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No tires el café: los científicos descubren un nuevo uso en un campo realmente sorprendentemente

Una investigación encuentra una utilidad revolucionaria para los posos usados

Café / Wachiwit

Café

Millones de personas se levantan cada mañana y en lo único que piensan es en hacerse un café. Hay quien dice que sin él no es capaz de activarse para arrancar la jornada con suficiente energía, además, también se ha convertido en una auténtica convención social en la que se organizan quedadas con amigos y familiares en torno a una taza de esta bebida. Así, entre sus numerosas variantes, tenemos el de toda la vida, que deja unos posos que normalmente van a la basura.

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Sin embargo, se ha demostrado que esos posos son bastante perjudiciales para el medioambiente. Al ir al contenedor de residuos, estos acaban en vertederos y se contribuye así a las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente por su composición que hace que se emitan algunos como el metano, teniendo un impacto negativo que, se estima, es 21 veces mayor que el del dióxido de carbono. Parece una locura, pero estas son las evidencias que manejan los investigadores.

Con estos datos encima de la mesa, los científicos han tenido que buscar una manera de poder reciclar estos residuos y han dado con la clave, dándole un uso absolutamente increíble que se antoja como revolucionario en un sector de suma importancia. Un estudio publicado en Journal of Cleaner Production certificó que los restos de café pueden ser procesados y reutilizados para incorporarlos a las actividades de la construcción.

Restos de café

Restos de café / PamWalker68

Restos de café

Restos de café / PamWalker68

Café, pirólisis y biocarbón

Al parecer, a través de estos residuos se podría conseguir un material que puede reemplazar parcialmente a la arena dándole una forma más compacta al hormigón. ¿Cómo? pues tratando los posos de café a través de un proceso llamado pirólisis, que consiste en calentarlos en un ambiente libre de oxígeno a temperaturas de 350 °C o más para que estos se conviertan en biocarbón. Este es un material poroso y rico en carbono que es capaz de reemplazar hasta un 15% de la arena usada para hacer cemento.

De hecho, según los datos que manejan en la investigación, no solo es una manera de ahorro en arena, sino que dota de una mayor resistencia a la compresión de las estructuras, en concreto, un aumento del 29,3% en comparación con la forma de elaboración normal. De esta forma, apuntan tres factores clave que hacen del 350CBC (nombre que se le ha dado a esta forma) una solución revolucionaria:

  • Unión mejorada. Interacción más eficaz con la mezcla de hormigón, haciéndola más robusta.
  • Refuerzo estructural. La porosidad del biocarbón fomenta una mejor penetración del cemento, fortaleciendo la mezcla.
  • Curado interno. Los poros del biocarbón acumulan agua que se va se liberando gradualmente, mejorando el curado.

Como vemos, la porosidad es clave, por lo que apuntan que es importante que la temperatura a la que se tratan los posos de café no superen los 500 grados, pues a partir de ahí se estropean y se consigue un material de estructura más quebradiza. Quién nos iba a decir que ese producto que solemos tirar a diario a la basura en nuestras casas puede ayudar a hacer más. La ciencia siempre nos sorprende, habría que recordarlo más a menudo.

 
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