¿Puede Donald Trump cambiar el nombre del Golfo de México?

Madrid

Una de las cosas que más llamó la atención ayer durante el discurso de toma de posesión de Donald Trump como 47º presidente de los Estados Unidos es su intención de "cambiar de nombre" del Golfo de México. Unas palabras que ya había pronunciado, que ayer repitió y nos dejó con una duda: ¿Quién se encarga de poner nombre a los golfos, los cabos, los estrechos, o las montañas? ¿Puede Trump, realmente, cambiar el nombre de un golfo?

¿A quién pertenece el Golfo de México?

Pertenecer, lo que se dice pertenecer, no pertenece a nadie; pero la autoridad en estos temas, la Convención de la ONU sobre el derecho del Mar, reconoce que los límites de las aguas del golfo tocan tierra de tres países: Estados Unidos, México y Cuba. Más allá del agua, y esto puede tener que ver con los planes de Trump, el Golfo de México es una de las regiones en alta mar con más petróleo del mundo, pues supone el 14% de la producción mundial.

¿Por qué se llama así?

Históricamente, aparece nombrado como "Golfo de México" en los mapas que hicieron los cartógrafos y navegantes europeos en el siglo XVI. Un poco más adelante, allá por 1630, se le llamaba "Golfo de Nueva España", en referencia al territorio que, bajo el virreinato de la Nueva España, comprendía Florida, México y gran parte de América Central.

Sin embargo, desde aquellos primeros mapas siempre se ha usado el nombre de Golfo de México, y no por el actual estado de México, que en aquellos tiempos ni siquiera existía. Es por la palabra que usaban los aztecas para referirse a la ciudad que fundaron en lo que hoy es Ciudad de México.

¿Es posible cambiar el nombre?

Para cambiarle el nombre, Trump necesitaría el visto bueno de México y de Cuba, y a partir de ahí, la aprobación de varios organismos internacionales, en concreto: la Convención de la ONU sobre el derecho del Mar, el Grupo de Expertos de la ONU en Nombres Geográficos y la Organización Hidrográfica Internacional.

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Ahora bien, ¿puede el presidente de Estados Unidos cambiarlo de forma unilateral?

Incluso aunque Cuba y México se nieguen, y los organismos internacionales no lo aprueben, sí que es posible que Trump pueda cambiar el nombre. De esta manera, ignoraría una vez más a otra de las agencias de la ONU, como ya ha hecho más veces (lo hizo en su día con la UNESCO), y como promete hacer ahora con la OMS.

Además, en Estados Unidos hay mecanismos para hacerlo: existe una Junta de EE. UU. para Nombres Geográficos que se encarga de aprobar o rechazar los nombres que proponen los gobiernos estatales, o locales, para los recursos geográficos de su zona. Así que aunque el resto de países puedan no reconocerlo (y por lo que promete Trump no va a tener muy en cuenta opiniones que vengan de fuera), en Estados Unidos el cambio de nombre sería correcto y legal.

¿Es un caso único, o ya se ha visto algo parecido alguna vez?

En 2015, la Junta para Nombres Geográficos aprobó la petición del presidente Obama para cambiar el nombre del Monte conocido hasta entonces como Monte McKinley, por el de Monte Denali, que es el que usaban los nativos de Alaska, la región en la que está situado. William McKinley, que por cierto nunca llegó a pisar Alaska, fue un presidente referente en el establecimiento de aranceles y por eso le gusta tanto a Trump, quien también ha anunciado que va a volver a recuperar su nombre para referirse a ese monte.

Si buscamos más referencias tenemos un ejemplo similar sin dejar Estados Unidos ni México. El río que separa ambos países se llama "Grande" en el lado estadounidense y "Bravo" en el mexicano. Quién sabe si algún día llamaremos al Golfo de México de una u otra forma, en función de la costa desde el que lo observemos.