Javier Aroca señala las redes que imperan en el Poder Judicial: "Cuando formas a un juez, ya forma parte de tu cuadrilla para siempre"

Madrid

El Gobierno ha impulsado este martes una nueva reforma que amplía y moderniza las carreras judicial y fiscal. Un movimiento, que no se había visto en los últimos 40 años, mediante el que el Ejecutivo de Pedro Sánchez pretende democratizar el acceso a la justicia para que no sean únicamente las élites quienes acceden a estos puestos: "El objetivo es promover la igualdad de oportunidades en el acceso de los profesionales al sistema judicial, reforzar las plantillas de fiscales, jueces y magistrados, mejorar su promoción profesional y garantizar la excelencia".

Entre otras cosas, esta nueva reforma plantea que todos los opositores a la carrera judicial, a la carrera fiscal, a la Abogacía del Estado o a letrado de la Administración de Justicia tendrán derecho a solicitar una beca pública equivalente, al menos, al Salario Mínimo Interprofesional durante cuatro años para que puedan preparar las oposiciones con independencia de la renta de su familia. Por otro lado, también se ha anunciado que va a aumentar el número de becados para favorecer que personas que nunca se han planteado opositar por razones económicas para que ahora lo puedan hacer y la creación de un centro público de preparación de oposiciones a fiscales, jueces, abogados del estado y letrados de la Administración de Justicia.

Una reforma necesaria

Una reforma sobre la que se ha hablado largo y tendido en El Abierto del Hoy por Hoy, donde algunos analistas como Javier Aroca consideran que se trata de una propuesta "insuficiente por muchos motivos". En declaraciones a la Cadena SER, Javier Aroca señala que llevamos soñando con esta regeneración de la justicia desde los años 70 y que todavía no se ha terminado de producir: "En los años 70, muchos pensaban bien intencionadamente, que la renovación de la justicia vendría por razones biológicas, pero vemos que no ha sido así".

Todo ello porque se ha consagrado un sistema de criaderas que provoca que las personas que llegan a estos puestos sigan los pasos de sus antecesores: "Esto es un sistema que viene del siglo XIX, pero no olvidemos que viene del siglo XIX pasado por el tamiz del Franquismo durante más de 40 años. Es un pozo al que se le va echando nuevo vino, pero que el vino nuevo al final acaba recalando en la solera y se queda en lo que estamos viendo".

Las redes del poder judicial

Javier Aroca considera que todavía hay mucho trabajo por delante: "Yo me pregunto... ¿A parte de este centro público, habrá posibilidad de formarse de manera privada con algunos preparadores de jueces? Es que al final estamos en las mismas, porque ahí es donde se crea el alumnismo". Bajo su punto de vista, estos centros no van a conseguir cambiar las cosas: "Cuando tú formas a un juez, ese ya forma parte de tu pandilla para siempre. Influye a la hora de sus progresos y de su estancia en el propio poder judicial".

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Por todo ello, el analista pide medidas más drásticas: "Estamos ante un poder no electo y, por tanto, habría que ir un paso más allá en los procesos de elección. Espero que la reforma de la ley de enjuiciamiento criminal vaya más rápida. Espero también que haya una nueva ley que rija el Consejo General del Poder Judicial o incluso su supresión, como ocurre en otros países".