Ignacio Peyró: "Julio Iglesias es la prueba del empeño con el carisma de Kennedy y Barack Obama"
El Director del Instituto Cervantes en Roma publica "El español que enamoró al mundo", un largo perfil en el que trata de explicar el éxito hegemónico de Julio Iglesias
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Julio Iglesias visita a los niños de un colegio en Madrid en 1969. EFE.
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Cuando tu nombre es conocido en Texas, Tokio, Buenos Aires, Sevilla, Sidney o Londres; cuando tus canciones son tatareadas y forman parte de la banda sonora sentimental de miles de vidas y generaciones distintas; cuando además el reconocido cantante no tiene especialmente una gran voz; tiene menos movilidad que un poste de telégrafos encima de un escenario; no toca apenas instrumentos; casi no ha compuesto casi ninguna de sus canciones, pero ha vendido junto con Madonna más discos que nadie en el mundo, ha cantado en catorce idiomas y durante muchos años ha sido el indiscutible número uno planetario de manera hegemónica, merece cuanto menos un libro como el que Ignacio Peyró, Director del Instituto Cervantes en Roma y colaborador de Hoy por Hoy, le ha dedicado al personaje. "Es que si Julio no da para un libro divertido, ligero y novelesco no sé quién lo da entonces", comenta el escritor.
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Ignacio Peyró: "Julio Iglesias es como unos grandes almacenes: atemporal y ajeno a las modas"
A muchos, pues, puede que les sorprenda que Ignacio Peyró se metiera a indagar el misterio Iglesias, pero en todo caso él ha cumplido con dos cosas que no quería que este libro fuera en ningún caso: "Yo no quería hacer una biografía a la contra, eso no me interesa, pero tampoco escribir una biografía al dictado de...".
Julio Iglesias es el español que enamoró al mundo, el artista sujeto a un relato iniciático hiperbólico, en el que se dice sin fundamento que pudo llegar a ser el portero titular del Real Madrid (cuando sólo jugó en juveniles un tiempo); que tuvo un accidente (del que salió ileso) que entonces, en contra de lo que se piensa, no le llevó a coger una guitarra. Eso fue después, cuando amenazado por un tumor que casi le quita la vida hubo de aprender a andar de nuevo y entonces sí, empezó a tocar y componer hasta que un golpe de fortuna (todo el que le había negado la larga enfermedad tumoral) le llevó a cantar una canción que el sí había compuesto en el festival de Benidorm, "La vida sigue igual". Después Eurovisión, con "Gwendolyne", tema inspirado en su relación con su novia francesa a la que conoció en Londres, después, después, después... Después ya no dejó de triunfar de una manera voraz hasta convertirse en el icónico cantante rodeado por el misterio, las mujeres más bellas, las casas mejores y los discos más variados (reventó el mercado argentino con un disco de tangos, algo parecido a triunfar en ese país enseñando a hacer el asado).
Un cantante ajeno a las revoluciones sociales y políticas de los años sesenta y setenta, de derechas, sí, pero sobre todo militante de él mismo. Y alejado a las modas estéticas, siempre vestido con traje y corbata. "De derechas toda la vida, pero con el que igual por sus devaneos e infidelidades no resultase del todo ejemplar para la derecha. En todo caso -asegura Ignacio Peyró- ya desde que fue de joven a Londres vive ajeno a las tendencias, a la eclosión de David Bowie o los Beatles, porque es como esos grandes almacenes: atemporal y alejado de las modas", según Peyró "julio Iglesias al final es la prueba del empeño con el carisma de Kennedy y Barack Obama".
Pero... ¿Puede Julio Iglesias explicarle a varias generaciones sus propias vidas? Julio siempre estuvo allí... Junto a su padre Julio Iglesias Puga, camisa vieja adaptado a la democracia; presente en la televisiva noche electoral de 1977 hablando de concordia entre los españoles porque él es "de un lugar, donde nadie es mejor ni peor sino igual", como reza su canción; presente también en la campaña electoral de 1996 pidiendo "Con todo mi raciocinio" el voto para José María Aznar; el que aparece en el Nodo y cuya presencia parece que vemos en color, y no en blanco y negro; el primero en emitir un comunicado de separación de la carismática Isabel Presley cuando todavía no existía en España el divorcio; el hijo destrozado por el secuestro de su padre a manos de la banda terrorista ETA, el hijo feliz cuando este es liberado... En nuestras vidas siempre los Iglesias... "Julio Iglesias siempre estuvo ahí y no sería lo que es sin la influencia de su padre, un camisa vieja" y un gran médico que le ayudó cuando estaba enfermo y en todas las cosas que le permitieron avanzar en su carrera y que siempre está compadreando con él. Hay hijos que se hacen en contra de su padre y él es el justo el caso contrario".
Por el libro desfilan las mujeres más bellas, todas o casi seducidas por Iglesias, menos Bárbara Streisand, que dijo no a cantar con él en un videoclip, sustituida entonces por Diana Ross, a principios de los ochenta, cuando la maquinaria para conquistar el mercado estadounidense logró que antes de sacar su primer disco en inglés para Estados Unidos, Julio Iglesias ya hubiera visitado en tres ocasiones a los Reagan en la Casa Blanca, participado en los grandes shows televisivos del país, tratado a Sinatra, Michael Jackson, Paul Newman. "Para los latinos en Estados Unidos, Julio Iglesias es el que los representa, uno de ellos, mientras que para los que no son latinos, los estadounidenses es la figura interesante de un europeo sofisticado que llega y congenia en ese país".
Habla el libro de Peyró de todas las personas que le ayudaron a llegar (y mantenerse) durante muchos años en lo más alto, como Alfredo Fraile; de los que le abandonaron por el camino recriminándole este u otro comportamiento, como Alfredo Fraile. Porque estar junto a una estrella da calor y mucho dinero, pero también quema y destruye.
Ahora Julio Iglesias, cumplidos los ochenta, no da conciertos y aún menos concede entrevistas (nunca respondió a Ignacio Peyró las dos veces que el escritor quiso aproximarse a él mientras escribía este perfil), como si el cantante, siempre estratega, delegase en el esplendor de su pasado cualquier explicación pendiente.
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Sergio Castro Salillas
Redactor y guionista en la SER desde 1996. Estuvo en La Ventana, A Vivir y ahora es redactor de Hoy...