Una mujer descubre que su mejor amigo convertía en porno cada foto que subía a Instagram: "Estábamos seguros de que era buena persona"
La mujer ha relatado la auténtica pesadilla que ha vivido con las imágenes que compartía en sus redes sociales

Una mujer con un móvil viendo Instagram / -

Las redes sociales son una herramienta que ha apartado muchos beneficios a nuestras vidas. Nos mantiene conectados con personas que están físicamente lejos, nos permite conocer gente nueva, conocer las noticias de última hora y estar informados en todo momento, además de ser plataformas que promueven el entretenimiento y nos hacen pasar un buen rato.
Más información
Un ejemplo de esto último es TikTok, que en poco tiempo ha logrado ser un auténtico fenómeno social, con millones de personas consumiendo el contenido de los usuarios que dedican tiempo a hacer vídeos útiles sobre cualquier tema o incluso a compartir memes, vídeos divertidos o trucos y consejos sobre todo lo que puedas imaginarte. Facebook e Instagram, por otro lado, están más enfocadas a ser una altavoz donde compartir, de manera personal, tu vida diaria y momentos que capta la cámara del teléfono móvil.
Sin embargo, hay que tener cuidado con quién compartimos estas instantáneas porque todo el mundo puede tener acceso a ellas. Es lo que le ocurrió a Hannah Grundy, una joven de Sídney (Australia) que un día descubrió a través de un correo electrónico anónimo la existencia de pornografía hecha con imágenes suyas. "Esto contiene material perturbador", le advirtió el remitente. Y, aunque pensó que podía ser una estafa, decidió entrar para averiguar de qué se trataba.
Según recoge la BBC, el enlace contenía varias páginas web de pornografía falsa en la que aparecía Hannah en distintas situaciones violentas. "Estaba amarrada [...] Parecía asustada. Tenía lágrimas en los ojos. Estaba en una jaula", describe la joven. Bajo el nombre La destrucción de Hannah, la página contenía una votación sobre la forma en la que abusar de ella, y amenazas hacia su persona. Pero nada más lejos de la realidad, también aparecía publicado su nombre y apellidos, su perfil en Instagram y la dirección de su casa. Sin dar crédito a lo que acababa de ver, decidió tomar la justicia por su mano y buscar quién estaba tras esta trama.
"Conmoción" por la pesadilla que vivió
Hannah recuerda, tres años después de los hechos, la auténtica "conmoción" que vivió con su pareja, Kris, cuando vieron por primera vez la página. "Te sientes insegura", reconoce sobre lo visto en la web, que también exponía imágenes de otras mujeres que eran amigas suyas o de Sídney. Y tratando de buscar al culpable, todo apuntaba a que era alguien que tenía acceso al perfil privado en redes sociales de las mujeres.
Hannah y Kris echaron varias horas en su casa identificando a las chicas, buscando el vínculo entre ellas y, finalmente, dieron con el culpable, por muy impensable que pudiese resultar su nombre. Se trataba de nada más y nada menos que de Andrew Hayler, amigo de la universidad y vínculo del grupo de amigos al que pertenecían ambos. Era impensable, entre otras cosas, porque era una persona amable, "que cuidaba a las mujeres en el bar y se aseguraba de que sus amigas llegaran a casa sanas y salvas después de una noche de fiesta". "Estábamos tan seguros de que era una buena persona", reconocieron.
Al día siguiente, la joven acudió a comisaría para denunciar los hechos, pero la Policía, según su testimonio, no le recibió de la mejor de las maneras y que la denuncia le hizo sentir como si estuviese creando "un escándalo de la nada". A pesar de la esperanza que tenía por recibir ayuda de la Policía, su pensamiento se desvaneció y las peticiones a otros departamentos solo consiguieron que se borraran las fotos de internet.
En la Ciberguarida (19-12-2023): Inteligencia Artificial, phishing y deepfakes.
16:17
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
"Realmente he hecho algo terrible y lo siento mucho"
El miedo se apoderó de ella, hasta el punto de contratar un servicio de cámaras en casa, un seguimiento de ubicación en sus dispositivos y se compró un reloj de salud para seguir su ritmo cardíaco. "Dejé de tener las ventanas abiertas porque tenía miedo de que entrara alguien y dormíamos con un cuchillo en las mesillas de noche de cada uno", explica Hannah, que lo que más le dolía de todo era la traición de su amigo al que consideraba "familia". "Ha sido realmente difícil aceptar que esas dos personalidades son en realidad la misma persona", añade.
Andy finalmente fue arrestado en 2022, aunque no había jurisprudencia sobre la pornografía deepfake por entonces en el país. El hombre, de 39 años, terminó acusado de uso indebido de telecomunicaciones para amenazar, acosar o causar ofensas. Sin la presencia de las mujeres víctimas en la sala del juicio, Andy confesó sentirse "empoderado" al crear estas imágenes y que para él era "una salida" que le ayudaba, aunque pensaba que no iba a provocar daños. "Realmente he hecho algo terrible y lo siento mucho", reconoció. Andy fue condenado a nueve años de cárcel, en la que es en Australia una decisión histórica.