El Barça firma una manita ante el Real Madrid en la final de la Supercopa (2-5) y consigue el primer título de la era Flick
Exhibición del Barça de Flick, que fue muy superior hasta la expulsión de Szczesny
No habían pasado cuatro minutos de partidos cuando Kylian Mbappé rompió la final de la Supercopa de España. El FC Barcelona, a lomos de Lamine Yamal, llegaba a la portería del Real Madrid. Hasta en dos ocasiones se tuvo que hacer enorme Thibaut Courtois para evitar el gol de los azulgranas. Pero cuando El Clásico ya empezaba a tomar el mismo aroma que tuvo el pasado octubre, cuando los de Flick ganaron 0-4 en el Santiago Bernabéu, apareció el talento de Bondy, otra vez en una gran cita, para poner patas arriba la final de la Supercopa de España.
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Vinicius robó la pelota a Casadó en el balcón del área propia y lanzó a Mbappé. A partir de ahí, el galo lo hizo todo. Recorrió más de medio campo dejando rivales a su espalda y, cuando llegó a la frontal del área defendida por el polaco Szczesny, fijó a Balde, le rompió tras una bicicleta y disparó cruzado para adelantar al Real Madrid en el estadio King Abdullah de Yeda. Fue un espejismo.
El gol fue un mazazo para el Barça, pero no apagó su ímpetu. Y fue Lamine Yamal quién aceptó el reto de Mbappé. En el 21' de la primera mitad, cuando parecía que el partido caía un poco en revoluciones, una descarga maravillosa de Robert Lewandowski puso al joven canterano con espacio a la espalda de Ferland Mendy. Recibió, se quitó a Tchouameni de delante con un amago y rubricó la jugada con un pase a la red made in Messi ante el que nada pudo hacer Thibaut Courtois. Palabras mayores.
Tras reiniciar el tanteo, el Barça siguió con su plan. El equipo de Flick se instaló en campo rival. Y en un balón lateral pasada la media hora, Camavinga cometió un error que, VAR mediante, supuso el 1-2. Gavi controló de pecho y el francés, que llegaba tarde a la acción, puso los tacos de su boda izquierda en el muslo de jugador del Barça. No lo apreció Gil Manzano en directo, pero sí Iglesias Villanueva en la sala VOR. Robert Lewandowski no perdonó.
La remontada noqueó al equipo de Ancelotti, y el Barça, conocedor de que al Real Madrid hay que intentar mandarlo a la lona cuando tiene baja la defensa, le golpeó dos veces más. La primera, dos minutos después del gol de Lewandowski. Koundé recibió cerca de la línea del centro del campo totalmente libre de marca. Ante la falta de oposición, el lateral se sacó un gran centro al espacio que había a la espalda de Tchouameni y Lucas Vázquez. Ahí emergió el brasileño, uno de los nombres propios del Barça de Flick, que cabeceó a la red haciendo inútil la estirada de Courtois.
Pero la cosa no quedó ahí. En el último minuto de los nueve que añadió Gil Manzano a la primera mitad, y tras un corner a favor del Real Madrid, Alejandro Balde puso el 1-4. La jugada resumió bien lo sucedido en la primera mitad en Yeda. Con los dos centrales en el área de Szczesny, Camavinga sacó en corto, Rodrygo quiso jugar con Valverde... pero la falta de tensión en el pase permitió que Lamine Yamal anticipase el envío. Hasta cinco futbolistas culés hicieron el amago de salir lanzados al área rival. Lamine se la dio a Raphinha, tocado por una varita, que hizo un quiebro de tacón a Fede Valverde y después puso la pelota a Balde para que, a placer, pusiese el 1-4. Un colofón perfecto para una primera parte primorosa de los azulgranas.
No hubo épica del Real Madrid en la segunda mitad
La reanudación no fue mejor para el Real Madrid. Apenas habían pasado 120 segundos del segundo acto y el el equipo de Ancelotti volvió a hacer gala de su fragilidad defensiva. Al Barça le bastó con cuatro pases —los que necesitó desde el saque de puerta de de Szczesny hasta dejar solo a Raphinha— para poner el 1-5. Ahí acabó el vendaval culé, porque en el 56', otra vez mediante el VAR, Szczesny dejó al Barça con unos menos. Mbappé encaró al polaco, que derribó al francés fuera del área. Gil Manzano, en primera instancia, no pitó nada y amonestó a Vinicius por protestar. Iglesias Villanueva corrigió su decisión y mandó al vestuario a Szczesny y al banquillo a Lamine Yamal.
La resolución de la falta, además, parecía una llamada a la épica del Real Madrid. Ya con Iñaki Peña en portería, Rodrygo puso el 2-5 de falta directa, pero fue un espejismo. Ni con un jugador más sobre el terreno de juego hubo arrebato ofensivo de los blancos, en el que solo Kylian Mbappé dejó algún destello. Una mano de Peña a disparo del francés puso el colofón a un duelo que supone la decimoquinta Supercopa de España para el FC Barcelona y el primer título de la era Hansi Flick en Can Barça.
Fernando Rodríguez
Coordinador del área digital de deportes de Cadena SER desde 2021. Previamente, estuve casi siete años...