“No hay escapatoria”: el dilema de Manuel Jabois sobre las drogas que pondría en un aprieto a más de un padre

La última entrega de La cena de los idiotés nos ha enfrentado a cinco nuevos dilemas a cada cuál más complejo. El primero de ellos ha sido el del Manuel Jabois, quien ha puesto a los invitados e invitadas en un auténtico aprieto con un escenario cuanto menos complicado de resolver. El periodista nos ha metido en el cuerpo de un padre o una madre de familia, de unos 58 años de edad, que tiene un trabajo serio y una vida muy ordenada y gris: «Tienes unas rutinas muy estabilizadas y una familia que avanza con sus diferencias y amores». Un día, tu hijo deja atrás la niñez para adentrarse en la más profunda adolescencia con todo lo que ello supone. Unos de estos días, al ver que el niño ha dejado toda su habitación mangas por hombro, decides ordenar un poco para adecentarlo todo. Tras recoger uno de sus pantalones del suelo se le cae del bolsillo una bolsita de droga: «Es una bolsita canónica de droga y un sobrecito transparente y un polvo blanco en su interior». En ese momento no das crédito a lo que está sucediendo porque nunca pensarías que tu hijo estuviera metido en estos asuntos: «Te quedas estupefacto porque más o menos creías que conocías a tu hijo, pero es cierto que ya tiene una vida alternativa a la familiar y que tiene amigos y algunas tardes y noches te pide salir. Pero lo cierto es que te parece exageradísimo, así que te la guardas y piensas que vas a tener una conversación con él». En ese preciso instante recibe una llamada telefónica. La de la mujer de su mejor amigo, quien ha sufrido un accidente de tráfico a varios kilómetros de distancia del domicilio familiar. Como esta no sabe muy bien qué hacer, le pide ayuda al protagonista para gestionar esta situación y ambos acaban presentándose en el hospital. Una vez allí, ambos descubren que el hombre está ingresado pero que no corre ningún tipo de peligro. Por otro lado, la policía continúa en el hospital tratando de investigar las posibles causas de la colisión. Mientras todos esperáis a conocer más detalles sobre el caso, la mujer te pide que le saques un café de la máquina. Y, al sacar varias monedas del bolsillo, se te cae la bolsa de la droga de tu hijo delante de todo el mundo. Tienes que decir qué hacer o qué decir porque, digas lo que digas, nadie te va a creer. El primero en responder ha sido el propio Aimar Bretos, quien ha tirado de humor para explicar que echaría la droga dentro del café haciéndola pasar como si fuera azúcar para superar esta situación. El pianista Juan Floristán, mientras tanto, diría que es suyo: «Al final te sale el instinto protector». No obstante, al llegar a casa, le echaría una bronca al hijo para que no se le volviera a ocurrir a hacer lo que ha hecho. En ese momento, la periodista Loreto Ochando ha recordado que el consumo propio no es delito, por lo que no diría absolutamente nada: «Yo me callaría y, al llegar a casa le montaría el pollo al hijo». Ángeles Caballero sería la única que sería capaz de echarle la culpa al joven: «Yo no diría nada, no me lo guardaría en el bolsillo. Pero no descartaría decir ha sido mi hijo. Yo no lo descarto. Yo les diría... Esto es del niño, que es un cabrón. Por último, Manuel Jabois también ha reconocido que trataría de pasar completamente desapercibido: »Ante cualquier presión diría que tengo un problema en casa, pero que no me responsabilizo de las drogas. Yo no soporto la idea de que la gente piense algo que no soy. Por lo tanto, cinco formas completamente distintas de resolver un mismo problema.

“No hay escapatoria”: el dilema de Manuel Jabois sobre las drogas que pondría en un aprieto a más de un padre

“Ante cualquier presión diría que tengo un problema en casa”

David Justo

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