Jesús Carmona recuerda cuando le dieron el Óscar de la Danza y ni se enteró: "Empecé a aplaudir y se quedaron todos mirando"
El bailaor ganó el premio Benois de la Dance en 2021 en Moscú y le pilló de sorpresa
Gatopard@ | Jesús Carmona recuerda el momento en el que recibió el Oscar de la danza
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No todos los días se gana el premio más importante del mundo de la danza, así que la gesta del bailaor Jesús Carmona en 2021 conquistando el premio Benois de la Dance (Óscar de la Danza) en el Teatro Bolshói de Moscú. Este icono del flamenco de nuestro país ganó este codiciado galardón y ni se enteró porque como todo el mundo hablaba en ruso, como para entender algo.
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El bailaor recuerda en El Faro el día en el que fue invitado a la capital rusa, se vistió de gala y alucinó "una hora sentado sin entender nada". Carmona fue solo con su representante, pero durante la ceremonia se hizo amigo de todo el mundo. Se lo pasó muy bien, pero no entendía nada. "No sabía ni si me estaban dando un premio, ni cuando estaban explicando algo, si estaban haciendo un chiste o contando penas", recuerda, añadiendo que la gente era tan alta que "parecía un Hobbit".
"Yo nada más que olía tobillos como le dije a un primo, porque son todos altísimos, gente muy guapa", apunta Carmona, que recuerda que cuando salieron todos los nominados, cada uno con su vídeo y su foto, y dieron el premio, comenzó a aplaudir sin saber que se lo habían dado a él. "Yo empecé a aplaudir y se me quedó todo el mundo mirando. El que tenía delante me hizo un gesto y me dijo que me levantara", cuenta el bailaor, que indica que se levantó "como cuando entras con miedo a un sitio" pensando que le estaban gastando una broma.
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"Me dieron el cacharro y como no tenía nada preparado dije: 'Muchísimas gracias, Thank You, Good Night'. Y me volví a sentar", cuenta el flamenco, que reconoce que fue un momento "muy cómico". A pesar de la humildad de Carmona, el bailaor ganó el premio más importante a nivel planetario para cualquier bailarín, algo que le cambió la vida.
"A partir de ahí la agenda se empezó a doblar, a triplicar, a cuatriplicar, a tener que decir que no, a poder también subir las condiciones económicas, a poder vivir de una forma más tranquila", indica Carmona, que apunta que gracias a eso pudo dedicarse más a la creación que a los tablados.
