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Un oasis de riqueza en pleno desierto de Namibia: la ciudad fantasma que se ha convertido en atracción turística

Fue abandonada en 1956 y ahora es una ciudad fantasma cubierta por dunas, atrayendo a miles de turistas

Un oasis de la riqueza en pleno desierto de Namibia: la ciudad fantasma que se ha convertido en atracción turística

Un oasis de la riqueza en pleno desierto de Namibia: la ciudad fantasma que se ha convertido en atracción turística

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Nada queda de lo que un día fue. Lo que a principios del siglo XX se convirtió en una de las ciudades más ricas del mundo, ahora está prácticamente cubierta por las dunas y recibe casi 40.000 turistas cada año. ¿Pero qué ha pasado para que esta localidad de Namibia haya quedado totalmente desolada? Chema Rodríguez y su equipo han viajado hasta Kolmanskop para conocer de cerca la historia de esta ciudad que, bajo el dominio alemán, se convirtió en el destino estrella para exploradores y oportunistas.

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En el último programa de SER Aventureros, el colaborador trae de nuevo uno de los lugares abandonados más singulares del mundo. Sus orígenes se remontan al año 1908, cuando un trabajador del ferrocarril de Namibia, Zacherias Lewala, sacaba la arena de las vías con una pala cuando vio algunas piedras que brillaban bajo la luz. Al mostrárselas a su jefe, este las identificó como diamantes.

Devorado por las dunas

Como consecuencia, aluviones de prospectores acudieron a la zona y, apenas tres o cuatro años después, había surgido una ciudad que producía un millón de quilates al año, es decir, el 12% de la producción mundial de diamantes. "Se convirtió en un oasis de riqueza en medio del desierto. Había carniceros, panaderos, sala de fiesta, oficina de correos, una fábrica de hielo, el agua dulce se traía en ferrocarril, incluso se hacían espectáculos de ópera, es decir, allí reinaba una especie de demencia", explica Chema Rodríguez.

Pero lo más curioso, es que Kolmanskop se convirtió en la primera localidad africana que dispuso de un aparato de rayos X, que lo importaron específicamente para vigilar que los mineros no ingirieran los diamantes para su posterior extracción ilícita. En aquel entonces, Namibia era una colonia alemana, por lo que le dieron la explotación a una empresa de Berlín. Desplazaron a todas las tribus locales, las convirtieron en trabajadores prácticamente forzados y, como ocurre en todos estos lugares, aunque durante la Primera Guerra Mundial se extrajeron cantidades enormes de diamantes, después de la guerra esto descendió notablemente. Tanto en Namibia, en Sudáfrica y en otros lugares, empezaron a aparecer minas que competían con ella.

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Alemania perdió sus colonias en África y en la década de 1930, los geólogos localizaron otras minas a más de 200 kilómetros, al sur de Lüderitz. Así, en 1956, Kolmanskop había quedado totalmente abandonada y, a partir de ese momento, las dunas se hicieron con el lugar, devorando parte de las estructuras y convirtiéndola en una ciudad fantasma. En 2002, se hizo una concesión a una empresa local que comenzó a explotarlo como atracción turística y, hoy en día, van unos entre 30 y 40 mil turistas al año a visitar este lugar fantasmagórico.

 
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