Interrupciones en el pensar

No sé ustedes, a mí se me acumulan las indignaciones, ese rugido de rabia que surge ante las injusticias y al que a veces tanto cuesta darle forma con palabras. A eso nos dedicamos los escritores, a encontrar el lenguaje con que decir lo indecible. Y hay días en los que se vuelve titánico, agotador. Por lo terrible que es el mundo que nos es mostrado en directo en el grotesco espectáculo que arroja la actualidad, pero también por la frivolidad y las distracciones que se infiltran sin permiso en el proceso de pensar y pensarnos.

Yo, por ejemplo, estaba terminando de leer un libro de Capitán Swing, la Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina escrito por Ilan Pappé. Hay que agradecerle a este autor el esfuerzo de síntesis y claridad, que ponga en pocas páginas la ignominiosa historia del proceso de colonización y exterminio que Occidente ha venido apoyando durante décadas. Señala, por ejemplo, cómo muchos israelíes y los defensores del Estado de Israel repiten que se trataba de la única democracia en Oriente, ignorando deliberadamente que es una democracia asentada sobre la vulneración sistemática de los derechos de los palestinos.

Como si en la Sudáfrica del apartheid los blancos hubieran salido a sacar pecho de la libertad que disfrutaban en tal país. Pues bien, estaba reflexionando sobre el tema cuando puse la televisión y el asunto del momento era que una vicepresidenta del Gobierno había recibido una agresión machista por parte de un periodista que le había dicho que cada día está más guapa. Lo raro no es que nos cueste pensar, lo raro es que sigamos cuerdos.