El giro de las falsificaciones de lujo: “Hay gente pagando 1.000 euros por un bolso que saben que es falso”

Bulgaria es el primer país de la Unión Europea en la compra de falsificaciones de manera intencionada. Pero lo curioso es, que en esa lista, España se sitúa en segundo lugar. Esto es un dato relevante porque el impacto económico de esta práctica es mayúsculo. Las falsificaciones, solo en nuestro país, generan una pérdida de más de 5.700 millones de euros al año, y la industria de la confección, la más afectada por esta actividad, pierde cerca 12.000 millones de euros todos los años.

El auge de las falsificaciones ha provocado que los productores de objetos falsos hayan perfeccionado sus técnicas, hasta el punto que resulta difícil identificar que una pieza no es original. El policía José Ignacia García, explica a la periodista Sonia Ballesteros el nivel de detalle que han alcanzado a desarrollar: "Falsifican incluso la presentación del reloj cuando le llega cliente. Se toman la molestia de darle números de serie. Al usuario, si le llega esto, perfectamente podría entender que es un producto original", explicaba.

Además, en los últimos años, se ha experimentado un aumento en el perfil de consumir del mercado de falsificaciones de lujo. "Gente que reputacionalmente tiene un estatus propio y si llevara un producto falsificado de buena calidad, nadie se iba a cuestionar que lo que lleva es falso", explica el inspector jefe de la sección de delitos contra la propiedad intelectual, José Luis Gómez.

Las organizaciones criminales trabajan para adaptar sus falsificaciones a este perfil de usuario que busca "buena calidad" en los productos falsos. El inspector identifica que hay un tipo de consumir que "va a showrooms donde realmente te están vendiendo productos falsos y paga 1.000 euros por un bolso". Gómez señala el papel que juegan las redes sociales y los influencers para divulgar y promover este tipo de consumo. "Es un problema a nivel educacional y social de todo el mundo. No deberíamos fomentar eso porque vamos en contra de nuestra economía y sobre todo de la creatividad y de la industria", sentenciaba el inspector.