La salida de García-Gallardo agrava la purga interna en Vox
Juan García-Gallardo se suma a una lista cada vez más larga de dirigentes que abandonan el partido de Santiago Abascal por sus discrepancias con la dirección nacional
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El líder de Vox, Santiago Abascal y el exvicepresidente de las Cortes de Castilla y León, Juan García-Gallardo / Santi Otero (EFE)
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Madrid
La noche del 13 de febrero de 2022, una pequeña multitud con banderas de Vox y con paraguas con la bandera de España salió a celebrar los resultados de la ultraderecha, que había conseguido 13 procuradores en las Cortes. "Qué cara de vicepresidente se le está poniendo a Juan García-Gallardo", soltó entonces Santiago Abascal, provocando el aplauso y los vítores de los suyos. García-Gallardo, un abogado burgalés que acababa de arrancar su carrera política, sonreía a su lado. Hacía solo un mes que le habían nombrado candidato a la presidencia de la Junta de Castilla y León, y estaba a punto de convertirse en vicepresidente, el primero de Vox en un gobierno regional.
Tres años después de aquello, Juan García-Gallardo ha abandonado el partido. En una carta de tres páginas que ha colgado en sus redes sociales, hace referencia a las "discrepancias" con la dirección nacional y a una falta de lealtad. Incide, además, en la importancia de exigir una "conducta ética" a los altos cargos de los partidos políticos, lo que algunos interpretan como un reproche al hecho de que Lidia Bedman, la mujer de Abascal, haya recibido un sueldo de más de 60.000 euros de la editorial de Gabriel Ariza, uno de los principales asesores del líder de Vox. La noticia la publicó El Confidencial el 28 de enero, el mismo día en el que los portavoces regionales del partido se reunían en Barcelona, y no sentó bien entre algunos de los dirigentes. "Es un conflicto de interés brutal", apunta una fuente cercana al partido.
El nombre de García-Gallardo es el último en una lista, cada vez más larga, de dirigentes que abandonan la formación argumentando razones similares. La última en marcharse fue Rocío Monasterio, líder de Vox en la Comunidad de Madrid, que decidió dejar todos sus cargos en el partido y en la Asamblea en octubre del año pasado, justo un día después de que Santiago Abascal la destituyera como líder del partido en la región. Antes de Monasterio, hicieron lo mismo Iván Espinosa de los Monteros, que fue portavoz en el Congreso de los Diputados, o los diputados Víctor Sánchez del Real, Rubén Manso y Macarena Olona. También la eurodiputada Mazaly Aguilar, que fue clave en los inicios de la formación.
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A pesar de esa descomposición interna, Vox sigue subiendo en las encuestas. El último barómetro de 40 dB le da un 14,2% de los votos, su mejor resultado desde las últimas elecciones. Es, además, la opción preferida entre los menores de 25 años: uno de cada cuatro optaría ahora por la papeleta de la ultraderecha. Pero, aun así, Vox no consigue mejorar ni repetir el 15,2% que consiguió en las elecciones de noviembre de 2019, cuando logró 52 diputados. Ahora, ocupa 33 escaños. Tampoco está luchando por ocupar el segundo o el primer lugar, como sí sucede en otros países europeos. "Se puede conformar con ser la Izquierda Unida de la derecha", aseguran fuentes cercanas al partido. "Deberían estar jugando por el oro, pero están jugando por una tercera plaza", recuerdan.
Los que conocen cómo funciona Vox creen que la salida de García-Gallardo responde, una vez más, a un intento de silenciar a los perfiles con voz propia que amenazan con hacer sombra a Santiago Abascal. De hecho, algunos enmarcan en eso la ruptura de los gobiernos regionales con el PP el verano pasado: en un intento de reducir el protagonismo de perfiles como el de García-Gallardo.
En sus años como vicepresidente de la Junta, García-Gallardo se convirtió en uno de los perfiles públicos más reconocibles de la formación de ultraderecha. Acaparaba atención mediática y el partido recurría a él como un activo para, por ejemplo, participar en campañas electorales. Pero la relación estaba cada vez más deteriorada. En abril, García-Gallardo pidió explicaciones en la red social X por un artículo del periódico Abc, que incluía declaraciones anónimas de algún miembro de la dirección criticando su perfil incendiario. “¿Saldrá alguien a desmentir estas declaraciones, lanzadas desde el anonimato, tan negativas sobre quienes trabajamos por el avance del proyecto político?”, escribió entonces el líder del partido en Castilla y León.
La relación terminó de romperse el pasado fin de semana, después de que el partido le exigiera expulsar a dos procuradores de las Cortes, críticos con algunos de los movimientos de Vox. La expulsión se recogía en un documento, que le pidieron firmar de inmediato, según apuntan fuentes del entorno de García-Gallardo. Al ex líder de Vox le surgieron dudas, dada la trascendencia jurídica de la resolución. Le dieron 15 minutos para firmarlo, amenazándole con cesarle si no hacía lo que le pedían. "Fue la gota que colmó el vaso", según aseguran estas fuentes.
Muchos de los que han pasado por el partido no reconocen ya al Santiago Abascal que fundó Vox a finales de 2013. Abascal, cuentan voces cercanas a la formación, está cada vez más aislado de los dirigentes, de su base y sus militantes. "Está en un búnker", repiten. El comité ejecutivo nacional, el órgano que dirige la formación, es, aseguran, "un paripé", en el que nadie se atreve a disentir con la cúpula. "Hay una ley del miedo", apuntan diversas fuentes. "Todo llega cocinado y todo sale por unanimidad".
García-Gallardo, después de una incursión de apenas tres años en política, vuelve a centrarse en la abogacía, en el despacho de su padre. Igual que hicieron Rocío Monasterio e Iván Espinosa de los Monteros, que también recuperaron su actividad profesional. Mientras, el partido se queda cada vez más huérfano de perfiles de peso que puedan, en un futuro, sustituir a Abascal en el liderazgo de la formación. "Nadie es imprescindible", insisten desde la dirección nacional.
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Sara Selva Ortiz
Redactora de la sección de Nacional. Antes trabajó en el equipo de Hoy por Hoy, en Economía, en Informativos...