Cómo cuidar la begonia maculata, un espectáculo natural que triunfa entre las plantas de interior
No hay que tenerle miedo a la poda y hay que procurar que reciban mucha luz, pero sin sol directo
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Madrid
Seguro que muchos oyentes la tienen en casa, porque es una planta clásica. La begonia maculata (Begonia maculata) se cultiva principalmente por sus hojas, que son alargadas, con el envés de color rojizo y por el haz tienen unas manchas o máculas muy estéticas. Hay gente que la compara con las manchas que tienen en su piel los salmones.
Es una begonia de caña, lo que significa que echa tallos largos y vigorosos, muy potentes. Tanto como el de la nuestra, que supera el metro. Mi error ha sido no podarla y la he ido dejando hasta que ha llegado a tocar el techo. Como la planta está muy activa, es buen momento para podarla. Así me lo recomendó Rafael Pulido, uno de los grandes expertos de begonias que tenemos en nuestro país.
Cómo se hace la poda de la begonia maculata
Lo que vamos a hacer es acortar mucho los tallos, a la mitad, para que la begonia ramifique y produzca nuevos tallos desde la parte más baja de la planta. Ahora mismo tiene un aspecto desgarbado y poco denso, así que vamos a darle una poda para formar algo más compacto.
Y, una vez más, todo lo que cortamos lo aprovecharemos. Igual que hicimos la semana pasada con la poda del rosal, de la cual pusimos varios esquejes a enraizar, así vamos a hacer con estas ramas de la begonia. En un principio va a enraizar muy bien en sustrato, pero también lo podríamos hacer en agua.
Qué necesita la begonia maculata para prosperar
Mucha luz sin sol directo es una premisa indispensable. Cuanta más luz, más va a crecer. También podríamos aplicar aquí la máxima de regarla solamente cuando el sustrato se seque por completo, como ya hemos mencionado en otras ocasiones con otras begonias.
Es una planta cuyas raíces son muy sensibles al exceso de agua, y puede perderlas muy fácilmente si tienen agua continuamente. Así que debemos tener paciencia antes de regarlas de nuevo, y esperar a que haya desaparecido por completo la humedad del sustrato, como hacemos nosotros. Si vemos que las hojas se amarronan, puede ser una consecuencia de ese exceso de agua.
También le vendrá muy bien un abonado cada dos meses o así, dependiendo del abono, que recomendamos que sea orgánico, como siempre.
Suculentas en invierno y cuidados de la begonia maculata
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Las suculentas que no duermen en invierno
Tenemos un macetón con dos plantas suculentas encima de la mesa creando una composición. Quiero contaros que no todas las plantas suculentas están ahora dormidas, y un buen ejemplo son los aeonios.
Aeonio
Los aeonios (Aeonium spp.) son unas plantas típicas de las islas Canarias. Tienen forma de flor, con sus hojas dispuestas como los pétalos de una rosa, por ejemplo. A muchas personas, los aeonios les recuerdan a una alcachofa abierta. Sus hojas se abren en el extremo de unos tallos.
Lo curioso es que se suele pensar que las plantas suculentas, con sus hojas y/o tallos engrosados, suelen dormirse en el invierno, y no es algo que les ocurra a todas. Este es el caso de los aeonios que tenemos aquí. Recuerdo la primera vez que cultivé un aeonio, el típico aeonio arbóreo (Aeonium arboreum) o quizás alguno de sus híbridos. Durante la primavera crecía genial, con más y más hojas, pero llegó el verano madrileño y la planta cada día estaba peor. Se le cayeron algunas hojas más viejas, y las nuevas se plegaron, para dar un aspecto de alcachofa. Fue en ese momento cuando supe del ritmo de muchas plantas suculentas, que cuando suben las temperaturas veraniegas se paran por completo, entran en una dormición. El crecimiento lo retoman en el otoño, para continuar en el invierno. Nuestro aeonio está ahora a tope, con mucha masa aérea, muy hermoso. No le ha afectado el frío, como ya predijo en su día Antonio Alfaro, que fue la persona que me regaló los esquejes de este aeonio. Él los cultiva en el barrio madrileño de Lavapiés, y están tan a gusto, como ahora estos nuestros en la terraza.
Senecio azul
Al lado del aeonio tenemos otra planta suculenta que está espectacular. Al igual que el aeonio, está en pleno crecimiento. Se trata de un senecio azul o curio azul, y su nombre científico es Curio ficoides. A pesar de que es una planta de la zona subtropical de Sudáfrica, parece que no le importa el frío castellano, porque yo la llevo cultivando varios años y ha aguantado muy bien los inviernos.
Si en casa queréis ver cómo es la planta, poner en vuestro buscador “senecio monte Everest”, y os aparecerá este cultivar. El nombre ya nos dice cosas, como que crece de maravilla, y supera el metro de altura si todo va bien en el cultivo. De hecho, el que tenemos aquí ya va por buen camino, con algo más de 60 centímetros de alto. Sobre sus tallos se asientan unas hojas alargadas, carnosas, y aplastadas lateralmente. Otro de sus nombres es el de senecio rascacielos, por el nombre en inglés del cultivar: Senecio ‘Skyscraper’.
Una peculiaridad de esta planta es que tiene todo su cuerpo, tallos y hojas incluidos, recubiertos de una cera que le da un aspecto blanquecino. Notarás que si pasas los dedos por las hojas del senecio azul, esta capa cerosa se quita fácilmente, y te habrá dejado un tacto suave en la yema de los dedos.
¿Y para qué le sirve a la planta tener esta cera recubriendo sus hojas?
Esta capa está formada por la pruína, que es una cera vegetal que tienen muchas plantas, a veces solamente en una parte de su anatomía. Por ejemplo, se encuentra mucho en frutos como las ciruelas, las cerezas, las uvas, los arándanos… De hecho, hay mucha gente que le quita la pruína a los frutos cuando los lava o se los frota contra la camiseta, que es una imagen como muy de huerto.
La pruína se encarga de proteger los tejidos en los que está presente, haciéndolos impermeables. Es fácil de comprobar cuando se lava un racimo de uvas o unos arándanos. Además, esta pruína también refleja una parte de la radiación solar que recibe la planta. Muchas plantas suculentas tienen esta pruína, y les añade un atractivo a su anatomía, porque les da estos colores azulados tan hermosos, como el de nuestro senecio azul.
La combinación de plantas en una misma maceta
Siempre hablamos de combinar plantas en una misma maceta. En el caso de las plantas suculentas, sus formas tan definidas y sus colores crean unos efectos hipnóticos encantadores. Como ejemplos, la jardinera que hicimos en el primer programa, donde tenemos varios sedum (Sedum spp.) y madreperlas (Graptopetalum paraguayense) que están muy activos y en pleno crecimiento. ¡El frío no les asusta!
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Eduardo Barba
Eduardo Barba Gómez es jardinero, investigador botánico en obras de arte, paisajista y profesor de jardinería....