"Gaza es un laboratorio de armas de guerra"
El artista gazatí Mahmoud Alhaj asegura que Israel experimenta con nuevas tecnologías en la guerra en Gaza y luego vende esa tecnología fuera, “así que algún día os llegará a vosotros”, advierte
El control que el Ejército israelí mantuvo sobre Gaza tras abandonar la Franja en 2005 necesitó de tecnologías más avanzadas, como el uso de drones. Israel invirtió en este ámbito hasta convertir Gaza en “un campo de tiro y un laboratorio de nuevas armas utilizadas con drones y aviones”, según el artista gazatí Mahmoud Alhaj. Esas naves, explica, captan imágenes con calidad similar a la de entonces, pero ahora se acompañan de armas más avanzadas. “Hay un dron que toma decisiones autónomas sin la intervención de un soldado. Programan drones para que tomen sus propias decisiones”, advierte.
Alhaj describe en uno de sus cortometrajes el nivel de penetración de esa vigilancia en la vida privada de los gazatíes, que tienen incluso que hablar susurrando en casa para que no les oigan. “Es parte de esa política de control y de la atmósfera que había entre 2000 y 2005”, explica. Tras la segunda intifada, se vieron rodeados de colonias judías, sintiendo la censura y la vigilancia permanente que les impedía hasta abrir las ventanas por si eran reconocidos por un soldado.
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Los tiempos han cambiado y la tecnología ha seguido avanzando. “Entre 1987 y 2000, los soldados israelíes nos controlaban directamente, cara a cara. A partir de ese año, el control se hacía con francotiradores y con las mirillas de los rifles. Ahora estamos hablando de drones que controlan a los palestinos... Así que Israel ha ido desarrollando sus métodos de control de la población”, relata Alhaj.
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Desde su primera obra, expuesta en Gaza en 2020, en la que reflejaba la política del apartheid con imágenes aéreas de su tierra, su creación artística ha ido explorando la tecnología de la violencia de Israel. Sobre esto versan sus dos cortometrajes, presentados esta semana en Casa Árabe: ‘Anatomía del control’ y ‘El derecho de ver’. Ha comprobado con testimonios que Israel ha reproducido en 3D la franja de Gaza, las casas, con todo lujo de detalles. También que usan drones que “ordenan desnudarse a los civiles para comprobar que no van armados”. Una tecnología, dice, que parece sacada de una película.
Esa tecnología, advierte, “la comparten con otros países. Experimentan con sus armas y su tecnología en el laboratorio de Gaza y luego venden esa tecnología fuera, así que algún día os llegará a vosotros”. Cree que esta doctrina va a extenderse por todo el mundo porque no se trata de una sola guerra o del pueblo palestino, “es una lucha de la humanidad”, defiende.
El artista ha llegado a España hace unos meses después de ver destruida la casa en la que vivía con su familia. Hace apenas una semana que entró en vigor un frágil alto el fuego que miles de palestinos han aprovechado para volver a sus casas, o a los escombros en los que se han convertido. Los familiares del artista están ahora repartidos por diferentes zonas de la Franja, en campos de desplazados. “He perdido muchos amigos... periodistas, artistas y otros con los que me solía encontrar”, lamenta.
En Gaza ya no queda casi nada. “Las casas que siguen en pie no tienen paredes. Han caído muchísimas bombas y todas las viviendas han sufrido daños como si hubiera habido un terremoto”, recuerda Aljah. Las imágenes que llegan le recuerdan a la destrucción de una bomba nuclear. “De hecho, los gazatíes piensan que, si hubiera caído una bomba nuclear el primer día de este genocidio, habría resultado más fácil para ellos y no tendrían que haber vivido estos 15 meses de dolor y pérdidas”, asegura.
“Nadie en Gaza sabe que ocurrirá la semana que viene”. Aun así, los gazatíes no pierden la esperanza, como no la perdieron durante años de ocupación. Tampoco Alhaj, que confía en que la tregua se mantendrá y completará las tres fases que se han anunciado. También está convencido de que, tarde o temprano, volverá a reconstruir su casa. “Yo no acepto haber salido de allí por necesidad, a la fuerza. Ningún palestino acepta la idea de que le fuercen a hacer algo, así que algún día volveré y reconstruiré mi casa. La escaneé en tres dimensiones antes de que la destruyeran, pero la reconstruiré con todo lujo de detalles”, promete.
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