia, Vitoria, Atenas y Girona. Ese es el recorrido de Quino Colom (36 años) en casi dos décadas de carrera en el baloncesto. Una medalla de oro en el Mundial de China y un libreto lleno de asistencias, canastas, viajes y anécdotas que cuenta en una entrevista en 'Play Basket'.
Sus padres le dieron todas las facilidades del mundo para dedicarse al baloncesto, y los valores que le transmitieron fueron fundamentales para todo lo que le ha pasado en la vida. Ese chaval que se fue de casa con 14 años soñaba sólo con debutar en ACB... y la realidad es que ha estado más de 18 años jugando como profesional. "No me imaginaba los viajes que iba a dar por Rusia, Turquía, Grecia... pero lo de la selección española es una cosa que ni soñábamos", asegura. Muchas de las estrellas españolas del basket, a las que seguía por televisión como un aficionado más, pasaron a ser amigos y a compartir anécdotas con ellos.
Con el debut con la selección sub-18 ya empezó a darse cuenta de que su proyecto como jugador de baloncesto iba en serio, pero fue con el debut en ACB y sobre todo cuando ficha en 2015 por un equipo grande como el UNICS Kazán cuando "te das cuenta de que quizás has ido por encima de tus límites y que hay que disfrutarlo al 100%". Esos años, el baloncesto se convirtió en una obsesión, tanto que incluso había momentos en los que no salía con amigos por ver un partido o a un jugador en concreto. Estas prioridades han ido cambiando: primero el baloncesto lo era todo, después se dividió con la familia, y ahora los suyos son mucho más importantes. De hecho, ese es uno de los motivos de su retirada. "El último año fue un poco duro a nivel personal, lo que quería era disfrutar y disfrutaba muchísimo a nivel familiar. Las ofertas que recibí no me acaban de cuadrar al 100% a nivel familiar y ha sido más una decisión de madurez y de tener otras prioridades", explica.
Su padre llegó a entrenarle antes de iniciar su carrera, y le marcó tanto que le pone entre los técnicos que más le influyeron en su carrera. Luis Gil es el primero que le llevó a la selección sub-18 y que después le fichó para la ACB con el Fuenlabrada, luego llegó Sito Alonso que es el que cambió su carrera, y "lógicamente" a Scariolo, que apostó por él para las ventanas de la selección española de baloncesto y eso acabó convirtiéndose en un oro mundial en China en 2019.
Aunque Raúl López, Calver y Cabezas también emprendieron la aventura de Rusia, Quino Colom se convirtió en un pionero para el jugador español. Sin venir de la NBA, ni de la selección, el base dejó el Bilbao Basket para firmar por el Kazán en un movimiento único. Un destino del que podría escribir un libro lleno de anécdotas, sin ir más lejos la de cuando renovó su contrato. "El primer año jugamos muy bien, llegamos a la final que perdimos 3-1 contra el CSKA... pero individualmente fue un año muy bueno. Perdimos contra el campeón de Europa, y justo tras acabar el cuarto partido, celebramos un poco todo el año. El presidente nos obligó a cenar en el mismo pabellón", recuerda. Allí estaban todas las familias, las cheerleader... y el vodka.
"Empezó a darnos chupitos de vodka obligatorios para todos los jugadores. Este por la temporada, este por el presidente y este por las cheerleader y este por Quino Colom", continúa en 'Play Basket'. Rondaban las 12 de la noche, llevaba siete u ocho chupitos y alguna que otra copita por la celebración, y le llamó el guardaespaldas del presidente. "Que me estaba esperando en el despacho que tenía arriba. Cuando llego estaba el contrato para las dos próximas temporadas y quería que lo firmara en ese mismo momento", asegura Colom. Tuvo tiempo para preguntar a su representante para que viera que estaba todo OK y, en plena euforia, firmó. "Le dije a mi mujer que nos quedábamos dos años más", desvela.
La apuesta era muy buena y era donde Colom y los suyos querían estar, pero asegura que la manera de hacerlo fue curiosa. De hecho, diez minutos después, con el americano Keith Langford hicieron lo mismo. "Firmé ese contrato un poco ebrio pero no me he arrepentido nunca", señala entre risas.
Su libro de anécdotas, tras casi dos décadas de deporte de élite, podría ser un buen tocho. Ha compartido concentraciones con la selección dorada del baloncesto español: hacer todos juntos, jugar a las cartas y la mentalidad ganadora es lo más destacado de esa época. La química que había entre todos los internacionales fue especial. "Solo con una mirada nos entendíamos todos", reconoce. Esa fue, y sigue siendo, la parte del éxito de la selección de Scariolo. Una convicción única por ganar, daba igual que estuviese Serbia delante o cualquier otro equipo.
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No todo fueron sonrisas en su carrera, también hubo lágrimas y rabia, como en el momento en el que le cortan de la preselección con España y acaban ganando el Europeo en Francia en 2015. Colom llegaba tras un gran año en Bilbao y se quedó fuera. Un momento duro que fue capaz de revertir. "Consideraba que tenía opciones, pero con el tiempo entiendes el porqué de la decisión. Esa energía la usé mucho para ir a Kazán y demostrar que sí merecía ese puesto. Lo canalicé bien", recuerda. No pasó lo mismo en su paso por Valencia, donde admite que lo llevó peor. En su segundo año, cuando pensaba que le iban a dar un rol más relevante en el equipo, la entidad naranja le cortó. "Fue un momento muy raro, estar cinco o seis meses sin poder jugar. Te llegaban ofertas y no te las dejaban coger. Estaba atado. Me cortó mi mejor momento de la carrera, pero de todo se aprende", admite.
Ahora es tiempo de pensar en otras cosas. Quino Colom desvela en su entrevista en 'Play Basket' que está centrándose en el tenis (donde no descarta competir en el circuito de veteranos), pero sobre todo en tener mucho tiempo con sus hijas Daniela y Alexandra. "No poder perderme momentos como su cumpleaños, cosas del cole... es algo muy bonito. Antes no lo podía disfrutar. Como todo en la vida, hay cosas buenas y malas, pero ahora estoy disfrutando mucho de las cosas buenas", reconoce. Eso sí, el baloncesto siempre le apasionará y espera estar ligado a él de alguna forma, pero con paciencia.
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Íñigo Renedo
Redactor de deportes en la Cadena SER que también forma parte del programa de música indie 'Fuego y...