Música al borde del abismo: discos que nacieron en el caos

Madrid

Resulta curioso ver la cantidad de grandes obras que se han creado en situaciones límite, en momentos de enorme tensión con músicos asomados al abismo. Las enormes presiones del éxito, el peso de las adicciones a las drogas o las propias tensiones internas de las bandas son los ingredientes más habituales de estos trabajos que han llegado a sacar lo mejor de estos artistas o bandas que una vez asomadas al precipicio han sabido dar forma a obras maestras. Después de once temporadas son muchos los discos de este tipo que se han sentado en el Sofá Sonoro y por ello recopilamos en este artículo los casos más recordados o curiosos de este tipo de discos.

Diez discos que nadie esperaba que fuesen a triunfar

ACDC: Back in Black

Sin duda este disco de la banda australiana es el más importante de su carrera. No solo por el inmenso éxito comercial sino por la situación que rodeó su creación. La inesperada muerte de Bon Scott en el mejor momento de la banda fue un golpe duro para el grupo, pero unas semanas después de enterrar a su cantante ACDC firmaba a su sustituto y entraba a un estudio de grabación en el Caribe con la idea de honrar a Scott y de demostrar al mundo que ACDC seguía viva. El resultado fue una explosión de rock que captó el momento de la banda y que dio paso a una nueva y exitosa etapa en la carrera de la banda de la mano de Brian Johnson.

Billie Holiday: Lady in Satin

Billie Holiday no grabó un disco en el abismo, vivió directamente en el abismo. Lady in Satin, una de sus últimas grabaciones capta mejor que ninguno esa vida de la gran dama del jazz. Holiday, presa de las adicciones, había perdido voz y esa energía que la había única cuando entró a grabar el disco con mayor presupuesto de su carrera. Ni los productores ni los jefes del sello creyeron en este disco al ver mermada la voz de Holiday, con lo que no contaban era con que Billie suplió esas carencias con una exhibición de realismo, crudeza y rabia pocas veces registrada en disco. Nada salió bien en la grabación de Lady in Satin y a pesar de ello ha terminado siendo una de las obras más recordadas de la extensa y prolija carrera de su autora. Billie Holiday murió poco después esposa a la cama de un hospital de Nueva York con la cuenta bancaria con telas de araña.

Los Planetas: Una semana en el motor de un autobús

La obra maestra de la banda de Granada, y uno de los discos capitales del indie español, fue alumbrado en el mayor de los caos. Un trabajo que fue rechazado en varias ocasiones por su sello, que se negaba a dejar al grupo volar a Nueva York sin tener claro si iban a ser capaces del terminar el proyecto. La grabación estuvo marcada por los cambios en la formación de la banda, por enormes tensiones, por rupturas sentimentales y sobre todo por las adicciones. La más importante la que llevó a Floren a ingresar en un centro de rehabilitación, situación que inspiró varias canciones. El disco, tras ese extraño y tortuoso viaje, tuvo un gran éxito y consagró a la banda superando las expectativas comerciales que tenían.

Patti Smith: Gone Again

No hay muchos músicos que hayan estado tan al borde del abismo como Patti Smith cuando regresó a la música a mediados de los años 90. A punto de cumplir los 50, Smith se encontró de pronto sacudida por muertes inesperadas. La de su marido Sonic Fred Smith y la de su hermano. Alejada de la música, la cantante se vio sin ingresos, sin marido y a cargo de dos hijos preadolescentes con toda la carga económica que eso supone. Con la ayuda de amigos como Bob Dylan o Michael Stipe (R.E.M), Smith volvió a los escenarios con fuerza, más tarde regresó a Nueva York y finalmente a un estudio de grabación donde dio forma a su regreso musical. Gone Again es un disco hermoso y crudo que celebra la vida, honra a los muertos y que supuso un punto clave en la carrera de la veterana cantante y poetisa.

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The Verve: Urban Hymns

Richard Ashcroft y The Verve pasaron por la primera mitad de los años noventa siendo la gran promesa no cumplida del britpop. Alabados por los hermanos Gallagher, el grupo no conseguía pasar más de un par de años sin separarse. Lo más extraño de todo el que en ese ambiente grabaron y lanzaron Urban Hymns (1997). A pesar del caos, el álbum se convirtió en un éxito mundial, liderado por la icónica Bitter Sweet Symphony. Aunque fue un triunfo comercial y artístico, su creación fue todo menos tranquila. Las disputas legales y los conflictos internos marcaron su historia, pero el disco permanece como un testamento de la capacidad de transformar el caos en belleza. Poco después, en la cima por primera vez, el grupo se volvió a separar.

Kiko Veneno: Échate un cantecito

Tras ser pieza capital de dos de los mejores discos editados en España -La Leyenda del Tiempo y Veneno-, el músico enlazó una mala racha que lo fue alejando de la música. Cansado de luchar contra molinos, Kiko Veneno se dio una última oportunidad con este disco, un trabajo que reflejó todo su universo sonoro y lírico con personajes fascinantes, letras eternas y ritmos que pusieron banda sonora a aquellos años como Echo de menos y Joselito. La última bala de Kiko Veneno, arropado por Santiago Auserón de Radio Futura, fue su mayor éxito y su resurgir en la música.

Wings: Band on the Run

En 1973, Paul McCartney necesitaba quitarse la etiqueta que lo marcó como responsable del final de los Beatles. Sus primeros trabajos en solitario, aunque apuntaban cosas, no estaban a la altura de su enorme legado. Además, era el único miembro de la banda de Liverpool que había vuelto a formar una banda en lugar de trabajar en solitario. En ese ambiente se embarcó en una odisea que pudo acabar muy mal. Poco antes de grabar Band on the Run varios de los músicos de Wings le abandonaron, quizá por su loca idea de ir a grabar el nuevo álbum a la capital de Nigeria. Cuando llegaron a Lagos descubrieron lo que era monzón. Por si fuera poco, el estudio elegido apenas estaba construido. También tuvieron problemas con Fela Kuti, estrella loca, que lo acusó de robar la música africana. Todo ello se completó con un colapso nervioso y de Paul y un atraco a punta de pistola. El resultado del disco lo compensó todo. Paul McCartney volvió a volar muy alto.

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Van Morrison: Astral Weeks

La grabación de Astral Weeks tuvo de todo. Un exjefe muerto, un maletín a la mafia para liberar a Morrison de un contrato. Un músico huido con una amenaza de deportación. Un matrimonio fugaz y una estrella fichada como nueva estrella del pop que aparece con unas canciones largas en clave de jazz que hablan sobre el universo y el cosmos. Todo lo que rodeó a Astral Weeks fue salvaje y caótico y el disco fue un fracaso monumental que llegó a estar tiempo descatalogado tras unas cifras de venta paupérrimas. El éxito de Moondance, el trabajo posterior de Morrison recuperó a Astral Week, y el tiempo puso a esta joya en su lugar como una de las grandes obras maestras de la música.

The Smiths: The Queen is Dead

El tercer disco de The Smiths llegó en 1986 tras el número 1 que Morrissey y compañía habían logrado con su anterior trabajo. En esta entrega, The Smith no vivió un proceso de sentarse a escribir canciones, sino que fueron pariéndose en la carretera, en hoteles, en paradas de la gira anterior. En medio de tensiones con su sello discográfico y presiones personales, la banda creó un disco que combina melancolía y humor mordaz, pero todo estuvo a punto de estallar y dejó anécdotas como la de Marr intentando colarse en las oficinas de su sello para robar las grabaciones y firmar después con otras discográfica. El álbum se grabó entre discusiones sobre los sencillos, la distribución, con varios retrasos y desacuerdos financieros. A pesar de esa tensión la banda alumbró su mejor trabajo. Poco después dejaron Rough Trade y firmaron por EMI.

Bon Iver: For Emma, Forever Ago

A Justin Vernon la vida le golpeó fuerte y por partida doble. En muy poco tiempo se quedó sin banda y sin pareja. Deprimido y con problemas de salud, el músico se encerró en una cabaña aislada en el estado de Wisconsin y de ese encierro obsesivo y deprimente salió For Emma, Forever Ago, su resurgir artístico y profesional. Ese disco causó un terremoto en la escena musical de la época captando la atmosfera de esa cabaña, de esa soledad y de ese dolor transformado en belleza. Vernon salió de ese viaje vital reconvertido en un nuevo artista.

Joy Division: Closer

¿Qué se puede decir de un disco que fue un testamento musical? Ian Curtis se ahorcó antes de que Closer llegase a las tiendas. En sus canciones mostró la angustia, la oscuridad, las dudas y los temores que lo acompañaron en los meses previos a su muerte. Aunque Closer fue un abismo personal más que de la banda, que no podía imaginar el triste final que iba a tener su compañero y amigo. A pesar del dolor que esconde, el disco final de Joy Division es también un disco bello repleto de poesía.

Tina Turner: Private Dancer

El renacer de Tina Turner llegó con un disco clave creado al borde del abismo por una mujer negra, madura y que llevaba años alejada de los focos actuando en segunda división. Tina Turner, que había sido una enorme estrella de la mano de su marido, dejó una noche a Ike Turner cansada de las constantes palizas y del miedo con el que se había acostumbrado a vivir junto a su marido. Se fue de un hotel de madrugada con una mano delante y una detrás. Así, pasados los 40 años, Tina tuvo que comenzar de cero en una industria que no conocía a muchas mujeres que fuesen estrellas del rock a edad edad. El triunfo de Turner fue enorme con un disco personal y lleno de fuerza de y rabia que marcó su renacer profesional.

Mark Lanegan: Whiskey for the Holy Ghost

Tras un debut en solitario al margen de su banda que recibió buenas críticas, Mark Lanegan se empeñó en crear su obra maestra, un disco que conectase con el Astral Weeks de Morrison que lo fascinaba. Lanegan se propuso hacerlo rápido y que todo fluyese. Recibió un cuantioso adelante y se puso manos a la obra. Pero todo salió mal. Tardó tres años en terminar el disco, perdió varias de las canciones terminadas, le abandonaron los músicos, los amigos incluso el productor y por el camino fue despedido de su sello y su adicción a la heroína de agravó. Finalmente, el disco vio la luz tras mucho esfuerzo y mucha angustia y treinta años después sigue siendo una de las obras más recordadas de la discografía del cantante.

Smashing Pumpkins: Siamese Dream

Tras un enorme éxito en sus primeros trabajos Billy Corgan, líder de Smashing Pumpkins, entró en depresión. Agobiado por la presión de la industria y con una banda disfuncional y atrapada en adiciones y crisis barias, el grupo entró al estudio de grabación con más posibilidades de salir de allí muertos que con un álbum de éxito, pero ese ambiente hostil y tóxico no impidió la creación de un álbum extraordinario que combina rock alternativo con toques psicodélicos y melódicos. Siamese Dream fue un éxito enorme con canciones eternas que siguen sonando poderosas tantos años después, una colección de canciones que muestran ese dolor y que suponen también un grito de ayuda en una situación agobiante.

Ryan Adams: Heartbreaker

En el año 2000, Ryan Adams cortó con su novia y decidió dejar Nueva York y volver a Jacksonville, a una calle de distancia de donde había nacido. Adams pensó que antes de dejar la música, tras el final de su anterior banda, debía darse una última oportunidad. Hacer un disco en solitario. Se fue a Nashville y de allí salió con Heartbreaker, un álbum que salvó su carrera tras el final de Whiskytown. Este disco, grabado en una situación desesperada, capta el momento que vivía el músico. Gracias a estas canciones, Adams se consagró como el niño prodigio de la música americana. En los años siguientes mostraría también una capacidad única de componer de una manera salvaje que auténticas exhibiciones.

Kiss: Alive

Antes de que Kiss se convirtiese es una banda exitosa vivió varios años en el alambre. Los primeros trabajos del grupo estuvieron lejos de las expectativas de su sello y el tiempo se iba acabando tanto para la banda como la discográfica. Las ventas no eran buenas, la inversión no se recuperaba y la fuerza del grupo en directo no se trasladaba a sus discos. Asomados a ese precipicio, el grupo tomó una medida desesperada pero que había salvado a otros grupos anteriormente. Si el estudio no reflejaba la rabia de Kiss en directo la única opción era llevar el estudio a los locales. La banda y el sello apostaron su última bala a un disco en vivo, un Alive. El grupo se esmeró, afinó su repertorio, eligió destino y en un par de conciertos registraron las canciones que esta vez sí iban a cambiar su destino. El éxito de ese Alive, seguido de otra entrega poco después catapultó a Kiss con un grupo de rock diferente.