Infoxicación

Madrid

Infoxicación es un neologismo con el que nos referimos a una sobrecarga informativa tan grande que es difícil de procesar. No está en el diccionario, pero cuenta con todas las bendiciones para hacerlo. Ya en 2012, la FUNDEU emitió un informe en el que no solo consideraba que era una palabra correctamente formada, sino que, dada su extensión, no era necesario entrecomillarla ni escribirla en cursiva. Y más recientemente, en 2020, la propia RAE dictaminaba en su servicio de consultas que el acrónimo construido con piezas de información e intoxicación se documenta en sus bancos de datos. Y también daba el visto bueno al verbo correspondiente, infoxicar.

El neologismo tiene autor, Alfons Cornella, especialista en gestión de la información, que lo acuñó en 1999 en una conferencia titulada "Cómo sobrevivir a la infoxicación". Un término exportable a EE.UU., en donde la FOX es fuente de infoxicación y de desinformación, otro neologísmo que parece reciente, pero no lo es tanto. Está en el diccionario de la RAE desde 1992, junto al verbo desinformar. Años más tarde se popularizaron las fake news, otro neologismo innecesariamente importado, porque desde 1936 ya teníamos en nuestro diccionario la palabra bulo, "información falsa propalada con alguna intención", dice la definición académica, "con alguna perversa intención", cabría añadir. Una palabra que nos llegó, posiblemente, del caló "bul", que nombra de forma precisa lo que es una fake news: una porquería.