"Me quedé paralizado en la cama": Manuel Jabois rememora su experiencia sobrenatural en casa

Madrid

La cena de los idiotés está de vuelta con cinco nuevos dilemas de lo más complejos. ¿Serías capaz de comerte un perro si fuera tu única forma de volver a comer carne en tu vida? ¿Despedirías a un amigo de toda la vida si vieras que su rendimiento está lastrando de tu empresa? Una semana más, Aimar Bretos y sus invitados e invitadas se han sentado a cenar sobre una misma mesa para enfrentarse a situaciones de lo más complejas de las que han tenido que salir como buenamente han podido. En esta ocasión, el programa ha contado con Manuel Jabois y Ángeles Caballero, colaboradores habituales del formato, con el cómico Miguel Esteban y con la actriz Marta Nieto.

Y lo cierto es que han salido a la luz reflexiones de lo más interesantes sobre temas sobre los que nunca llegaríamos a hablar al considerarlos tabú. En uno de estos dilemas, concretamente en el de Marta Nieto, la mesa ha abordado el tema de la superstición y el espiritismo: "Sois una mujer empresaria que tiene una hija de ocho años que está pasando una mala racha. Lleva como un año y medio en el que la vida no le funciona. A la niña no le va bien en el cole, no termina de entenderse con sus amigas, no presta mucha atención. Por otro lado, la madre tampoco avanza, no encuentra a nadie con quien generar vínculos y la echan del trabajo. Entonces lleva como un año y medio con la vida de espaldas. No termina de arrancar nada. Y le llega una amiga de toda la vida y le recomienda que visite a una mujer para que le quite el mal de ojo".

El dilema de Marta Nieto

A partir de ese momento, la vida empieza de la mujer empieza a fluir, tal y como explica Marta Nieto: "La niña empieza a estar mejor en el cole, ella conoce a una persona... y le ofrecen un trabajazo. Un trabajo que quiere mogollón. Pero la mujer que le ha estado ayudando con el mal de ojo le pide que no lo coja. ¿Serías capaz de renunciar a la oferta de trabajo de tus sueños por recomendación de la mujer?". Después de escuchar las opiniones de algunos comensales, Manuel Jabois ha reconocido que ha visitado a varios médiums a lo largo de su vida para la última novela que escribió: "Alguna de ellas me contó cosas obre mí que no le había pedido. Y clavó bastantes cosas. Me vio llegar y me dijo que siempre ponía una vela cuando llega alguien, pero te he visto llegar y con lo que me has transmitido te voy a poner dos".

De hecho, el periodista reconoce que no le gustó nada que comenzara a hablarle sobre cosas que le iban a pasar en el futuro: "Me dijo cosas sobre el futuro y llegué a enfadarme porque me generó preocupaciones que no quería tener. Luego con el tiempo se demostró que había algún problema con el que acertó". En ese momento, Aimar Bretos llegaba a la conclusión de que la mujer había conseguido sugestionarle, pero Jabois le explicaba que no le había pasado a él: "No tenía que ver conmigo, ella me dijo que iba a haber un problema con alguien de mi familia. Yo le dije que no me contara sus mierdas, pero sí que tuvo problemas. No fue un problema excesivamente grande, pero lo pensé. No creo, pero tampoco sé muy bien qué es lo que creo y no creo. He escuchado muchos casos".

"No hay ninguna explicación"

No obstante, Manuel Jabois ha llegado a la conclusión de que nunca visitaría a alguien para que le ayudara a descubrir el futuro: "Prefiero vivir el presente. Si me hablan sobre el futuro entraría en un mundo en el que no controlaría nada y dependería de terceros y no me gustaría estar condicionado a fuerzas externas". Todo ello para, a continuación, hablar acerca de la experiencia sobrenatural que vivió en su anterior casa: "Hubo un estruendo terrible en casa, de que se está cayendo la casa. Me quedé paralizado en la cama pensando que se estaba cayendo el edificio, pero no se estaba cayendo".

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En ese momento, cuando todo parecía haber parado, volvió un estruendo durante 30 o 40 segundos que le dejó sin palabras: "Fueron 30 o 40 segundos de cosas cayéndose a lo loco y salí al pasillo aterrorizado diciendo de dónde viene todo esto y vi la puerta de mi estudio cerrada, que jamás la había visto cerrada". Después de abrirla, el periodista comprobó que todo estaba en su sitio salvo una cosa: "La abrí y estaba todo intacto. Solo se había caído un cuadrito a varios metros de distancia, pero es que no había ninguna corriente que pudiera haber desplazado tanto ese cuadro. No hay ninguna explicación".