Manuel Jabois: "La segunda muerte de cada una de las 6 millones de víctimas de Auschwitz fue convertirlas en estadística"

Madrid

He leído este sábado la reseña en Babelia que firma Jacinto Antón sobre el libro La mecánica del exterminio de Xabier Araújo. Dice Araújo que la historia que más le conmueve es la de un niño de ocho o nueve años que en una ejecución se giró hacia su verdugo que va a dispararle y le pregunta con inocencia: “¿Estoy bien puesto así?”. A mí siempre me impresionó la frase de Primo Levi, superviviente del Holocausto: “Auschwitz se llevó seis millones de vida y a una mujer que yo llevaba en el corazón”.

Cuando ocurrieron los atentados del 11M los medios quisimos contar la historia de cada víctima, de las 191 vidas (luego 192). No es posible hacerlo con seis millones de personas. La segunda muerte de cada una de ellas fue convertirlas en estadística. Pero es seguro que cada una estaba en el corazón de alguien. Primo Levi escribió un libro monumental: Si esto es un hombre. Se suicidó en Turín años después. Cuando Eisenhower vio el horror nazi se preocupó de ordenar que se grabase todo porque, dijo, dentro de algunos años habría quien dijese: esto no ha ocurrido. Pronto no quedará nadie que haya vivido el horror de Auschwitz ni de ningún campo de exterminio nazi. Pronto no quedará nadie tampoco de los que lo liberaron. Sin embargo de esos que pronosticó Eisenhower hay cada vez más.