Nosotros

Madrid

Las palabras son como los padres, que a veces no los miramos suficientemente hasta que se van y los echamos de menos. Hoy, gracias a la película de Helena Taberna, me he fijado en lo que tiene de paradójico el término nosotros.

Porque esta palabra la construyeron los primeros castellanos a partir de dos términos latinos: "nos", que ya significaba nosotros en latín y "alter", que nombraba al diferente, al otro. Así que ese neologismo, nosotros, dibujaría una especie de doble personalidad del que habla.

Puede que en la época en la que se registró la palabra por primera vez, en plena Edad Media, reyes, príncipes y papas ya se hubieran apropiado de ese "nos" para convertirlo en mayestático y se tuviera que construir el nosotros para nombrar "a los otros nos", al vulgo.

O puede que fuera algún villano reflexivo, esta tesis me gusta más, el que llegase a la conclusión de que la palabra “otros” tiene un valor relativo, porque los demás son otros respecto a nosotros, pero nosotros somos otros respecto a los demás. Sea como fuere, el pronombre se consolidó y su forma culta, nos, quedó para gente muy principal y muy redicha. Mientras que el vos, que en su tiempo fue fórmula de tratamiento de personas de elevado rango, también se consolidó en muchos países hispanohablantes como alternativa al tú. Vos ya sabés, Francino...