La foto negra de la nieve en las montañas españolas
La situación en nuestras cumbres más emblemáticas por la falta de nieve es dramática. Y los datos que recogen las estaciones científicas desperdigadas por todo nuestro territorio dejan claro que es una tendencia que, además, se está acelerando
Montañas sin nieve, glaciares en peligro: la dramática situación de las cumbres españolas
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"Hace frío, hace sol, y no hay ni un copo de nieve", dice Agustín Sandoval, aficionado a la meteorología en Duruelo de la Sierra, a 1200 metros de altura en los picos de Urbión. En una semana marcada por las temperaturas bajo cero en toda España, hablamos con científicos especializados en nieve y con testigos directos de la imagen sombría de nuestras montañas más emblemáticas desde hace años. Apenas hay nieve donde antes la había, la cota cada vez sube más y paisajes que han sido reclamo turístico y reserva de agua se están quedando desiertos.
En los Pirineos, los últimos glaciares del sur de Europa están en peligro inminente de desaparición. En Sierra Nevada, el "almacén de nieve" que supone toda la que hay almacenada en la montaña ha disminuido tan drásticamente que ahora mismo hay menos de un tercio de lo que había en 1970, tras las copiosas nevadas de aquel año. En los picos de Urbión, en Soria, en un punto clave porque es el nacimiento del uno de los mayores ríos de España, el Duero "apenas hay parches de nieve en el suelo", según las personas que han pasado por allí estos días. Y en la sierra de Guadarrama, en Madrid, con la frecuencia de las heladas y nevadas decreciendo año tras año, la nieve dura cada vez menos en el suelo.
Viajamos a los cuatro puntos, para ver cómo explican los científicos qué está ocurriendo en cada uno de ellos.
Pirineos: La muerte de los últimos glaciares al sur de Europa
Comenzamos nuestro viaje en los glaciares más famosos de los Pirineos. Nacho López Moreno, del Instituto Pirenaico de Ecología del CSIC, es muy pesimista sobre el futuro de estas masas de hielo que son las últimas de este tipo que quedan tan al sur en Europa.
"El clima del Pirineo ya no es compatible con ellos", afirma el experto que vaticina que "si todo sigue igual desaparecerán en menos de 15 años". Los glaciares han ido menguando en el último siglo pero han sufrido una pérdida más acelerada en las últimas décadas. En 2023, la superficie "glaciarizada" era de 143,2 hectáreas. Puede parecer mucho, 140 campos de fútbol. La realidad es que representa una pérdida del 40 % de superficie respecto a una medición anterior. Lo dramático es que esa anterior medición es de hace solo tres años. El ritmo de desaparición es endiablado. Y, por supuesto, mucho más rápido que en la década anterior.
Dice López Moreno que "el calentamiento global, especialmente desde 1955, ha provocado una drástica reducción de estos glaciares". Los tres glaciares más emblemáticos de la zona —Infiernos, Monte Perdido y Aneto— han experimentado una pérdida de hielo entre tres y cuatro veces superior a la registrada en décadas pasadas.
Sierra Nevada: el declive lento del manto blanco
Continuamos en Sierra Nevada, en Granada, donde el cambio climático también ha dejado enormemente huella profunda. Los vecinos nos recuerdan cómo "en 1995 desaparecieron los últimos vestigios de nuestro último glaciar que estaba bajo el Veleta". La enorme sierra granadina actúa como un gran almacén de agua para toda la zona. Así que no estamos hablando sólo de un paisaje bonito detrás de la majestuosa Alhambra. Es también agua para abastecimiento humano, agrícola e industrial.
La realidad es que Sierra Nevada cada vez está menos nevada: ha visto disminuir de forma increíble la cantidad de nieve que albergan sus laderas. Según Javier Herrero Lantarón, hidrólogo especializado en nieve del Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada, "el volumen de nieve almacenado ha disminuido a un ritmo de 8 hectómetros cúbicos por década desde 1970".
Con ese dato quizás no se entienda la dimensión del problema: Lo intentamos de nuevo buscando el dato más reciente de una gran "temporada" de nieves. Elegimos 1970. Entonces, Sierra Nevada almacenaba unos 170 hectómetros cúbicos de nieve. En 2020, esa cifra se redujo a solo 50. Y en los últimos tres años hasta hoy, el volumen es todavía más bajo. En una gráfica que nos enseña Herrero Lantarón vemos como los "dientes de sierra" -nevada, deshielo, y otra vez nevada- cada vez son más pequeños. Y así año tras año. El experto explica que esta reducción "se debe a una combinación de muchísimos factores" pero si los resumimos rápidamente son dos muy sencillos: "cada vez llueve menos y las temperaturas son más altas".
Además, el impacto es muy evidente en la estación de esquí de Sierra Nevada, que cuenta históricamente con 112 kilómetros esquiables. Son muchas temporadas ya en las que apenas logra abrir 10, 20 o 30 kilómetros. Este año, de hecho, hay polémica porque la Junta de Andalucía y la empresa que gestiona la estación han solicitado permisos para duplicar la cantidad de agua que quieren extraer del río Monachil para destinarla a los cañones de nieve artificial. El presidente Moreno Bonilla argumenta "que el agua utilizada retorna al río tras el deshielo". No es cierto. Entre un 10 y un 20% de la nieve que expulsan los cañones se sublima, se evapora y no vuelve al río. Es un equilibrio imposible.
Los picos de Urbión: el nacimiento del río Duero no tiene nieve
Son, tradicionalmente, una reserva de nieve no solo para el nacimiento del río Duero, que llega hasta Portugal atravesando toda la península, sino también para todas las zonas de sus alrededores: desde el agua que se bebe, hasta la que riega los campos, pasando por la que usa la industria. Esta zona montañosa también está viendo como la falta de nieve es un fenómeno que empieza a ser tendencia en los últimos años. No hemos localizado estudios científicos oficiales que monitoricen el problema con la nieve en esta zona, pero sí hemos hablado con Agustín Sandoval, meteorólogo aficionado, que lleva años observando el fenómeno desde su estación en Duruelo de la Sierra, situada a 1.200 metros de altitud.
Sandoval nos ha contado que "en los últimos inviernos las nevadas han sido mucho más escasas". Habla de una cantidad de nieve "ridícula". Sigue habiendo allí temperaturas extremadamente bajas pero la combinación de lluvias con temperaturas más altas de lo habitual cada vez está elevando la cota de nieve haciéndola superar los más de 2000 metros de la zona del macizo de Urbión. Otra zona más con pequeños parches de nieve dispersos y muy pobres en lugar de los enormes mantos blancos que eran habituales.
La Sierra de Madrid: un invierno cada vez más cálido
Nuestro recorrido termina en la Sierra de Guadarrama, en Madrid. Hablamos con Luis Durán, profesor de física de la tierra en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de un grupo de investigación sobre nieve y meteorología de este centro. Antes, miramos la sierra desde la terraza de la radio: no hay ni una gota de nieve. No es que los glaciares se hayan retirado, como en los Pirineos, no es que la cota de nieve haya subido, como en Sierra Nevada. Simplemente, es que este año no hay nieve. Solo la hemos visto dos veces -y de forma muy escasa- esta temporada.
Durán lleva a cabo modelos meteorológicos sobre la sierra madrileña y confirma que la tendencia es clara. "En los últimos 100 años, sobre todo a partir de los años 80, la sierra ha perdido 2,2 días de helada cada década y un día de nevada cada diez años",explica. Los datos de Navacerrada son realmente alarmantes. Hasta los años 80, la media de días de helada era, aproximadamente, 150 al año. Entre 2000 y 2020, esa cifra se redujo a, apenas, 120 días. Durán llama la atención sobre el hecho de que "ya no es solo el problema de que nieve menos sino también el hecho de que la nieve se mantiene en el suelo durante menos tiempo debido al cambio climático.
Javier Ruiz Martínez
Redactor de temas de sociedad, ciencia e innovación en la SER. Trabajo en el mejor trabajo del mundo:...