El resentimiento
"En todas partes, por todo el planeta, se percibe el extraño malestar del resentimiento y una vaga necesidad de reescribir el pasado. O de volver a él, cosa bastante peligrosa"
No sé qué dirán los futuros historiadores sobre la época que estamos viviendo. No lo sé porque no sé cómo acabará esta época tan peculiar. Pero creo que en el futuro se nos verá como gente muy resentida.
El resentimiento se parece mucho al rencor, pero no es lo mismo. El rencor funciona de forma más estable. El resentimiento viene a ser como un reflujo, algo que sobreviene, como la acidez de estómago o esos recuerdos que pinchan cuando la memoria los desentierra.
El segundo mandato de Donald Trump ha comenzado como un gran homenaje al resentimiento. Ese hombre se siente claramente ofendido por algo que ocurrió en el pasado y expresa sin disimulos su ánimo de venganza. Supongo que sus electores padecen de emociones similares.
Evidentemente, no se trata de un fenómeno estadounidense. El resentimiento avanza en el mundo. Es algo generalizado, como si a ese inconsciente colectivo del que hablaba Carl Jung le hubiera brotado un malestar arcaico, el reflujo de una humillación olvidada pero no asimilada. ¿Cuál habrá sido el detonante de este ataque de acidez rencorosa? La gran crisis de 2008 influye sin duda, pero habrá otras causas. Cada uno puede rebuscar en su interior, si quiere.
Preferiría no creer que en España seguimos enfrascados en una repetición imaginaria de la guerra civil, como si los vencidos quisieran aún ganar y los vencedores exigieran aún disfrutar de su victoria. Eso sería absurdamente extemporáneo. El caso es que en todas partes, por todo el planeta, se percibe el extraño malestar del resentimiento y una vaga necesidad de reescribir el pasado. O de volver a él, cosa bastante peligrosa.
Espero que el ataque de ansiedad colectiva no dure mucho. Y que no cause grandes destrozos.
Me llamo Enric González. Les deseo un feliz fin de semana, dentro de lo que cabe.