Albert Serra: "En 'Tardes de soledad' no cabe la polémica, es una película extraordinariamente honesta"

Acostumbrado a ir a su aire, muchas veces cuestionado, el verso suelto del cine español, Albert Serra (Bañolas, Girona, 1975), suele no pasar inadvertido, como si contar lo que le dicta el impulso de la curiosidad tuviera la dudosa recompensa de la soledad incomprendida por algunos.

Pero no parece que le importe, ni la incomprensión ni la soledad. Muy seguro de lo que hace, Serra se ha introducido en el mundo de la tauromaquia para contarlo como nunca nadie lo había hecho antes. "Yo había ido de pequeño a plazas de segunda categoría en Cataluña, luego por lo menos en 30 años no he vuelto. Después para este proyecto, de la mano de Salvador Boix, representante de José Tomás, que nos ha ayudado mucho en el proceso de la película, me he acercado más a ese mundo, con curiosidad, pero sin ninguna obsesión", asegura Serra.

El viaje a un mundo en decadencia se vertebra en torno al que dicen es actualmente el número uno de la tauromaquia, el peruano Andrés Roca Rey. "Al principio la idea era contar un díptico, la historia de dos toreros simultáneamente, por una parte Andrés Roca Rey y por otro Pablo Aguado. Pero no funcionó. No se dio. Y el retrato quedó en uno solo". Nunca, por otra parte, hubo ni filtros ni exigencias con Roca Rey. "En seguida quiso hacerlo. No estoy seguro de que haya visto la película, sí un montaje que no estaba acabado. Entonces Andrés hizo algunas sugerencias, algunas se aceptaron y otras no".

Sobre los entresijos de la cinta, los siete meses de grabaciones, las muchas horas dedicadas, el director catalán cuenta que "el matador y la cuadrilla llevaban micros que les poníamos antes de la corrida y que duraban hasta las nueve o las diez de la noche". De hecho, de esas grabaciones surge una de las grandes sorpresas del documental, algo que Serra advirtió en el montaje. "En montaje escuchamos las conversaciones de la cuadrilla, personajes pintorescos, con esas frases, esa poesía popular que creíamos desaparecidos". Son la única compañía del torero Roca Rey, los que lo miman, animan, defienden y cantan sus gestas como cronistas de la Historia, reiterativos e hiperbólicos: "¡Cumbre Andrés!", "¡Tapando bocas!"; "¡Ole tus huevos, cojones!"

Albert Serra muestra una realidad: la de una batalla entre un torero, mitad superhéroe, mitad humano derruido; vencedor y vencido y la del animal, bravo y más solitario que nadie. "El toro es el único que no sabe que va a morir, que no sabe lo que es la muerte", explica. Sin pensar en la ideología, sin mostrarse a favor o en contra de eso que muchos llaman 'La fiesta nacional' y otros consideran pura barbarie autorizada: "Esta es una película en la que no cabe ningún tipo de polémica. Es una película extraordinariamente honesta. Lo tiene todo: está lo cruento y lo violento, lo artístico, lo plástico, lo poético, hasta el humor y la ironía. Todo equilibrado".

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Reconoce Serra que la película es un documental, porque hubiera sido imposible trasladar su idea a una película de ficción, "necesitábamos un torero de verdad, sometido a la presión real de jugarse la vida en lugares además que generan mucha presión como la Plaza de las Ventas o La Maestranza". Y al mismo tiempo, añade: "Es un documental que trasciende al documental por el uso de su tratamiento artístico".

Está por tanto lo novedoso, el detalle, la verdad, la ausencia de filtros y trucos, pero también lo que intencionadamente se omite: el público de las plazas en las que actúa Roca Rey. "No saco al público porque con todos los respetos es un poco banal en comparación con lo que está sucediendo en medio de la plaza. Entonces ver una persona distraída, mal vestida o yo que sé, hablando con el de al lado, con todo el esfuerzo que hemos hecho en captar aquellas imágenes; enseñar a la gente mirando una corrida no tenía sentido". Por otro lado, Serra añade una idea que justifica la ausencia de aficionados en el documental. "Había una idea estructural y es que el público del cine se convirtiera en el público de la corrida y que pudiera llegar a tener y experimentar las sensaciones físicas que uno tiene en la plaza".

La cinta, que se podrá ver en los principales cines del país a partir del 7 de marzo, se abre ahora al dictamen y la opinión del público... Al otro lado, Albert Serra espera convencido de su faena.