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Historia

Parecía una cantina, pero era el epicentro de una red clandestina gallega para salvar a judíos del Holocausto

Amparo, Xulia y Lola Touza, dueñas de una cantina en Ribadavia, organizaron una red clandestina para ayudar a judíos que huían de los nazis. El nieto de Lola, Julio Touza, ha contado en 'La Ventana' esta historia que ha estado oculta durante décadas

Las hermanas gallegas que salvaron a judíos del nazismo

Las hermanas gallegas que salvaron a judíos del nazismo

15:00

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Madrid

En 1941, en plena Segunda Guerra Mundial, tres hermanas gallegas comenzaron una misión que cambiaría la vida de cientos de personas. Amparo, Xulia y Lola Touza regentaban una pequeña cantina en la estación de tren de Ribadavia (Ourense), un pueblo situado al borde de la frontera con Portugal. Lo que parecía un negocio modesto se convirtió en el epicentro de una red clandestina que salvó a más de 500 judíos del horror del Holocausto.

Julio Touza, nieto de Lola Touza, nos ha acompañado en La Ventana para contar la historia de su abuela y sus tías abuelas. Ellas no solo ofrecían refugio, sino que también proporcionaban comida, ropa y dinero para que los refugiados pudieran continuar su viaje. "Les daban tres monedas alfonsinas, que aunque no tenían valor legal, estaban hechas de plata y podían ser intercambiadas por bienes o servicios", ha contado Julio.

La cantina clandestina

Su abuela y sus dos tías abuelas regentaban una cantina. Ahí vendían melindros y gaseosas a los pasajeros que se bajaban del tren de vapor en los 15 minutos de parón. Un hombre estaba en esa estación, famélico, y Lola se acercó a saber si necesitaba algo. Aquel hombre se había escapado del campo de concentración de Mauthausen y no le entendía por el idioma. Así que llamo a un tonelero de la zona, un inmigrante que había estado en los puertos de Nueva York trabajando y sabia polaco e ingles, así que hizo las veces de traductor.

Entre los numerosos pasajeros que viajaban en la línea Hendaya-Vigo, aún en circulación, se encontraban muchos judíos que huían de los campos de concentración nazis. Lo hacían cruzando la frontera francesa hacia España y con el objetivo de llegar a Portugal para marcharse a Estados Unidos o a América Latina.

Sin embargo, las hermanas Touza no actuaron solas. Contaron con la ayuda de una red de colaboradores, entre los que se encontraban taxistas, traductores y guías que conocían los caminos hacia la frontera portuguesa. Los judíos que llegaban a Ribadavia, muchos de ellos escapados de campos de concentración como Mauthausen, se escondían en un sótano secreto bajo la casa de las hermanas. Este refugio, de 20 metros cuadrados, fue construido específicamente para proteger a los perseguidos. "Cuando éramos pequeños y les ayudábamos a vender, veíamos que había un zulo debajo pero nos decían que era para guardar refrescos. No sabíamos que ahí escondían a la gente", ha rememorado Julio.

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La Gestapo, la policía secreta nazi, patrulló Ribadavia en varias ocasiones en busca de «La Madre», el apodo con el que se conocía a Lola. Sin embargo, los habitantes del pueblo guardaron un silencio absoluto, protegiendo a las hermanas y a los refugiados. Y es que la Gestapo llegó a Ribadavia más de cuatro veces, pero nunca encontraron nada. Los ribadenses actuaban como un muro infranqueable, cuenta Julio Touza. Incluso la Guardia Civil del régimen franquista ignoraba lo que sucedía en el pequeño pueblo gallego.

La historia de las hermanas sale a la luz

La historia de las hermanas Touza permaneció oculta hasta 2005, cuando el escritor Antón Patiño Regueira publicó el libro Memoria de Ferro. En él, Patiño relató la hazaña de las hermanas, basándose en testimonios que recogió años antes, tras prometer a Lola que no revelaría la historia hasta después de su muerte.

El reconocimiento internacional llegó años más tarde. En 2008, el entonces presidente de Israel, Shimon Peres, contactó con él para agradecerle personalmente la labor de su abuela. "Peres mandó a plantar unos árboles en Jerusalén en nombre de ellas y se reunió conmigo en Sevilla cuando ya se supo la historia", ha contado Touza. Además, en septiembre de 2008, el Ayuntamiento de Ribadavia colocó una placa en homenaje a las hermanas Touza en la casa donde vivieron. La inscripción reza: «A las tres hermanas Lola, Amparo y Julia Touza. Luchadoras por la Libertad».

La historia, claro, ha captado la atención de muchos medios y productoras nacionales e internacionales. Netflix está trabajando en una docu-serie sobre las hermanas Touza. "Un enviado de Spielberg me preguntó. Le dije que dejáramos pasar el tiempo para que se sepa algo más", ha contado Julio. Varias obras de teatro y novelas, como Estación Libertad de Emilio Ruiz Barrachina, han llevado su historia a nuevos públicos en homenaje de estas hermanas.

Álvaro García-Dotor

Álvaro García-Dotor

Periodista cultural. Redactor en La Ventana.

 
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