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El secreto de las camisas españolas más vendidas en los años 70 que triunfaron gracias a Dalí

Camisería Regojo consiguió la primera relación comercial con este pintor catalán

El secreto de las camisas españolas más vendidas en los años 70 que triunfaron gracias a Dalí

El secreto de las camisas españolas más vendidas en los años 70 que triunfaron gracias a Dalí

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El hombre del surrealismo español, Salvador Dalí, fue un enamorado de las camisas western, un gusto que desarrolló en sus viajes a Estados Unidos. Sin embargo, a principios de la década de los 60, Pedro Regojo, tercera generación de la famosísima empresa gallega Camisería Regojo, ofreció al artista catalán ser la imagen de marca de una de sus camisas.

Estas prendas, lejos de seguir el estilo western o contar con estampados psicodélicos o surrealistas, siguiendo las peculiaridades de Dalí, se trataban de camisas blancas estándar. Así, la marca gallega no trató de consolidar su posición en una competitiva industria textil con diseños inigualables, sino que permitieron que la cooperación con el genio marcase la fama de las prendas.

Las Camisas Dalí fueron todo un éxito a nivel internacional, llegando a vender hasta un millón de unidades en un año, a lo largo de dos décadas. Aunque el catalán había colaborado con Elsa Schiaparelli en diseños de estampación de telas, en decoración de escaparates con los almacenes neoyorquinos Bonwit Teller & Co. y había hecho ilustraciones para la revista Vogue, esta fue la primera vez en la historia que se prestaba como imagen comercial de un producto.

Primera relación comercial de Dalí

Dalí desarrolló un tipo de relación con la publicidad que hasta ese momento no había tenido. Algo que destacaba Lidi García, comisaria de la muestra y directora de la colección López Trabado durante una de las conferencias en el Museo del traje: "Nunca antes, nunca antes, lo repito, nunca antes, había sido la imagen de un producto de moda."

Redojo acababa de elaborar un nuevo material que unía la fibra de poliéster y el algodón y que prestaba una nueva ventaja, que era que las camisas no necesitaban tantísimo planchado. "Con lo cual la persona que está planchando la camisa, lo que le estás devolviendo es tiempo de vida, multiplicado por semanas, por años. De alguna manera, es un gran progreso", explicaba Lidia. Como decía Lidia, el producto ya de por sí era bueno, pero Pedro Regojo se dio cuenta de que necesitaba la promoción de un rostro conocido para que se vendiera internacionalmente, y nadie mejor que Salvador Dalí que había hecho de sí mismo un producto.

Regojo viaja en 1962 hasta la casa de Dalí. No solo surge una química especial entre el empresario y el artista, sino que además a Dalí el concepto detrás de la camisa le convence, especialmente porque cuadraba con los trabajos que estaba realizando en aquel momento en torno al Tratado Polyhedra de Hugo Adriano Graziotti, explicaba el diseñador Lorenzo Caprile en el programa SER Historia. "Giraba todo en torno a las formas de los poliedros. La molécula del poliéster es un hexágono perfecto", decía.

Historia del traje, con Lorenzo Caprile

Historia del traje, con Lorenzo Caprile

23:59

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Dalí firmó un contrato comercial mediante el cual prestaba su nombre tanto para el tejido Dalí como para las camisas Dalí. Además, su firma oficial para que aparezca en las etiquetas y también su imagen para los anuncios de prensa. Todo por unas 125 mil pesetas, algo más de 750€ actuales, a los que había que sumarle una peseta extra por cada camisa vendida.

"Había tres tonos de blanco, del más blanco al más beige, pero luego empezaron a meterse en el mundo de la psicodelia y de los estampados para atraer a ese mundo joven, a esos chicos que iban a Londres, que imitaban a The Beathles, que iban a los primeros guatekes", detallaba Caprile. La estrategia de marketing fue más allá, añadiendo un packaging que reflejara la esencia de la obra de Dalí y dando a los clientes regalos tan originales como una serie de vinilos titulados 100 Melodías para una Camisa Dalí, que incluían temas como esta versión en español de Can't take my eyes off you de Frankie Valli.

 
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