El efecto Trump desata una obediencia no pedida de las empresas, que tiran la toalla en cambio climático e igualdad
Compañías tecnológicas, alimentarias y del motor están virando hacia visiones más masculinas, que dicen adiós a la inclusión de mujeres, gais y minorías, y no solo en Estados Unidos
La llegada de Trump hace que las empresas renuncian a sus compromisos de igualdad y diversidad
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Madrid
Otra toalla que tiran las empresas en la era Trump. Después de haber abandonado sus compromisos con el calentamiento climático, dejan su compromiso con la Igualdad. Y hay algo que puede explicar el apoyo de la oligarquía tecnológica al nuevo presidente de Estados Unidos: el macroproyecto de inteligencia artificial que prepara la Casa Blanca.
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Es la macroinversión que el gobierno de Donald Trump va a anunciar en inteligencia artificial: 100.000 millones de dólares anuales –casi el 10% del PIB español– para que Estados Unidos desarrolle inteligencia artificial, en un programa que van a liderar Open AI (Chat GPT), Oracle y Softbank, con Microsoft como participante. El proyecto se llama Stargate y va a ser presentado el próximo martes, con el objetivo de desarrollar y entrenar modelos de inteligencia artificial bajo los "valores americanos".
Pero, ¿por qué este cortejo de Donald Trump?:
- Para saciar la sed energética de estos proyectos, que consumen tanta electricidad que estaban recurriendo a la construcción de carísimas centrales nucleares privadas. Ahora, el gobierno americano se encargará de darles la infraestructura y el abastecimiento que necesitan.
- Para atraer inversiones de gobiernos que quieran congraciarse con él, como Japón a través de Softbank y sus inversiones tecnológicas. Parece que la estrategia de poner lo público al servicio de lo privado y de la presión funciona.
Viraje en igualdad y diversidad
Esa presión explica virajes como los que estamos viendo en los últimos días, en los que las empresas están renunciando a sus compromisos de igualdad y diversidad. Es un fenómeno bautizado como obediencia no pedida y lo están practicando, una tras otra, todas las grandes compañías para congraciarse con Trump. El nuevo inquilino de la Casa Blanca ha dicho que el género se limita a hombre o mujer: "A partir de hoy, la política oficial del gobierno es que sólo existen dos géneros: masculino y femenino".
Meta dice que falta energía masculina en las empresas, que las empresas están "castradas" y que hay que celebrar la agresión. "La energía masculina, es buena. Obviamente, la sociedad tiene mucha de esa energía", asegura Mark Zuckerberg.
En la alimentación, McDonald's ha anunciado el fin de sus objetivos de igualdad internos, de los sondeos sobre equidad en el trabajo y de esa exigencia para sus proveedores externos. En el motor, Harley-Davidson, Ford o Nissan han pasado de decir que apoyan las políticas de incluir minorías o mujeres a sentenciar lo que dice Nissan: "No comparto la idea de tener mujeres en la junta directiva solo porque son mujeres".
El balance de esa obediencia no pedida es desolador. Después de haber abandonado el compromiso climático ahora, se dice adiós a la inclusión de mujeres, gais o minorías:
- En 2023, el 75% de las empresas contaban con esos objetivos.
- En 2024, en cuanto se vio que Trump ganaba, bajó al 66%.
- En 2025, estamos en el 44%. 30 puntos menos en tres años.
Retroceso en España
En sitios como España, donde también hay olas conservadoras, también hay retroceso. Aquí el asunto se centra en la inclusión de las mujeres. UGT y CCOO explican que el 40% de las empresas obligadas por ley a tener planes de igualdad carecen de ellos. Los cálculos independientes de la SER dicen que, de las 25.000 compañías que tenían que tener esos planes de igualdad, sólo 18.000 cuentan con ella, es decir, que unas 7.000, una de cada 4, no están donde marca la ley.
Solemos mirar al Ibex, pero si miramos al total de empresas, las cifras de consejeras también hablan de ese fin de la diversidad. Según datos de la CNMV, sólo el 29% de los sillones en los consejos los ocupan ellas. El 70% lo ocupan ellos y la representación es desigual:
- Los grandes accionistas colocan a hombres como consejeros.
- Los consejeros independientes o los de menor peso suelen ser mujeres.
Así que, en estos tiempos en los que se dan tantas cosas por supuestas y por conquistadas, lo que nos está enseñando la economía y la empresa es lo frágiles que son. Basta que el poder sople en otra dirección, para decir adiós a banderas que hasta ayer parecían ya conquistadas. Efecto Trump incluso sin Trump.