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‘La flecha negra’, una novela de amor y aventuras de Stevenson

El autor de ‘La isla del tesoro’ se adentra en una historia del siglo XV sobre el comercio

'La flecha negra', una novela de amor y aventuras de Stevenson

'La flecha negra', una novela de amor y aventuras de Stevenson

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Robert Louis Stevenson nació en Escocia en 1850. Su naturaleza enfermiza propició una infancia dedicada a la lectura y la invención de historias. A partir de los veintiséis años, empezó a viajar en busca de climas más benignos para su tuberculosis. Pasó los últimos años de su vida navegando por el Pacífico Sur, hasta que recaló en Upolu, una de las islas Samoa, donde se construyó una casa en la que, a los cuarenta y cuatro años, en 1894, murió de un ataque cerebral. Los aborígenes, que le habían bautizado con el nombre vernáculo de Tusi-tala («Cuentacuentos»), velaron su cuerpo durante toda la noche. Está enterrado en el monte Vaea, frente al mar. Es el autor de 'La isla del tesoro' o 'El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde'. También fue autor de sencillos y memorables versos.

'La flecha negra' fue publicada en 1883, por entregas, en la revista Young Folks. Es una novela de amor y aventuras que habla sobre el comercio desenfrenado del pupilaje del siglo XV en Inglaterra. Es deliciosa y entrañable, muy divertida y emocionante.

Desde que en 1883 cautivó por primera vez a los niños victorianos en la publicación semanal Young Folks, hasta el punto de provocar el aumento de su tirada, 'La flecha negra' se ha contado siempre entre las obras de Stevenson con más reimpresiones, además de ser el libro que le resultó más lucrativo, tanto en libras esterlinas como dólares. Al lector común, de cualquier edad y sexo, le gusta 'La flecha negra'. A Stevenson le gustaba llamarse a sí mismo «Cuentacuentos». Como dijo D. H. Lawrence, confía en el cuento, no en quien lo cuenta. Por lo que respecta a 'La flecha negra', la posteridad ha hecho justamente eso. Las obras maestras de Stevenson no se pueden apreciar del todo sin el impulso que 'La flecha negra' aporta a su trayectoria.

'La flecha negra' está fragmentada con brusquedad a causa de su seriación en diecisiete entregas de dos capítulos semanales y por la necesidad de terminar cada fascículo con una frase de clausura o un momento álgido. La primera mitad de 'La flecha negra' trata sobre dos «muchachos», unos niños desamparados en el bosque, que luchan por sobrevivir en un mundo de adultos corruptos y en una guerra de todos contra todos. Los jóvenes «muchachos» escapan de sir Daniel. Pero se descubre que uno de ellos, John Matcham, es en verdad una muchacha: Joanna Sedley. Tenemos que suponer que Dick ignora por completo el hecho de que su compañero sea una chica. Por ello, «la» trata de «él» a pesar de que los lectores conocemos la verdad. En la segunda mitad, al cabo de medio año, Dick es el intrépido capitán de una banda de rufianes y un guerrero temible y Joanna también ha madurado.

El tema de la venganza posee un evidente origen shakespeariano. Dick Shelton, que ha de vengar el asesinato de su padre «biológico» por parte del padre usurpador, se corresponde con el Hamlet de Stevenson. Si se lee al detalle, 'La flecha negra' abre ventanas interesantes hacia la psicología de un autor cuya biblioteca de ficción remite, de forma obsesiva, a su traumática juventud como hijo único, y a los conflictos con un padre severo. La infancia no fue una etapa pasajera para Stevenson. Tal como señalan sus biógrafos, nunca la superó y murió inmerso todavía en un conflicto edípico.

Robin Hood está muy presente en 'La flecha negra', una garantía para ganarse a los jóvenes. Dick Shelton empieza la novela siendo un paje y termina como un caballero. Pero durante la mayor parte de la trama, es un forajido. Un forajido, pero en absoluto un criminal. Es la ley la que yerra. Hay un gran trazo de verde Lincoln en el dibujo de la novela, junto con flechas negras y sangre roja. Otra fuente manifiesta es 'Ivanhoe'. La «sociedad de la Flecha Negra» se inspira de un modo evidente en la trama secundaria de Locksley (donde aparece Robin Hood) de la novela de Scott. Como en 'Ivanhoe', la acción enrevesada de 'La flecha negra' se ve reforzada con fragmentos verídicos de la historia: característica que la convirtió, como la novela de Scott, en uno de los libros escolares favoritos durante medio siglo.

Los «dos muchachos» de los primeros capítulos de esta novela van revoloteando como plumas por las turbulencias del período de guerra en el cual los ha colocado la historia. Además, su tutor, sir Daniel Brackley, abusa de ellos. Como maltratador con chicos a su cargo, Brackley se parece al pirata John Silver el Largo de La isla del tesoro. Sir Daniel no secuestra niños, los «adopta» (matando a sus padres si hace falta) para usurpar su herencia o vender sus cuerpos, cuando son lo bastante mayores, al mejor postor en el mercado de matrimonios. «Lo bastante mayores» en el siglo xv podía significar la temprana edad de nueve o diez años, a pesar de que sir Daniel, por caridad, parece esperar a que sean adolescentes. Era esclavitud blanca. Stevenson encontró, en sus lecturas, evidencias históricas de sobra sobre el comercio desenfrenado del pupilaje del siglo XV.

 
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