Los Estopa vuelven al bar donde se criaron: ahora lo regenta una mujer china
El dúo dio una vuelta por Cornellà junto a un reportero de ‘Caiga Quien Caiga’
Madrid
Estopa cumplió 25 años en los escenarios en 2024 y ha comenzado 2025 presentando nuevo single, Mañana Clara. Los hermanos Muñoz están en uno de los mejores momentos de su carrera, a la que sumaron recientemente un Ondas más por su trayectoria.
Uno de los reporteros de Caiga quien caiga se trasladó hasta su pueblo, Cornellà de Llobregat, para recorrer junto al dúo algunos de los lugares clave para ellos. La primera parada fue en La Española, el bar de sus padres donde se criaron: "En un bar aprendes a saber a quién tienes que escuchar y a quién no", apuntaba José. "Es una escuela intensiva de la vida. Debería ser obligado que todo el mundo trabajara tres meses en un bar", añadió David.
Su padre vendió el bar hace unos 8 años a un vecino y luego éste lo volvió a vender "a gente muy curiosa", adelanta David. Nada más llegar, cuentan que cuando eran jóvenes jugaban con unos cables que andaban sueltos por ahí a modo de canasta.
Al entrar, van directos a la barra a conocer a la nueva dueña: "Soy china, nombre muy difícil de llamar", advierte ella. Las paredes del local siguen llenas de fotos de Estopa y en un momento dado se arrancan a cantar La raja de tu falta inventándose una letra china.
Junto al bar hay una comisaría de policía y una de las mesas de la terraza está llena de agentes. David recuerda que, como era muy amigo de un policía, a veces le tocó hacer de figurante en alguna rueda de reconocimiento.
Una estatua ¿de Estopa?
La siguiente parada es en un parque donde el Ayuntamiento de Cornellà ha colocado una estatua de los hermanos Muñoz. Algunos vecinos que pasan por allí, bromean sobre el escaso parecido, sobre todo de David, con el rostro de bronce. Estopa les coloca gafas y abrigos a las estatuas y llegan a darles collejas y quitarles la caspa, es entonces cuando recuerdan una foto que se hizo su madre junto a la obra: "Estaba aquí, como limpiando". No se lo podían creer.
"Nuestro sueño no era tocar en Sant Jordi o en el Nou Camp, nuestro sueño era tocar aquí y lo reventamos", rememoran uno de los mejores conciertos de su vida, con su abuela mirando desde la ventana. Acaban emulando aquel día, cantando una canción junto a sus réplicas en el banco. Esta vez no "lo reventaron" pero unos cuantos vecinos se reunieron de forma improvisada junto a ellos para escucharles.