Naufragio
La palabra llegó del término latino naufragium, que sería una forma sincopada de navifragium, es decir, una nave rota, porque frangere, en latín, significaba romper, partir
La palabra del día | Naufragio
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Madrid
Todos sabemos lo que es un naufragio: la pérdida, el hundimiento de una embarcación. En la entrada del primer diccionario, hace tres siglos, esta palabra se refería solo a embarcaciones hundidas en el mar, pero más tarde nombró el hundimiento en cualquier agua navegable, sea río o lago. Ya desde esa primera entrada los académicos registraron su uso metafórico y así un naufragio es, también, una gran pérdida, desgracia o desastre en cualquier ámbito: sea una empresa, un negocio o un programa de radio o televisión los que se vayan a pique. La palabra llegó del término latino naufragium, que sería una forma sincopada de navifragium, es decir, una nave rota, porque frangere, en latín, significaba romper, partir.
La raíz latina navis alumbró términos como navegación y navegante. Y la raíz griega, muy semejante, naus, nos permite hoy nombrar a todo tipo de navegantes, nautas, que los griegos ni pudieron imaginar, aeronautas, astronautas e internautas. Del naufragio brotó la palabra náufrago, que nombraba en principio a lo que se perdía en un naufragio y, más tarde, pasó a nombrar también a la persona que sufría un naufragio. Y se consideraba náufrago también a "un monstruoso pescado que en las indias llaman tiburón". Esa acepción aún la encontramos flotando en el diccionario, pero como un término en desuso, un náufrago lingüístico, podríamos decir...