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Médico

En 1899, médica ya nombraba por derecho propio a aquellas doctoras pioneras. La lengua, como la enfermedad, a veces tiene remedio

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Madrid

En este rincón de las palabras hemos hablado de muchos médicos cuyos apellidos acabaron siendo epónimos y nombraron las enfermedades que descubrieron o describieron: Párkinson, Asperger, Down, Kaposi, Alzheimer... Pero nunca habíamos buceado en la palabra médico. Y ya era hora de entrar en esta consulta. La palabra viene del latín medicus, que a su vez nace del verbo mederi, cuidar. Una raíz que es fácil detectar en la medicina y el medicamento, pero también en el remedio y la meditación. Todo eso nos llegó del latín, mientras del griego, de dos médicos griegos, tenemos el juramento hipocrático, de Hipócrates, y el sinónimo galeno.

Es uno de tantos. También nos referimos a los médicos como doctor o facultativo, en la parte buena. Porque en la mala, que también hay médicos mejorables, tenemos en las consultas y en el diccionario mediquillos, medicuchos, medicastros y, cómo no, matasanos. Desde hace siglo y medio tenemos además médicas, que llegaron al diccionario antes que a los hospitales.

A finales del XVIII encontramos el femenino en varios diccionarios. Al de la RAE llegó en 1869, trece años antes de que las primeras médicas españolas, Dolors Aleu y Martina Castells, obtuvieran su licenciatura en 1882. Y es que aquella primera médica que se coló en el diccionario no nombraba a la mujer dedicada a la medicina, sino a la mujer del médico. Fueron rápidos los académicos en esta ocasión: en el siguiente diccionario, 1899, médica ya nombraba por derecho propio a aquellas doctoras pioneras. La lengua, como la enfermedad, a veces tiene remedio.

 
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