Defensa
En realidad, defensa es un eufemismo, porque, aunque no siempre, es difícil defenderse sin verse obligado a atacar

Madrid
La palabra defensa la heredamos intacta del latín, a partir del participio del verbo defendere. Si sabemos que fendere significa golpear, defendere era separarse o alejarse del golpe, lo contrario que ofender, de donde derivaría ofensiva. En realidad, defensa es un eufemismo, porque, aunque no siempre, es difícil defenderse sin verse obligado a atacar.
Los clásicos lo dejaron claro hace 25 siglos: "si vis pacem, para bellum", "si quieres la paz, prepárate para la guerra". En España, siguiendo al clásico, tuvimos durante casi un siglo un Ministerio de la Guerra, así, sin tapujos.
Por fortuna, desde hace casi otro siglo no hemos tenido ni guerra ni ministerio con ese nombre en este país. Y las referencias bélicas han quedado para la lengua coloquial. Hoy hablamos de guerra de cifras, de precios, de nervios, de audiencias... Decimos que los niños "nos dan guerra" o que un compañero, que va por libre, "hace la guerra por su cuenta".
Tenemos tan alejada la guerra real que cuando hablamos de algo muy lejano en el tiempo decimos que fue "antes de la guerra". Ojalá las cosas sigan así y que los únicos partes de guerra nos lleguen, como llegarán esta tarde, de una retransmisión deportiva en donde, por limpio que sea el partido, los dos equipos sacarán toda la artillería, el choque estará lleno de ataques y contrataques, volarán tiros, disparos y obuses, y, salvo empate, unos hablarán sufrirán la derrota y otros saborearán la victoria, aunque sea pírrica, otro eufemismo parta enmarcar...
