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Ucrania, tres años de resistencia y una traición

La situación humanitaria es crítica en Ucrania en el tercer aniversario de la invasión rusa, en medio de las presiones de Trump para negociar con Rusia bajo sus términos y con los intereses de fondo por acceder a las reservas de minerales del país

Ucrania. Año 3.

Ucrania. Año 3.

29:15

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Este lunes se cumplen tres años de la invasión rusa de Ucrania con su presidente, Volodímir Zelenski, más solo que nunca tras perder el apoyo de Estados Unidos. Desde su regreso a la Casa Blanca, Donald Trump está zarandeando el tablero internacional para presionar y conseguir su gran objetivo, el acceso a las reservas de minerales del país.

Pero la hostilidad de Trump hacia Ucrania se ha acelerado en las dos últimas semanas, en las que ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos por acercarse a Rusia para terminar llamando “dictador” a su homólogo ucraniano y acusando a Kiev de provocar la guerra. Mientras tanto, a Rusia le ha ofrecido casi todo: la tierra invadida a Ucrania y el bloqueo a la entrada del país en la OTAN.

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Todo esto los ucranianos lo reciben con “estupefacción”, según el periodista Argemino Barro, que ha hablado con algunos de ellos recientemente con motivo de la publicación de su libro 'Mariúpol, última batalla' (Siglo XXI Editores). “Se lo están tomando mal”, asegura, sorprendido de los mensajes “mixtos” que ha ido enviando Trump, desde “llenar de armas a Ucrania para presionar a Rusia para que se sentara a negociar”, hasta “adoptar una línea claramente conciliadora, llena de concesiones”. Por eso el periodista lanza una advertencia: “si Ucrania se siente apuñalada por la espalda y hay inestabilidad política, depresión económica, es posible que se forme un caldo de cultivo político que paguemos los europeos en 10 o 20 años”.

¿Qué hay en juego?

Mientras por un lado Rusia se reparte el terreno invadido, por el otro, Estados Unidos presiona a Ucrania para que le entregue la mitad de sus recursos minerales, tierras raras estratégicas para la tecnología del futuro. Una idea inicialmente del propio Zelenski, que vio en el hombre de negocios que es Trump una posibilidad de negociar más ayudas.

Trump ha llegado a pedir el 50% de las materias primas, recursos naturales, minerales, petróleo o gas, y sin garantías de seguridad. A cambio, Ucrania recibiría una factura total de 110.000 millones de dólares y ayuda militar en torno a 65.000, lejos de los 500.000 millones que mencionó Trump. El presidente de EE.UU. considera obligatorio recuperar el dinero que, según él, su país ha “invertido” en Ucrania a lo largo de estos tres años. Y en un país destruido tras una guerra, el dinero está en las materias primas, concretamente, en una de las mayores reservas del mundo de grafito, uranio, titanio o litio, con importantes minas aún sin explotar que necesitan de una importante inversión.

Estos materiales, valorados en 250 mil millones, son fundamentales para la creación de chips o baterías, ambos en auge por la inteligencia artificial y los coches eléctricos. Para 2030 se estima que hacen falta unas 50 minas de litio, 60 de níquel y 17 de cobalto. Estados Unidos aspira a que muchas se ubiquen en Ucrania y a obtener la mitad de sus beneficios. Por eso el rechazo de Volodímir Zelenski a ceder a las presiones de Trump sin garantías para la reconstrucción de su país han desatado la ira del norteamericano, que ha lanzado su ofensiva diplomática total.

Situación humanitaria “crítica”

Y en medio del juego geopolítico, la población ucraniana sigue sufriendo las consecuencias de la guerra en curso. La invasión rusa de Ucrania ha provocado el mayor éxodo de seres humanos desde la Segunda Guerra Mundial. Más de 3 millones y medio de estas personas siguen todavía lejos de sus hogares en Ucrania, muchas viviendo en centros de acogida o en viviendas de familiares.

La situación humanitaria es “crítica”, según ha podido constatar desde Kiev Pilar Duat, portavoz del Comité de Emergencias Español y directora adjunta de Médicos del Mundo en Ucrania. “Crecen las necesidades de refugio, de seguridad física por el riesgo constante de los ataques aéreos, la gente sufre necesidad de alimentos, de agua, atención médica, artículos básicos”, denuncia. Y la necesidad de asistencia humanitaria seguirá siendo crítica en 2025 con al menos 12,7 millones de personas necesitadas de ayuda y protección, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).

“La ferocidad de esta guerra no ha disminuido, y las necesidades médicas humanitarias no han hecho más que aumentar”, comparte también Thomas Marchese, coordinador general de MSF en Ucrania. Todo con un sistema sanitario bajo enorme presión. Según los datos del Comité de Emergencias Español, en el 63% de los hogares ucranianos reconocen sentir angustia y traumas por la guerra, pero el trauma de la guerra es uno de los aspectos que en este momento es casi imposible atender.

Duat cuenta que uno de los casos que les cuesta más trabajar a sus compañeras psicólogas es “la incertidumbre de las personas de las que no tienen noticia, sobre todo de las madres que pueden tener hijos en el en el frente y no saben cómo están”. Solo en el mes de enero su equipo atendió 833 consultas de salud mental. La mayoría de las personas a las que atienden en las zonas remotas en las que trabajan son mujeres mayores de 60 años, que son quienes mayoritariamente se quedan en sus casas en las zonas en conflicto.

 
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