Trini Falcés, la trans que se puso al frente de la primera manifestación del Orgullo en Barcelona
Barcelona, 1977: una imagen del primer Orgullo encabezado por mujeres trans, entre ellas Trini Falcés. Activista, prostituta y artista de cabaret, fue una de las pioneras en la lucha por los derechos y la visibilidad de la comunidad LGTBI en España. Dejó un legado crucial en la historia del activismo
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El viaje de ida | Trini Falcés, la trans que encabezó la primera manifestación del Orgullo en Barcelona
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Madrid
Trini nació en 1942 en A Coruña, en el seno de una familia franquista. Fue robada de bebé por su padre, un policía secreta cercano al régimen de Franco, quien, según relatan, cometió abusos contra su madre biológica. Cuenta Sergio Marey, autor de su biografía, Es mejor luchar que morir de hambre, que existen dudas de si él podía ser su padre biológico al haber violado a su madre. Trini, cuentan sus amigos cercanos, a pesar de narrar la crudeza de todo lo que le pasó no perdía el humor que la caracterizaba.
"Debía tener yo menos de dos años, y un día que mi padre me llevó al Pazo de Meirás, en presencia de Franco, comencé a gatear por el suelo, y me meé en la alfombra de la entrada. Ala, ¡que se joda!", contó Trini Falcés en Memoria Diversa de Eva Mejuto, escritora y amiga de Trini. Durante sus primeros años de vida, las expectativas familiares eran muy diferentes a quién era Trini, que, sin saberlo nadie hasta su adolescencia, nació intersexual. En el año 1963 los médicos la diagnosticaron de 'hermafroditismo' y años más tarde de 'transexualismo', pero según relata ella misma, fue un choque tremendo para su familia ya que nadie sabía lo que era eso. Además, su padre quería que hiciese carrera militar.
"Yo no entendía bien lo que me pasaba. A los doce o trece años me empezaron a crecer los pechos, no me salió barba ni nuez. Estuve en Madrid, en una clínica, menos mal que al final no me quisieron operar. Se hacían auténticas carnicerías, no eran operaciones, sino castraciones. Yo escapé de allí", relataba Trini.
Con todos los cambios que estaba experimentando Trini, la familia, franquista y conservadora, que vivía entonces en Sevilla, decidió mudarse para ocultarla a Fuentes de Jiloca (Zaragoza). "Sufrió mucho bullying en la escuela, por el hecho de la pluma, del amaneramiento...", explica Eva Mejuto. Llegados los años de la mili, Trini tuvo la oportunidad de mudarse a Barcelona, la que sería la ciudad que le dio la oportunidad de ser libre. Estamos en la década de los 70, durante los primeros años trabajó como sastre en el ejército, mientras la sombra de su influyente padre la seguía controlando. Fue complicado para ella cuando descubre que la están castrando con bromuro. Fue una compañera suya, que también era trans, quien le dijo: "esa medicación que te dan te está castrando, tienes que escapar del ejército", explica Sergio Marey.
En Barcelona, Trini encuentra la libertad y conoce a un grupo de personas con las que podía ser y sentirse ella misma. Empezó en el servicio de limpieza del Hotel Oriente, pero la precariedad y la alergia a los productos químicos la lleva a la calle y al mundo del cabaret donde adoptó el nombre artístico de "Mamy Blue". Trini empieza a prostituirse como una manera de ganar más dinero y combinaba esto con espectáculos de cabaret en locales de ocio nocturno, como La Perla o El Molino. "Es una de las reinas del Paral.el", cuenta Sergio Marey.
Pero toda esta fama la sometió a las duras consecuencias de vivir bajo el régimen de Franco, que perseguía a las personas homosexuales. Fue arrestada en varias ocasiones y pasó años de su vida en las temidas cárceles de Huelva y Badajoz, lugares de represión y torturas. "Una vez que estabas fichada era horrible, no nos dejaban ni andar por la calle. Un auténtico calvario. Me mandaron a la cárcel Modelo durante dos o tres días, me examinaron de arriba a abajo y dijeron: 'Ala, a Huelva, con todos los maricones'", relataba la propio Trini Falcés.
Las cárceles de Huelva y Badajoz tenían fines diferentes: los gays activos iban a Huelva y los pasivos a Badajoz. Trini Falcés estuvo en las dos, aunque la más dura era la de Badajoz, porque los pasivos eran sometidos a los tratamientos más brutales por, según los psiquiatras de la época, haber perdido la condición de hombre. A los activos se les corregía solo la conducta, pero se les seguía considerando hombres hechos y derechos. La cárcel de Badajoz, símbolo de la represión al colectivo lgtbiq+, es hoy la sede del Museo extremeño e iberoamericano de Arte Moderno.
Apunta José Maríá Núñez, presidente de la Fundación Triángulo de Extremadura, que "desde el minuto uno reivindicamos que ese espacio que había sido el lugar donde encarcelaron a tantos compañeros y compañeras por el simple hecho de amar o de ser LGTBIQ+, que esa cárcel fuese salvaguardada como documento de recuerdo de lo que fue la represión de la libertad. Ahora estamos volcados en que queden registradas lo que fueron las vivencias de estas personas durante la dictadura. Vivieron muy lejos de lo que debe ser la igualdad y la libertad". Muchos de los presos de esa cárcel los enviaban a Madrid para tratamientos de electroshock.
Fito Ferreiro, activista y amigo de Trino Falcés, cuenta "que es lo que peor llevaba Trini y que le marcó el resto de su vida".
Durante sus últimos años en Barcelona, pasa de ser la Mamy Blue en los cabarets a una figura materna que ayudaba a las prostitutas. "Les alquilaba habitaciones, les encendía el fuego en la calle y descampados, y les preparaba bocadillos" relata su biógrafo Sergio Marey. Los últimos años de vida, Trini Falcés vuelve a casa, a A Coruña, con su nombre de Trinidad en el DNI. Tras pasar calamidades en la cárcel, solo cobró 6.000 euros de indemnización por la Ley de Memoria Histórica. La culpa de su padre, el policía franquista, que le borró todo su historial delictivo durante el franquismo.
Vivió tranquila en A Coruña, donde pudo reencontrarse con su madre biológica y disfrutar de la tranquilidad de la playa de Riazor. Le gustaba mucho ir a tomar el sol y además ella presumía mucho de sus tetas, las enseñaba cuando podía. "Trini era una persona muy libre y aunque la ayudábamos, ella quería hacer las cosas ella sola. Era una persona de una libertad individual total", relata uno de sus amigos.
Trini Falcés falleció en agosto de 2022, pero su legado sigue vivo y es recordada a través de la exposición "Relembrando a Trini", que recorre Galicia para preservar la memoria de esta mujer que dedicó su vida a la lucha por la libertad y los derechos de la comunidad LGTBIQ+. Y es que, a pesar de los golpes de la vida, Trini nunca dejó de luchar. Desde una infancia robada y una adolescencia oculta en un pequeño pueblo aragonés hasta su llegada a Barcelona en los años 70, Trini luchó por encontrar su lugar en un mundo que la rechazaba. Hoy, su historia es un símbolo de resistencia, un Viaje de Ida por la lucha y la libertad.