"La mirada limpia y serena de Jenni Hermoso, eso es belleza de alma": la reflexión de Maruja Torres

Desde que los antipáticos del desorden mundial ocupan la escena e intentan ponernos patas para arriba, pienso a menudo en los muñecos de aquel delicioso programa de Canal Plus, 'Las noticias del guiñol'. Eran simpáticos y casi diría que empáticos, los guiñoles. Les daban leña a los personajes sin dejar morir a las personas.

Lo que ahora tenemos es un guiñol también, un Grand Guignol, un esperpento, un relato amoral y por desgracia cierto, interpretado por la gente más fea del planeta. Y no me estoy refiriendo a fealdad física, faltaría más.

Es la malformación del alma lo que asoma en cada rostro de los que acaparan jornadas completas de la pseudo información y también, inevitablemente, de la información honesta. De la Casa Blanca a la antigua comisaría central de Puerta del Sol, hoy sede de la Comunidad de Madrid, de la Federación Española de Fútbol a los gañanes de la extrema derecha, de los pajilleros malcriados de Silicon Valley a los autócratas recoge-presos.

Son los rostros que se han labrado cada uno con su trayectoria, como nos dice el viejo y sabio refrán que habla del espejo de nuestro interior.

Estamos rodeados de sombras deformadas como en los tiempos del expresionismo alemán, sólo que ahora parecen amasadas con barro de Miami, de Marbella o de la Pequeña Caracas.

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Frente a eso, no tenemos muñecos que nos tranquilicen. Como soy pesimista, pero quiero ser positiva, elijo hoy, para calmarme, la mirada limpia y serena de Jenni Hermoso. Eso es belleza de alma.