Ciencia y tecnología

España, California y Australia, las regiones que tardan más en recuperarse de los incendios forestales

Esta es la advertencia de una nueva investigación internacional que ha analizado los datos de satélites durante 30 años

Vista de una gran columna de humo durante un incendio en Chandrexa de Queixa (Ourense) / Brais Lorenzo (EFE)

Vista de una gran columna de humo durante un incendio en Chandrexa de Queixa (Ourense)

Las sequías extremas y las olas de calor, que son fenómenos cada vez más intensos y frecuentes, son la causa principal por la que España es uno de los países del mundo más vulnerable a los efectos negativos de los incendios forestales.

Esta es el resultado de una nueva investigación internacional, en la que han participado científicos españoles del CSIC y el CREAF, y que, por primera vez, analiza más de tres décadas de datos de todo el planeta que han enviado los satélites de observación de la Tierra.

En concreto, los resultados demuestran que las regiones secas y áridas del planeta como el oeste de Norteamérica, el sur de Europa, Eurasia central, Australia y África meridional son las que más tiempo tardan en recuperarse del paso de miles de fuegos descontrolados por su ya escasa superficie forestal.

En cambio, la alta biodiversidad que se registra ahora en las regiones húmedas, como la Selva del Amazonas, y tropicales actúa como "seguro de vida" y amortigua los efectos negativos y facilita que estos ecosistemas se recuperen.

Menos tiempo

Este equipo internacional de científicos alertan también que los ecosistemas terrestres cada vez tienen menos tiempo para poder regenerarse de los grandes incendios forestales.

Y esto, a su vez, está reduciendo su capacidad para absorber y retener el C02 que, cada año, emiten más los combustibles fósiles, como el petróleo, gas y carbón.

Según los resultados de esta investigación que publica la revista Nature, hay tres "factores clave" que determinan si un determinado ecosistema resurgirá de sus cenizas o no: la disponibilidad de agua, la radiación solar y la alta biodiversidad.

De hecho, los bosques tienen más "sed" y necesitan una mayor cantidad de agua tras un incendio, pero una radiación solar alta (más calor), la escasez de lluvias y la poca variedad de especies es "un cóctel que dificulta su recuperación.

Así mismo, el trabajo, liderado por Meng Lui, profesor de la Universidad de Utah (en Estados Unidos), analiza datos satelitales de más de tres décadas en todo el mundo y concluye que los ecosistemas más vulnerables se encuentran en las regiones más secas y áridas del planeta, como algunas zonas del oeste de Norteamérica, el sur de Europa, Eurasia central, Australia o África meridional.

"Nuestros resultados revelan que los efectos tras un incendio o una sequía extrema son divergentes según el lugar. Mientras que las regiones áridas se vuelven más sensibles al estrés hídrico, las húmedas como las selvas tropicales de África o las regiones boreales de Europa, aumentan su resiliencia y se adaptan mejor”, explica el profesor Josep Peñuelas, investigador del CSIC en el CREAF y coautor del estudio.

Para descubrirlo, esta nueva investigación ha analizado los datos del año 1982 al 2018 captados por el GLASS, el Global Land Surface Satellite.

Las mediciones de este satélite desde el espacio permite saber cuánta luz absorben las plantas, o de qué forma condiciones como la temperatura y la humedad afectan a su crecimiento. De este modo, se obtiene una imagen global detallada del crecimiento de la vegetación en el planeta a lo largo del tiempo.

Además, este equipo internacional de investigadores también han empleado modelos de Inteligencia Artificial para detectar cómo cambia la sensibilidad de la vegetación a la falta de agua, es decir, si después de un incendio o sequía esta escasez les afecta más que antes, y por qué razón.

"Gracias a esta información observamos que efectivamente los ecosistemas secos son más sensibles a la falta de agua tras un evento extremo”, aclara el profesor Peñuelas.

Biodiversidad, un seguro de vida

Otro descubrimiento clave es el papel de la biodiversidad para mitigar el impacto de las sequías e incendios.

"Los datos muestran que la biodiversidad es un seguro de vida en las áreas húmedas y que, cuanto más diverso es un ecosistema, más resiliente es”, destaca el investigador norteamericano Meng Liu.

Esto podría deberse a que, en un ecosistema diverso, hay mucha variedad de especies y, durante períodos de sequía o después de incendios, las más resistentes son las que perduran, ayudando así que un ecosistema se recupere.

En cambio, en las áreas más secas, con menor biodiversidad, las plantas ya están cerca de sus límites hídricos, lo que las hace más vulnerables tanto a la sequía como al fuego.

Estas regiones secas también experimentan una alta radiación solar, lo que aumenta las temperaturas y hace que el agua se evapore más, “empeorando los efectos de estas perturbaciones”, comenta William Anderegg, investigador de la Universidad de Utah y coautor del estudio.

Ciclo amenazado

Según los investigadores, los ecosistemas tardan normalmente alrededor de cuatro o cinco años en recuperarse de un incendio, pero advierten que la creciente frecuencia e intensidad de estos eventos pone en riesgo esta capacidad y limita cada vez más el tiempo disponible para regenerarse, especialmente en las zonas más áridas del planeta.

"Dado que los ecosistemas terrestres absorben alrededor del 25% de las emisiones de carbono generadas por el ser humano cada año, entender el impacto de los fenómenos extremos es crucial para gestionar el carbono global, proteger aquellas zonas más vulnerables y mitigar el cambio climático”, concluye Josep Peñuelas.

Javier Gregori

Javier Gregori

Periodista especializado en ciencia y medio ambiente. Desde 1989 trabaja en los Servicios Informativos...

 
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