Ilan Pappé, el israelí enemigo del sionismo en el exilio
Punto de Fuga habla con el reconocido ensayista y profesor israelí que vive en el exilio por las amenazas de muerte que recibió después de criticar la estrategia sionista para establecer y consolidar un estado judío con total desprecio por la población local. Analizamos con él la actual situación en Oriente Medio y la marcha del alto el fuego en Gaza a propósito de la publicación de su libro ‘Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina’, de la editorial Capitan Swing.
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Ilan Pappé, el israelí enemigo del sionismo
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El alto el fuego acordado entre Hamas e Israel, en vigor desde el 19 de enero, se ha consolidado esta semana con el regreso de miles de palestinos al norte de la Franja de Gaza, gracias a la apertura del corredor de Netzarim que divide la Franja de este a oeste. Un proceso de retorno que se entiende mejor cuando se conoce la historia de Gaza. “Es la segunda vez que se expulsa a estos refugiados”, recuerda el historiador israelí en el exilio Ilan Pappé. “Ahora están regresando a casa simbolizando su esperanza de que tal vez también puedan regresar más tarde a los pueblos y ciudades originales de 1948”, explica.
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Para Ilan Pappé, la forma en la que los países occidentales abordan el conflicto en Oriente Próximo es errónea porque no reconocen que el problema de base es la colonización. “El proceso que debemos buscar es la descolonización, no el proceso de paz entre dos naciones”, defiende el profesor.
Pappé vive en el exilio por las amenazas de muerte que recibió después de criticar la estrategia sionista para establecer y consolidar un estado judío con total desprecio por la población local. El reconocido ensayista y profesor israelí acaba de publicar un nuevo libro: ‘Breve historia del conflicto entre Israel y Palestina’, de la editorial Capitan Swing.
- ¿Qué le impulsó a explicar de nuevo las raíces del conflicto en Oriente Medio? ¿Percibió mucha desinformación después del 7 de octubre?
La idea de escribir este libro surgió después de hablar con mucha gente en festivales literarios en diferentes partes del mundo, especialmente jóvenes, pero también algunas personas mayores que -de repente- se interesaron por Palestina después de los ataques del 7 de octubre.
Me sorprendió comprobar que incluso aquellos que decían ir a manifestaciones por Palestina o personas que me decían que habían escrito cartas al periódico preocupándose por lo que está pasando con los palestinos... No conocían mucho sobre su historia. Es decir, sabemos lo que está sucediendo ahora en Gaza, pero no conocemos el contexto. No conocemos la historia.
Me pareció que hay mucha gente emocionada y que piensa en Palestina pero que no tiene el conocimiento histórico de lo ocurrido, ni leerá un libro muy largo al respecto. Por eso, pensé que querrían leer algo corto, si es posible. Además, comprobé como los medios de comunicación tradicionales, y el contexto histórico y político que aportaban, seguía siendo muy fiel a la narrativa israelí así que no me planteó ningún problema volver a cuestionarlo.
- Los lectores entenderán mucho mejor lo que ocurre actualmente después de leer su libro... El regreso de los palestinos al norte de Gaza esta semana, por ejemplo, a pesar de la destrucción de las casas. ¿Qué ha representado exactamente para ellos ese retorno?
Sí, totalmente. El concepto de retorno para los palestinos se entiende mucho mejor si conoces la historia, especialmente la de Gaza. Hay que preguntarse quiénes son los habitantes de la Franja de Gaza... El 70% de ellos son refugiados de 1948 o la segunda generación de refugiados de aquel año. Y muchos de ellos vienen de aldeas y pueblos que ahora están en Israel, pero muy cerca de la Franja de Gaza. Algunos de estos lugares fueron atacados por Hamás el 7 de octubre.
Para ellos, el retorno siempre significa el regreso, en primer lugar, a Palestina y luego el retorno a los lugares más específicos de los que vinieron, que no están lejos de Gaza. En el libro recuerdo que en 2018 hubo una "gran marcha del retorno" donde las generaciones más jóvenes de palestinos, cuyos padres y abuelos vinieron de pueblos y ciudades que ahora son parte de Israel, hicieron esta gran manifestación. El mensaje que aquello envió a Israel fue que una reclamación no violenta de los palestinos demandando su derecho al retorno. Israel lo rechazó totalmente y mató a muchos de los manifestantes, algo que contribuyó a la decisión del ataque de octubre de 2023.
Es la segunda vez que se expulsa a estos refugiados. Fueron expulsados de Palestina y después fueron expulsados del norte de Gaza. Ahora están regresando a casa simbolizando su esperanza de que, si pueden obligar a los israelíes a permitirles regresar, tal vez también haya esperanza de regresar más tarde a los pueblos y ciudades originales de 1948.
- Usted detalla cómo Israel ha recurrido siempre a la violencia y a políticas de limpieza étnica y apartheid contra la población palestina. Lo que quizás sea más desconocido es cómo Israel recurrió a tácticas terroristas en el pasado para atraer a judíos del exterior al nuevo estado.
Si, realmente hay algo que debemos explicar a los estudiantes que es la increíble situación que se generó después del Holocausto. Quienes vivían en Europa, bajo la ocupación nazi y sobrevivieron al genocidio judío, se encontraban en campos de desplazados dirigidos por las potencias que ganaron la guerra contra Alemania. Estaban en Alemania, Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos... no había nada similar en Oriente.
El movimiento sionista quiso que esos judíos en Europa vinieran a Palestina y ayudaran a la construcción del estado judío. El problema es que la mayoría de los desplazados que vivían en esos campos querían regresas a sus países de origen en Europa o a Estados Unidos. De hecho, surgió una organización judía no sionista en norteamérica que ayudó a algunos de esos judíos a ir a Estados Unidos o Canadá. Algunos incluso querían ir a América Latina y eso planteó un problema a los líderes sionistas.
Lo que hicieron fue algo peor que terrorismo, algo aún más siniestro. Convencieron a algunos de los que vivían en esos campos para que se alistaran en las milicias judías en Palestina. Y luego les dijeron que, si no iban al territorio, serían declarados desertores y enviados a prisión. Además, ejercieron presión psicológica sobre esas personas. Y en algunos casos, funcionó.
Tuvimos una situación similar en 1972. Aquel año, la Unión Soviética permitió por primera vez que los judíos salieran de Rusia. La mayoría de los judíos que salían de Rusia querían ir a Estados Unidos, pero Israel quería que vinieran a Palestina. La mayoría de estos judíos pasaron por Austria en su camino hacia Estados Unidos e Israel logró convencer al gobierno austríaco de que creara campos para estos judíos rusos, de modo que no pudieran ir inmediatamente a Estados Unidos y utilizara el tiempo que estuvieran en esos campos para presionarlos y traerlos a Israel. Esto también forma parte de la táctica y la estrategia del movimiento sionista.
- Me ha impresionado, por ejemplo, lo que cuenta sobre los judíos árabes... los que procedían de países árabes. ¿Puede compartir su historia con nuestros oyentes?
Este es un pasaje de la historia muy desconocido e importante... Comienza con el mismo proyecto del movimiento sionista de establecer su estado con judíos europeos. El Holocausto y la decisión de muchos judíos de quedarse en Gran Bretaña o Estados Unidos y no volver a Palestina provocó un grave problema demográfico. Fue entonces cuando los líderes sionistas decidieron intentar reclutar a judíos del mundo árabe para que vinieran a Palestina y ayudaran a levantar el estado de Israel.
El problema es que eran muy racistas. Los veían como árabes y aplicaron su propia estrategia para convertirlos de árabes a judíos israelíes. Yo lo describo en el libro como el proceso de "desarabización" de esos judíos que vinieron de esos países. Y no fue fácil, y tuvo éxito, lamentablemente... porque la segunda o tercera generación de esos judíos que vinieron de países árabes son ahora extremadamente racistas con los palestinos y los árabes en general.
El proceso de conversión les funcionó... pero no fue fácil porque esas personas eran árabes y hablaban árabe. Cuando llegaron a Israel, se sentían mucho más cerca de los palestinos que de los judíos europeos y se les aplicó un mecanismo de represión... a través de la educación y el adoctrinamiento, se indujo a esas personas a comprender que querían ser parte legítima de la nueva sociedad judía de Israel. Muchos de ellos cambiaron sus apellidos y se comprendieron claramente a mostrar una actitud particularmente antiárabe para convertirse en miembros legítimos de la nueva sociedad judía que el movimiento sionista había creado en Israel.
- Una de las claves más interesantes para entender la política israelí actual es la diferencia que usted establece entre el Estado de Israel y el Estado de Judea, ¿de qué estamos hablando exactamente?
Sí, lo que digo es que, en los últimos años, en los asentamientos judíos de la Cisjordania ocupada, se ha desarrollado un tipo diferente de sionismo. Una versión mucho más dura, más racista, más teocrática, más extremista. Sus enemigos no son sólo los palestinos. Sus enemigos son también los judíos seculares que hasta hace poco dominaban la élite política, cultural, social y militar de Israel.
A lo largo del tiempo han ido construyendo otro estado dentro del Estado porque en los asentamientos judíos no se aplica la ley israelí. Y el ejército los defiende de todo lo que hacen. Vivir allí es muy barato y se han convertido en una fuerza poderosa durante los últimos 10 o 15 años. Antes, representaban una fuerza muy marginal. La gente los veía como un colectivo al margen... el más militar o más fanático de la política israelí. Pero durante la época de Netanyahu se han comenzado a construir alianzas con ellos, y esas alianzas les han dado mucho más poder del que tenían antes.
Su sueño es (yo lo describo así, aunque ellos no lo dicen claramente) reemplazar el estado de Israel por el estado de Judea. ¿Qué quieren con eso? Quieren tomar el poder para acabar con el liberalismo democrático, lo que sea que quede de las características democráticas y liberales del estado de Israel multicultural.
Gracias a esa alianza con Netanyahu, y después de las elecciones de 2022, se están convirtiendo en una fuerza muy poderosa no solo en la política israelí. Tienen una presencia muy poderosa en el servicio de seguridad israelí, en el ejército israelí o en la élite económica. Hay una guerra abierta entre el Estado de Israel, que representan la vieja izquierda sionista y la centroizquierda (todavía opresivos hacia los palestinos, pero más democrático y pluralista para los judíos que viven en él) y el Estado de Judea, que nació en Cisjordania, que ahora es muy poderoso y amenaza con apoderarse de lo que queda de lo que llaman el Estado de Israel.
- Hablemos del AIPAC, el grupo de presión judío más poderoso de Estados Unidos, y que parece seguir teniendo bastante influencia... ¿cuánta, señor Pappé?
La AIPAC lleva funcionando desde los años 50 y alcanzó una posición muy poderosa a comienzos de este siglo. De hecho, mucha gente cree -y yo creo que con razón- que fueron parte del lobby que convenció a Estados Unidos para atacar y ocupar Irak. Son, sin duda, responsables del apoyo unilateral de Estados Unidos a Israel.
Lo que defiendo es que, en los últimos años, a pesar de lo poderosos que son, se enfrentan a dos problemas que será muy interesante comprobar cómo afrontan porque les hace más débiles. Ese lobby ha decidio apoyar al partido republicano, algo que rompe con la tradición de los judíos en Estados Unidos que forman una minoría más en la nación y apostaban usualmente por el partido demócrata. Los republicanos representan más a los americanos blancos, no a las minorías... a pesar de lo cual, han depositado su fe total en la administración republicana, en particular en Donald Trump.
Ahora bien, el nuevo presidente es, entre otras cosas, antisemita, y algunos de sus partidarios más destacados son antisemitas que creen en la supremacía blanca... En el momento en el que Trump no esté en el poder se quedarán conectados sólo con una parte de la política norteamericana, así que la estrategia de AIPAC siempre se ha entendido que era un error porque les hace menos poderosos y menos influyentes respecto a la alternancia en el poder.
El segundo problema que tienen es la generación más joven de judíos en Estados Unidos. A muchos de los jóvenes judíos no les gusta lo que ven que hace Israel y poco a poco se están distanciando del estado hebreo y del sionismo. De hecho, muchos de ellos piensan que tienen incluso la responsabilidad de trabajar con los palestinos, dado que todos sus padres eran automáticamente partidarios de Israel y no sabían mucho o no les importaba mucho lo que estaba pasando con los palestinos.
Por todo ello, no creo que en el futuro cercano o en el más lejano, este lobby vaya a ser tan poderoso como lo es ahora. Son muy poderosos, pero no creo que la actual configuración de la política estadounidense los pueda mantener así.
- De momento, lo que parece estar haciendo Trump es enviando mensajes que alimentan el sueño de los partidarios del Estado de Judea cuando habla, por ejemplo, de "limpiar" Gaza...
La gente en Israel dice: "miren lo que hizo con Colombia! Obligó a aceptar a un millar de inmigrantes deportados" Están impresionados por la forma en la que les obligó a aceptarlos y creen que es capaz de obligar a otros países de Latinoamérica a hacer lo mismo. Ellos piensan que sí pudo hacerlo con un gobierno como el colombiano, que es bastante crítico con la política estadounidense, realmente puede hacer algo similar con sus aliados en Oriente Medio, como Jordania y Egipto y les obligue a aceptar su idea de que los palestinos de Gaza tienen que ir a esos dos países.
Ahora bien... no creo que esta idea de Trump vaya a funcionar. Descubrirá que, por mucho miedo que tengas los egipcios y los jordanos en perder su apoyo, tienen mucho más miedo a perder el poder y si siguen adelante con ese plan de deportación de palestinos, pueden verse muy afectados en sus propios países. Por eso, no creo que cooperen con Trump en ese descabellado plan.
Eso al margen de que los palestinos, que han sufrido tantas políticas de apartheid y limpieza étnica a lo largo del tiempo, no van a aceptarlo ni van a colaborar en el plan. Su deseo es volver a sus hogares originarios y -de momento- reconstruir Gaza. Harán todo lo posible para no ser expulsados de Palestina.
- Otra de las claves importantes que señala en su libro es el error de los países occidentales a la hora de abordar el problema en Oriente Próximo. Usted defiende que no reconocen la naturaleza de este conflicto como un problema de la descolonización.
¡Por supuesto! Las personas que analizan lo que pasa sobre el terreno -es decir, los gobiernos, los medios de comunicación dominantes y el establishment financiero- siguen hablando de un "proceso de paz", como si el problema en la Palestina histórica fuera entre dos movimientos nacionales en el que Europa puede mediar. Y los europeos siempre se han sentido más cercanos a los israelíes que a los palestinos así que tienen un sesgo que favorece al estado hebreo.
Pero el proceso que se desarrolla en Palestina desde hace 120 años no es un conflicto entre dos movimientos, es un conflicto entre un movimiento colonial, el sionista, y los pueblos indígenas nativos de Palestina que están librando una guerra anticolonialista. Hay que tener en cuenta que este movimiento colonial basado en los asentamientos es diferente al colonialismo tradicional.
Se debe descolonizar asegurándose de que el pueblo colonizado no sufra más opresión, limpieza étnica y apartheid. Y reconociendo que ellos son los verdaderos dueños de la tierra. En este caso, tendrían que dar cabida a los colonos porque en el caso de Israel, ya hay una tercera generación de colonos y la tercera generación se ha convertido en población nativa.
La cuestión es cómo van a recuperar los palestinos el derecho a la liberación, la libertad, la autodeterminación, el derecho al retorno, y cómo les gustaría establecer su relación con los millones de judíos que ahora son colonos de tercera generación. No les estoy dando la solución, pero estoy diciendo que el proceso que debemos buscar para poner fin al derramamiento de sangre es la descolonización y no el proceso de paz entre dos naciones.
- Usted sabe, porque lo ha sufrido, que es muy difícil hablar de todo esto en Israel. De hecho, usted tuvo que abandonar el país por amenazas. En el actual contexto debe resultar todavía más complicado.
Sí. Ya sabes... hoy en día es aún más difícil hablar de ello fuera de Israel. En Alemania, en Francia, en Suiza, donde mi querido amigo Ali Abunimah fue arrestado y luego deportado por hablar de la colonización de Palestina. Sí, es difícil porque tanto en Israel como en otros países europeos, te acusan de apoyar el terrorismo o de ser una persona antisemita si utilizas este lenguaje de la colonización y la descolonización. Pero tenemos que insistir en ello porque no es sólo una cuestión de nuestra posición moral o nuestra posición ideológica. Para mí, también es una posición académica. Creo que académicamente, desde un punto de vista académico, esta es la única forma precisa de hablar sobre lo que sucedió en el pasado y lo que está sucediendo hoy, lo que ocurrirá en el futuro.
Así que, sí, a veces pagas un precio por decir la verdad, pero creo que la mayoría de las personas que creen en la verdad no dejarían de hablar de ella sólo porque a un establishment o a un sistema no le guste. Y si no se puede hablar de ello en un lugar, entonces hay que buscar un lugar donde sí se pueda hablar de ello. Así que, sí, es difícil, pero tenemos que insistir en ello porque, como digo, es el único lenguaje correcto para describir lo que pasa.
Esto, no es sólo por el bien de los palestinos. Es también por el bien de los judíos, tanto de los judíos de Israel como de los judíos de todo el mundo. Cualquiera que viva ahora entre el río Jordán y el Mediterráneo sufre violencia, incertidumbre, inseguridad. Si queremos garantizar que todos sean personas iguales, tenemos que descolonizar toda la zona e introducir el principio de igualdad. Y esa es una muy buena base para construir una vida común en el futuro.