Pesadilla americana: Trump pone a los indocumentados en la diana

“No sabes si en el trabajo, en el mercado o en la calle te pueden agarrar y regresarte”. El miedo se extiende entre los entre 11 y 14 millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos tras la vuelta al poder de Donald Trump. Verónica Cruz, trabajadora de una red de apoyo a mujeres, cuenta que la gente tiene miedo porque en cualquier momento el plan de vida que tenían se puede desmoronar.

Trump se ha dado prisa en cumplir su amenaza contra los inmigrantes a los que ya venía poniendo en su punto de mira y a los que vincula con la delincuencia, a pesar de que solo un 4% de ellos tienen antecedentes penales, en muchos casos, por infracciones leves como las de tráfico. E ignorando además que son un elemento clave en la economía de Estados Unidos. Entre otras cosas, el recién investido presidente, ha declarado la emergencia nacional en la frontera con México. La va a reforzar con miles de soldados, ha suspendido las vías legales de entrada y ha levantado el veto existente que prohibía las redadas policiales en escuelas o iglesias, incluso en las llamadas “ciudades santuario”, como Chicago o Nueva York, generalmente protectoras de la población migrante.

Muchos de esos indocumentados llevan años viviendo en Estados Unidos, trabajando y pagando impuestos allí, por eso cunde la incertidumbre, la angustia y el miedo de que vayan a quedar pocos lugares seguros en su país para ellos. “Si eres mexicano, por lo menos regresarás a México y tendrás alguna familia y quizá algún trabajo, pero si eres centroamericano o de otros países de América Latina va a estar muy complicado, porque la gente está huyendo generalmente por pobreza, por violencia, y se arriesgan incluso a que los maten”, explica Cruz.

El miedo se está trasladando a la convivencia de unas comunidades migrantes que se basan en la solidaridad y la organización. “La gente vuelve a mirar por sí misma”, lamenta la activista, y esto pone en peligro los derechos colectivos.

Al otro lado de la frontera, los migrantes suman la frustración de ver cómo les cierran las puertas de la frontera después de un larguísimo viaje. “Estamos asustados. Venimos huyendo de la violencia. Vamos a quedar a la deriva, sin trabajo, sin techo”, cuenta una migrante afectada por la suspensión de la vía legal de entrada a Estados Unidos. Los que, como ella, se están quedando bloqueados en un limbo, reciben atención del equipo de Médicos Sin Fronteras en México. Uno de sus integrantes, Camilo Vélez, cuenta que se encuentran personas muy afectadas anímicamente. Algunos han esperado casi un año para obtener una cita de ingreso legal en el país y ahora su sueño se ve frustrado.

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Fue a las once de la mañana del día 20 de enero, solo minutos después de la toma de posesión de Trump, cuando recibieron en sus teléfonos un mensaje automático anunciando la cancelación de todas sus citas. Todo después de atravesar una peligrosa ruta cruzando el Darién, exponiéndose a “casos aterradores de violencia”, según relata Vélez. “La gente espera bajo condiciones inhumanas. En este momento, en diferentes puntos de la frontera, la temperatura es de cero grados centígrados, con sensaciones térmicas de -5 grados, en albergues que están desprotegidos”. Algunas personas han tenido que ser atendidas por crisis de ansiedad. Muchos ya llegan con niveles de estrés enormes y la noticia ha sido devastadora para ellos.

Arruinados, y en algunos casos endeudados o amenazados en sus países de origen, con el cierre de la vía legal de entrada a Estados Unidos, la única alternativa que les queda ahora a estas personas es la entrada ilegal, que se vuelve todavía más peligrosa. Y a esto se suma que la red de apoyo que pudieran tener dentro del país está también expuesta a la deportación. Vélez asegura que michas personas se plantean regresar o buscar opciones de asilo en México o en otros países de la ruta por la que han transitado.